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No... n-no!

E-ESTO NO ESTÁ PASANDO.

Ajá, esos fueron los pensamientos de mi cerebro el día en el que comencé a experimentar sentimientos... ¿extraños?
Déjenme recapitular un poco (bastante) para que puedan entrar en contexto.

Todo pasó hace poco más de un año. Realmente no me considero alguien muy extrovertida, de muchas amistades, o que sepa expresarse libremente al público, vaya... una "friki" en pocas palabras.

Mientras otras chicas tenían en mente buscar las ropas de la mejor marca posible, los perfumes más caros y autos de lujo... yo buscaba hacer una marca en el mundo de... ehhh...los videojuegos.

Lo sé, suena estúpido, ajá, pero realmente siento que es una idea revolucionaria. El hecho de que consideren que las mujeres dan asco en los videojuegos es algo que me saca bastante de quicio, y sé que se tiene este perjuicio tanto en la actualidad, como desde que tengo memoria.

Remontándome a un poco más a mi infancia, recuerdo las navidades como las peores de mi vida, ya que nunca recibía nada interesante.
Mientras mis hermanos recibían las consolas del año, drones, camiones, y cualquier variedad de juguetes a control remoto... ¿yo? yo me quedaba con las cocinitas de juguete, peluches y las barbies.

O sea, no saben la envidia que le tenía a esos dos mocosos. (Exclamó la "mayor" de los hermanos JAJAJA!)

Poco a poco, en lo que fui creciendo, mis padres se dieron cuenta de lo mucho que odiaba sus regalos de navidad, supongo se debió a que fui dejando las famosas muñequitas en mis estantes llenas de polvo y sin un solo uso.

Me interesaba más lo que había del otro lado... ¿Qué sería? Ah! Videojuegos.

Aún puedo recordar los clásicos que tenía la ps1, siendo Mario Bros 3 uno de mis videojuegos favoritos y al que más tiempo dediqué, además de toda la franquicia de Mario, desde que tengo memoria.

Literalmente podía estar horas y horas pegada a ese televisor sin cansancio alguno. Encontrando secretos dentro de los diferentes videojuegos que tenían mis hermanos, completándolos al cien por ciento, sacando las mejores puntuaciones, etc.

Realmente lo hacía a un punto en el que me satisfacía el hecho de "sacarle el jugo" a los videojuegos, e incluso podría llegar a considerarlo como una adicción o un tipo de "TOC", realmente era algo que me obsesionaba y no podía quedarme tranquila hasta cumplir mi objetivo.

Poco tiempo después, finalmente mis padres comprendieron que nunca me iban a interesar las "típicas" cosas de niñas. Y finalmente me tomaron en cuenta en los regalos interesantes, pudiendo recibir mi primer dron a los 7 años, y algo que jamás olvidaré, será la primera computadora de escritorio que compraron para mis hermanos y yo. Era una completa novedad para nosotros ya que nunca habíamos tenido una, solo llegamos a verlas más que nada en casas ajenas y de vez en cuando, cuando nuestros padres nos dejaban ir a los locales de internet que habían, los cuales estaban relativamente lejos del barrio, así que prácticamente no teníamos mucho conocimiento sobre la novedad.

— ¡¿Quién quiere probarla primero?! — dijo mi padre con un toque de entusiasmo, mientras mis hermanos y yo estábamos al borde de la pelea.

— YO! YOOO! YOO! — gritábamos al mismo tiempo, realmente queríamos probar la nueva computadora.

— Jajaja! Está bien, está bien, tranquilos! — dijo mi padre — ¿Por qué no comienzas tú Nay? — me preguntó señalándome.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

— E-ENSERIO??!?! — pregunté gritando casi en lagrimas.

Ustedes no lo entienden... pero el hecho de que por fin me tomen en cuenta en algo como esto, realmente marcó parte de mí cuando era pequeña, por fin me sentía aceptada por mi propia familia, por fin sabían y comprendían que era algo que me gustaba y disfrutaba de hacer, poder jugar videojuegos, tal y como lo hacían mis hermanos mayores.

Y así fue, poco a poco fuimos comprendiendo la funcionalidad de la computadora, y con un poco de ayuda profesional, logramos instalar algunos videojuegos que habíamos visto en internet.

Pero, lamentablemente no todo podía ser felicidad.

Fuimos creciendo, pero poco a poco mis hermanos fueron madurando y dejando a la computadora y los videojuegos de lado. Decidiendo dedicarse más a los estudios, trabajos, etc. Realmente me dolió esta faceta de sus vidas ya que eran no solo mis hermanos, sino mis compañeros de videojuegos, con los que podía pasar horas jugando, compartiendo y divirtiéndonos, a veces incluso puteandonos los unos a los otros sobre lo malos que éramos, pero el punto es que realmente pasábamos mucho tiempo juntos y me había acostumbrado bastante a ellos y su compañía.

El punto importante sobre todo esto es que al no tener a mi hermanos para hacerme compañía en los videojuegos, tuve que recurrir a la idea de jugar con mis "compañeros" de la secundaria.

Fueron tiempos extraños, ya que ninguno de mis compañeros tenía conocimiento o idea alguna de que yo jugara videojuegos, y realmente me gustaba que se mantenga así, no me gustaba la idea de que me miren raro, ya que siempre comentaban que esas eran cosas de hombres, y yo no me sentía nada cómoda con esas ideas y/o pensamientos.

Fue a los dieciséis años cuando finalmente se reveló mi "secreto", una estúpida fiesta del curso a la que mi mamá se ofreció a dar casa.
Obviamente se trataba de adolescentes, y obviamente iban a estar de escurridizos por toda la casa. Al parecer uno de ellos notó el gabinete de la computadora, la cual al punto de apenas ser utilizada (solo por mí), ya estaba personalizada con algunos stickers con mi nombre y otros dibujos que me gustaban.

Después de ese fin de semana, volvimos a clases, y como era de esperarse, llegaron los comentarios sobre mi secretito.

Algunos de mis compañeros rodearon mi asiento antes de empezar la clase y comenzaron con sus babosadas.

— Así que... ¿sos una chica "gamer"? JAJAJAJAJAJAJA — decía uno de mis compañeros a carcajadas.

— Pfff JAJA! Seguro es muuuy buena — comentaban sarcásticamente.

— Siii! Seguramente solo lo hace para llamar la atención JAJAJAJAJAJAJA — decían entre risas.

Finalmente me sacaron de mis casillas, pero decidí no explotar y mantenerme serena ante sus burlas.

— Digan lo que quieran, son mis gustos y yo decido qué hacer o qué no. — comenté indiferente mientras seguía viendo mi feed de facebook.

Acto seguido uno de mis compañeros me arrebató el teléfono y lo tiró al suelo.

— ¿Qué te pasa imbécil? — levanté un poco la voz mientras seguía sentada y lo observaba con una mirada de querer asesinarlo.

— ¿Te crees mejor que nosotros? — comentó el "líder" de su estúpida manada.

— Y si sí, ¿qué? — le dije desafiante y con la misma mirada amenazante.

Me abofeteó con bastante fuerza, al punto de dejarme casi inconsciente e incapaz de hacer algo al respecto.

— Pruébalo y te dejaremos en paz, niñita rara. — dijo con un tono de superioridad y burlesco a la vez.

Me dejó en la mesa un papelito con sus nombres de usuario en un juego de peleas online, y se fueron riendo sin decir más.

HTTP ERROR 404: No pudimos encontrar el URL solicitado "/amor".Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon