matrimonio -Rusia y tú-

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Y estaba de vuelta en el cuarto, no dure, ya que tenía unas clases de educación sobre la familia rusa y sus tradiciones.

La familia rusa es una familia poderosa y respetada por el mundo, es una familia que debe llevar una disciplina estricta, o eso es lo que se puede ver.

Mientras me siento y espero al tutor de mis clases, juego con un lápiz que tengo en la mesita de estudio.

Estoy tan concentrada en el lápiz que la repentina voz de un hombre me hizo sobresaltar, y hacer que el lápiz salga disparado.

—no fue mi intención asustarte— dijo mientras sostenía el lápiz con sus dedos. —no pensé que fueras buena en lanzamiento —me extendió el lápiz—

—perdon, está tan sumergida en mis pensamientos— recibí el lápiz —… ¿Usted será mi tutor?

—asi es, me llamo Maxim Petrov, un gusto conocerla señorita Johnson— se podía ver qué era un hombre educado, responsable y alegre

—el gusto es mío — le sonreí —vamos a iniciar las clases—

—esa actitud me gusta.. vamos—

. . .

Las semanas transcurrieron, todos los día tenía clase con Maxim, el siempre tan alegre a la hora de enseñar, tomábamos clases de literatura, lengua, económico, historia, comida, educación imperial, entre otros.

orita estaba tomando clases de baile, si, de baile, algo estúpido para la gente normal, pero para la familia real de Rusia es algo que tienen que saber desde que nacen.

Ya lo dominaba bien, pero hoy, lo estaba practicando con un vestido y tacones, para ver si ya lo domino de todo.

Por último el movimiento donde se tiene que alzar la pierna dejándola ver atravesó de una abertura del vestido.

—al parecer está más que lista Señorita— su mano dejo de sostener mi pierna y nos reincorporamos —fue un gusto tenerte como alumna— su mano tomo la mía, depositando un bese en el.

—lo mismo digo, Maxim—

—el abuelo pidió que fuera al palacio Catalina— le informe a mi secretario —quiero que muevas mis citas para otro día.

—sí señor—

Salí de la presidencia, afuera me esperaba la limosina y los guardias.

Fue largo el camino al palacio de Catalina, exactamente fueron 7 horas de viaje.
El abuelo Siempre me ha tenido en sus planes, pero está vez el haberme dicho que tendré un compromiso arreglado, ya es demasiado.
Lo peor aquí, es que es mi abuelo y no puedo negarme a sus órdenes.

Al llegar al palacio ví a los guardias del palacio hacer una fila a los lados, para luego hacer una reverencia.

—Bienvenido señor Rusia—

Camine hasta llegar a la habitación de ámbar, es uno de los tesoros del mundo que los humanos de ahora no saben de su existencia, mi abuelo les hizo creer que ya no existía.

Seguí con mi camino hasta llegar a la puerta de la habitación, abrí de ella con facilidad.

Adentro solo estaba mi abuelo.

—abuelo— hice una reverencia

—mi querido nieto— en la habitación había unos sofás hechos de ámbar en sus materiales sólidos —se que ya te enteraste el porque está aquí, y responderé todas tus preguntas — me señaló el sofá enfrente de el —toma asiento mientras llega nuestra invitada— acate sus Órdenes y me senté.

— ¿Porque creaste un matrimonio? —

—uno es viejo y en cualquier momento de este mundo se va— me extendió unos papeles —aqui está todo lo que quieres saber, lo que investigaste de ella está incompleto.

La plática termino cuando la puerta fue abierta dejando ver a la joven prometida con un vestido corto azul y tacones negros.

— señor IR — hizo una reverencia ante el señor de ya avanzada edad

—ven querida — la mujer hizo caso omiso y se sentó a un lado de el — Como te comenté anteriormente, mi nieto es quien se casará contigo — la mujer miro hacia al frente encontrándose con esos ojos azules y cabellera blanca.

—joven Rusia, es un gusto estar comprometida con usted—

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