Corazones Envenenados.

¿Donde me estan llevando?

4 años después

Cuatro años...

Cuatro largos años, en donde ser libre y poder respirar sin ser observada ya no era posible, no hubo ningún hombre de India que la pudiera poseer, ni tampoco la muerte llego a ella, sino que cayo en los ojos del demonio. No había vuelta atrás, ni nada que pudiera detener la obsesión que se estaba desarrollando hacia ella. Eligieron el destino de Scarleth, eligieron como iba a vivir, eligieron por ella, sin importarles los gritos, las súplicas, las lagrimas que ella derramo para poder salir de aquel bucle en donde solo existía la maldad.

Los primeros tres años de su secuestro, estuvo completamente aislada del mundo, la mantuvieron en una celda que se encontraba en Tokio, en donde nadie la encontraría, y lo lograron, después de búsquedas en todas partes del mundo, no la encontraron, ni una pista.

Al segundo año de su desaparición los Dämonen planearon el hallazgo del cuerpo de su víctima, mandaron a buscar a la mujer más parecida a Scarleth y le causaron su muerte, la quemaron de pies a cabeza, para que sea casi imposible identificar el cuerpo. Lograron su cometido, los padres de Scarleth Bonnet se quedaron con un cuerpo que no le pertenecía a su hija, un cuerpo de una mujer soltera que se hacia cargo de dos niños en California.

Se habían quitado un peso de encima, pero de igual manera no se mantenían tranquilos ni mucho menos confiados, no iban a dejarla salir al momento de la noticia.

En el día de hoy, el cuerpo de Scarleth Bonnet; hija de agentes importantes del FBI, es hallado en el río Klamath, su cuerpo está notablemente quemado y no hay ningún rastro de cabello, la chica que hoy en dia tendria 18 años, fue encontrada con una nota, que no se nos permitió el acceso a leerle. Suponemos que viene de parte de " El Escorpión", el hombre más buscado de nuestro continente, como ya es de conocimiento público, los padres de la víctima asesinaron a la madre de Kerr Gianniotti. Sospechamos que fue una venganza hacia los agentes, pero no tenemos información clara, los mantendremos al tanto de nuevas noticias.

Ya era de conocimiento publico.

Oficialmente, Scarleth Bonnet estaba muerta ante los ojos del mundo, todos la recordaran como la primogénita de los mejores agentes del FBI. Sus padres no quisieron hacer un velorio, decidieron despedir a su hija de manera privada, y con tan solo 9 invitados. Estaban completamente rotos, sin su hija, sin la persona que los levantaba día a día, es más difícil seguir cuando tu motor ya se rompió y sabes que no se podrá reparar jamás.

Cuando se cumplió un año del hallazgo del cuerpo de Scarleth, los Dämonen decidieron conversar sobre la futura vida de su damnificada, ninguno de los tres quería que ella siguiera encerrada, unas inevitables ganas de probarla estaban saliendo a flote. La adolescente de casi 16 años que habían secuestrado, se había convertido en una joven muy sensual, una mujer que con su belleza podría perturbar a cualquier, haría que todos se volvieran locos con el simple hecho de divisarle. Y es que sus ojos celestes y su rostro divino eran dignos de venerar.

Alonso estaba completamente loco por probarla, se imaginaba cualquier escenario con ella, en donde el hacia el papel de verdugo y ella estaba completamente a su disposición. Queria volverla su juguete, su presa, su mascota, anhelaba volverla suya y poder probar cada extremo de ella. Él lo volvería posible tarde o temprano, era su objetivo principal, era su desesperación.

Mientras tanto Alessandro, sólo la consideraba un hermoso estorbo, estaba cansado de lidiar con ella, no podía pasar el resto de su vida cuidando de una chica que solo le generaba rabia. Cuando la veía a los ojos, podía ver a la madre de Scarleth, la agente que le quitó la vida a su abuela. El rencor era tanto, que cada vez que la veía, abusaba psicológicamente de ella, mostrándole fotos de personas que parecían sus padres, las cuales estaban en estado de descomposición, le hacía creer que ella estaba sola en el mundo. Disfrutaba verla llorar y ver como ella se iba desgastando de a poco.