Capítulo 13 (Final)

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—¿Qué haces aquí?

Kuroo preguntó confundido. Kenma dedujo que seguía llorando. Era demasiado sentimental.

Suspiró.

—Necesito hablar contigo.

—Pasa, entonces.

Se hizo a un lado. Kenma entró a la casa temblando, realmente asustado. Se sentó en el sofá y Kuroo, sin realmente entender la situación, cerró la puerta y llegó a su lado.

—¿Estás bien?

Preguntó para romper el silencio. Kenma asintió, echando un mechón de su cabello hacia atrás. Parecía demasiado nervioso.

—Sí, solamente que estoy pensando cómo decirte todo lo que te quiero decir —explicó con la mirada en el suelo. Kuroo asintió lentamente—. Es demasiado y no quiero lastimarte más.

—Estoy acostumbrado a sufrir, así que solo dilo.

Se encogió de hombros. Kenma soltó una risa falsa.

—Vamos, dime qué pasa.

Kuroo lucía realmente tranquilo aunque también tenía miedo. Kenma notó su ansiedad al ver cómo jugaba con sus dedos.

—Siento que... —respiró hondo—. Siento que deberíamos alejarnos.

Los ojos de Kuroo se confundieron al instante. Kenma lo miró apenado, encontrándose con la tristeza manchando su rostro.

—¿Qué? —preguntó en un hilo de voz. Kenma asintió—. ¿Alejarnos? ¿Otra vez? —Su pregunta sonó con dolor—. ¿Perderte una vez más?

—No, escúchame —Kenma tomó sus manos. Kuroo las miró como si estuvieran quemándose y se alejó—. No me perderás porque nunca me tuviste y necesito que lo entiendas.

—L-lo hago, Kenma, pero-

—Escúchame —repitió. Kuroo soltó un sollozo repentino—. No es bueno para ti sufrir tanto por mí y tampoco es bueno para mí estar cerca tuyo y sentirme tan mal —dijo rápidamente—. No es bueno esto, Kuro. No lo es.

—Pero no puedo dejarte ir todavía —sollozó. Kenma asintió.

—Sí puedes —Su voz se quebró. Dolía como el infierno—. Sí puedes y lo harás. Tienes que hacerlo.

Kuroo negó, encogiéndose en su lugar. Kenma se acercó otra vez, tomando su cuello y obligando al pelinegro a mirarlo. Su mirada rota, sus lágrimas cayendo por sus mejillas. La tristeza retratada puramente en su rostro partió su corazón en mil pedazos y por un segundo Kenma pensó en retractarse pero sabía que esta era la única solución a todo.

—Es lo mejor para los dos pero especialmente para ti —dijo suave. Kuroo negó—. Eres un chico increíble y nunca te lo dije porque soy un imbécil pero eres increíble. Eres hermoso, atractivo, tienes facciones y una personalidad que llaman la atención de todo el mundo.

—Pero no la tuya.

—Pero la de alguien más sí. Y sabes que es verdad —acarició sus mejillas. Kuroo llevó sus manos suavemente sobre las suyas—. Déjame ir, por favor.

—Pero es que te amo tanto.

—Lo sé —Lo miró negando—. Pero no puede pasar nada entre nosotros y por eso debemos alejarnos. No quiero que sufras más, Kuro.

—Pero será definitivo y no estoy preparado para eso.

—Lo sé pero debes hacerlo. En algún momento tus sentimientos se irán, te lo juro.

—No me jures eso —cerró sus ojos, acariciando sus manos—. Cualquier cosa menos eso.

—Quiero jurarte una cosa más —susurró—. Pero mírame.

Second Chance | KurokenWhere stories live. Discover now