Capítulo 6

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Es un día de mierda.

Nada le sale bien y Kuroo no tiene la suficiente energía como para seguir adelante. Solo quiere llegar a casa, hacerse un gusano de mantas y fundirse en la oscuridad de su habitación. Quiere llorar pero no puede, quiere gritar pero teme que las almohadas no acallen su sufrimiento y quiere un abrazo pero no le gustaría pedirlo directamente.

Hay mucha confusión y angustia en la cabeza de Kuroo. Y todo por culpa de la misma persona.

Intercambiando mensajes con Bokuto, quien se encuentra en el otro lado de la ciudad comprando cosas para Akaashi, quien no puede por estar haciendo cuidando niños. Kuroo intenta distraerse con él y lo logra, pero lo malo es que su amigo le responde de a ratos por estar ocupado. Entonces se queda sin distracción momentánea y su cabeza comienza a funcionar otra vez.

Camina hasta llegar al ascensor, chocándose con el costado de este por estar distraído. Se avergüenza a pesar de estar solo y alza la mirada para entrar.

Pero eso causa que el cansancio recaiga sobre sus hombros. Kuroo suspira y entra al elevador, sintiendo ansiedad de que Kenma esté en el otro costado, con la mirada clavada en su teléfono.

Aún así, sintiendo sus ojeras caer por su rostro, Kuroo intenta concentrarse en cualquier cosa excepto en el chico a su lado. Juega con sus dedos, observa la cámara del elevador, luego los botones y piensa qué más puede hacer en ese viaje infernal. Se siente muy ansioso.

—¿Te puedes calmar?

La voz de Kenma lo asusta, pero se congela en su lugar y mira directamente en dirección a la puerta, rogando que el tiempo pase más rápido de lo normal. Pero es inútil, el universo lo odia.

Han pasado solos cuatro días desde su primera y última conversación. Kuroo quiere hablar con él, quiere decirle todo y sacarse todas las dudas posibles; él es así. Él necesita que Kenma lo escuche para dormir tranquilo porque se exaspera muy rápido y sin embargo, no puede hacerlo por temor a molestarlo o incomodarlo.

Y por eso mismo, no se puede calmar.

Manda todo a la mierda por un segundo y vuelve a ser el impulsivo de siempre. Se gira para mirarlo, exasperándose de solo ver a Kenma con su teléfono.

—¿Por qué eres así?

Se siente aliviado después de preguntar. Kenma suspira y lo mira claramente cansado. Siempre parece estarlo.

—¿Así cómo?

—¡Así...! Finges que no estás enojado conmigo, finges que-

—¿Quién dijo que no estoy enojado contigo?

El ceño fruncido de Kenma hace que cierre la boca. Es una mirada molesta y él se siente intimidado y pequeño, incluso aunque le saque una cabeza al menor.

Pero de todos modos se siente enojado de todos modos. Y eso no aleja, para nada, la impulsividad del pelinegro.

—¿Quién te entiende?

Termina preguntando confundido. Kenma regresa su vista al teléfono.

—Estamos hablando porque tú quieres.

—Eres tan odioso.

—Te gusto igual, ¿no?

Suena desinteresado. Kuroo ruega al universo por paciencia.

—También eres insoportable.

Y regresa la vista al frente.

—Eso no responde mi pregunta —Kenma canturrea.

—Sí, ¡me gustas!

Lo vuelve a mirar. El teñido alza la mirada sorprendido.

—¿Por qué preguntas si ya lo sabes?

Pareciera que la respuesta y la pregunta atontaron a Kenma. Su cerebro dejó de funcionar por los cortos segundos en los que se miraron.

—Incluso...

Pero aún así y sin saber de dónde, vuelve a decir algo:

—¿Incluso después de dos años?

A llegado un punto de su vida donde Kuroo, al momento de decir cosas como esas, ya no tiene vergüenza. Por lo tanto, ni siquiera tiembla cuando responde.

—Sí, incluso después de dos años.

Y como si fuera una película cliché, las puertas del elevador se abren, acabando, por fin, la conversación tan incómoda. Kuroo, esta vez, no espera que el chico conteste y simplemente se va, desapareciendo en el pasillo del lugar, ignorando la mirada preocupada de Kenma sobre él.

Por eso mismo, el teñido logra que el pelinegro sea el tema de conversación principal esa misma noche. Fue a buscar a uno de sus mejores amigos al departamento y luego partieron directamente a un bar en una parte muy recurrida de la ciudad. Son tres estudiantes sentados en una mesa redonda, con tragos y aperitivos salados.

—Parece la típica trama de una serie —Acotó uno.

—Romántica... ¡Quizás el universo quieren que estén juntos!

Kenma suspira y da otro trago a su bebida. No es fanático del alcohol pero con todo lo que está pasando últimamente en su vida...

—No digan tonterías —Suspiró—. Por más que el universo lo quiera, no estaré con Kuroo. Tiene más contras que cosas positivas.

—O sea que lo has pensado —Su amigo lo codeó divertido—. A parte, ¿qué puede tener ese chico de malo? Recuerdo que era un amor cuando estaba contigo en la escuela.

—Ese es el problema —Kenma observa su vaso—. Kuroo siempre me sobreprotegió y actuó bien ante mí. Si yo daba una opinión, el idiota me apoyaba siempre... A menos que fuera algo que iba contra su personalidad salvaje —Explica pensativo—. No seríamos buenos como pareja, él es muy...

—Tonto —Acotó su otro amigo—. ¡Pero lo digo de buena forma! Es como el personaje de la película que es muy tonto por amor —Alza sus cejas. Kenma asiente—. Y tú... tú ni sabes decir que quieres a alguien.

—Oye —Se queja, golpeándolo. El chico ríe.

—¿Pero ni siquiera te gustaría darle una oportunidad? En serio parece un chico muy lindo...

—No me veo con Kuroo en ningún momento de mi vida. Ni siquiera me imagino besándolo —Alzó sus cejas, sincero—. Siempre lo he visto como un amigo.

—Quizás es eso.

—¿Qué?

—Quizás solo extrañas a tu amigo —Se encogió de hombros—. Tú también estuviste un poco afectado después de lo que pasó entre ustedes. Quizás empezar de cero ahora que son más grandes y por lo tanto, maduraron un poco más, les haría bien a los dos.

Sonaba bien pero Kenma recordó que Kuroo ni siquiera lo vio como un amigo estos últimos años y apretó sus labios negando.

—Mejor hablemos de otra cosa.




































***

BuenasSSS

lamento la tardanza

qué les pareció el cap?

qué piensan de Kenma?

Nos vemos!

tkm tkm tkm

Second Chance | KurokenWhere stories live. Discover now