Capítulo 3

71 25 112
                                    

Encuentro Sobrenatural

Con el paso del tiempo las cosas fueron empeorando, y los castigos cambiaron a peor...

-¡Arrodíllate! -ordenó un día Padre envuelto en una furia incontrolada.

Mucho más asustada que en otras ocasiones, obedecí sumisa, pues me habían educado a no cuestionar nada y obedecer sin reservas a mi cruel progenitor.

-Pa-dre...-logré susurrar mirando hacia el suelo mientras temerosa de su ira, obedecía su mandato.

-¡Cállate! ¡Cállate! ¡Maldita! -vociferó Padre atacado de una ira desmesurada mientras volviendo el rostro hacia mi malvada institutriz le rugió:

-¡Señorita Hills...Traígame la regla!

Mis hombros temblaban sin control, no entendía lo que iba a suceder, o más bien, no quería entenderlo, no todavía...

-¡Margaret! Inclínate hacia adelante, mejor aún...ponte de rodillas y posa las manos sobre el suelo-

-Pa-Padreee ...-logré articular muerta de miedo.

-¡Las palmas de las manos sobre el suelo! ¡Obedece!

La señorita Hill sonreía con satisfacción mientras le ofrecía a Padre su gruesa regla de madera, éste la agarró con ansias sin dejar de mirarme con desprecio.

Supliqué, lloré, incluso apelé a su misericordia, pero por supuesto de nada sirvió...

-¡Obedece Margaret! ¡Ponte de rodillas con las palmas en el suelo! ¡No te vas a librar del castigo!-ordenó la señorita Hills con severidad.

El llanto me impedía respirar con facilidad,... desde el suelo, les miré una última vez albergando el milagro de su perdón, pero los rostros de crueldad que me observaban respondieron con negación a mi súplica.

Cerré los ojos con miedo mientras mis rodillas, a la vez que mis manos abiertas, se posaban en la enorme alfombra de la biblioteca, de un modo que mi trasero quedaba expuesto frente a ellos. No tardé en escuchar la risilla estridente de la señorita Hills.

-¡Tu te lo has buscado! -me gritó mientras sus huesudas manos, me levantan con premura la falda del vestido, dejando a la vista mis enaguas; quise revolverme, pero Padre me abofeteó, y sin saber por qué me quedé inmóvil mientras el llanto explosionaba sin control.

-¡Margaret! ¿Piensas obedecerme? -preguntaba Padre a medida que me golpeaba con la regla de la diabólica señorita Hills, una y otra y otra vez...con desmesurada violencia...sin apenas darme la opción de contestar...

-Excelente... -exclamaba con alegría la señorita Hills.

Mis gritos y gimoteos no les sirvieron como respuesta,... Padre continuaba golpeándome con la regla y la señorita Hills no cesaba de soltar su insoportable sonrisilla; el dolor, la humillación, la soledad y la desesperanza germinaron en mi interior a medida que Padre continuaba su cruel castigo.

Creo que desfallecí en varias ocasiones, pero en ningún momento cesaron los golpes, hasta que el reloj de pared anunció las cuatro de la tarde y en ése preciso momento se detuvo.

-Es hora de una buena taza de té...-comentó como si tal cosa- Tu castigo, Margaret, me ha abierto el apetito, -Y dirigiéndose a mi horrible institutriz, añadió: -Me acompaña, señorita Hills, lo tomaremos en el jardín.

Me dejaron gimoteando sobre la alfombra con las enaguas ensangrentadas,...

Antes de abandonar la biblioteca, me advirtieron de que nadie debía de enterarse del castigo que me habían infringido, pues las represalias serian mucho peor.

Fin del capítulo 3

¿Qué pensáis del Padre? ¿Y de la señorita Hills?

(SI TE ESTÁ GUSTANDO LA HISTORIA NO OLVIDES VOTAR Y TAMBIÉN COMENTAR...SERÍA DE MUCHA AYUDA PARA MI, ¡GRACIAS!)

Encuentro SobrenaturalWhere stories live. Discover now