Capítulo 10

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—¿Quisieras salir conmigo?

A veces la gente hace cosas sin pensar y aunque esas tengas consecuencias (negativas o positivas), recién lo piensan cuando están en aprietos.

Y Kenma está en ese momento, solo que su mente ha reaccionado más rápido de lo normal y se arrepiente de sus decisiones al terminar de preguntarle a Kuroo si quiere salir con él.

El ataque de celos fue suficiente por todo el día y al final de clases, se dirigió a su salón y lo invitó a salir con rostro serio. Tiene un mal sabor en la boca y se enoja inconscientemente con el pelinegro cuando este lo mira atontado y no le responde al instante.

—¿Kuroo?

—Sí, o sea... O sea sí pero, ¿por qué?

Su desconcierto lo hace querer suspirar, más Kenma solo aprieta sus labios, desvía la mirada y se encoge de hombros.

—Porque sí —Se limita a responder—. El... sábado, a las ocho.

—Está bien.

—Sí, eso. Adiós.

La manera en la que Kenma termina huyendo hace que Kuroo sonría como un tonto enamorado, ignorando lo estúpido que se siente.

La noche de la cita es fría y Kuroo siente sus manos heladas, pero soporta cualquier clima con tal de tener a Kenma a su lado.

Comen y charlan gracias a Kenma, quien, aunque esté nervioso, le habla para no ponerse peor y Kuroo se siente demasiado tímido. Puede ser extrovertido y energético pero cuando se trata de Kenma, es todo lo contrario.

Y a Kenma le causa ternura como desvía la mirada y responde cortamente, jugando con sus manos.

Luego de cenar llegan a un parque. Hay humedad en el ambiente y pareciera que está lloviznando, pero solo son ellos y sus nervios.

—¿Quién era el chico con el que estabas en el pasillo tomado de la mano?

Kenma preguntó sin preámbulos, con Kuroo sentado a su lado en un banco. Probablemente son los únicos tarados sentados en un parque con el frío y la humedad que hay.

—Akaashi, el novio de Bokuto —Sonrió—. ¿Por qué?

Kenma se avergüenza al instante y desvía la mirada, robándole una risa al mayor.

—Déjame...

Un extraño silencio se forma. Kenma no diría que es cómodo pero tampoco diría que le causa ansiedad.

Escucha a Kuroo suspirar después de un largo tiempo y lo mira, encontrándose con su perfil y su mirada perdida en el cielo: De alguna forma, siempre supo que el mayor amaba todo lo relacionado con las constelaciones y el cielo oscuro de las noches frías.

Eso lo hacía amarlo un poco más. Kuroo era tan distinto a cualquier persona que siempre lo sorprendía: Sus pensamientos inmaduros, su forma de expresarse con algunos balbuceos de por medio y su manera de admirar el cielo. Eran cosas que no conocía que alguien podía llegar a hacer y tampoco se sorprendía tanto de que ese alguien, fuera Kuroo.

Apretó sus labios, ahogando la sonrisa triste que quería formarse.

Kuroo era un chico increíble, tenía realmente un corazón de oro y lo comprobó cuando, después de dos años, seguía amando a Kenma. Seguía sintiendo las mismas imaginarias mariposas en su estómago por alguien que lo hirió lo suficiente como para sacarlo por completo de su vida. Pero aún así el destino fue caprichoso y lo volvió a acercar a él.

Y Kenma se siente mal por eso; un sabor peor que amargo en su boca.

—Lo siento —susurró. Kuroo lo miró y le sonrió suavemente.

—Yo igual.

Y ahora, en aquella fría y húmeda noche, las estrellas fueron las únicas testigos, además de ellos, de cómo se miraron.

Los ojos de Kuroo brillaban incluso siendo tan oscuros. Y Kenma lo miró tragando saliva, acercándose lentamente a él. La tensión se había clavado en el ambiente a pesar de estar al aire libre.

Cuando la mano de Kenma llegó a la nuca de Kuroo, respiró sobre él, encontrándose con sus labios y delineándolos con su dedo índice.

—¿Estos son los labios que siempre quisiste probar?

Susurró, mirándolo a los ojos. Kenma no supo a quién le dirigió esa oración, porque ahora todo era más que confuso.

Y cuando lo besa, gime sobre sus labios porque la sensación es más que increíble. Y sabe que a Kuroo le gustó porque correspondió, olvidándose también del pasado.

Kenma no es el mejor besando, pocas veces lo ha hecho en su vida y según recuerda, la última vez que besó a alguien fue en preparatoria, antes de su histórica pelea con Kuroo.

Cuando jadea sobre sus labios, siente que es más que demasiado. La mano de Kuroo en su cintura no ayuda en nada.

Entonces cuando se separan porque hay demasiadas sensaciones saliendo a flote, Kenma se encuentra con la mirada tan bonita de Kuroo. Lo único que puede hacer es cerrar sus ojos con fuerza e inconscientemente, golpear sin fuerza sus hombros, robándole una risa al chico que limpia sus labios dulcemente. Ese toque hace que el rostro de Kenma arda más de lo que ya está ardiendo.

—¿Estás bien? —pregunta enternecido.

Kenma niega, abriendo sus ojos y desviando la mirada.

—Me voy.

Se levantó de repente, con su corazón queriendo salir de su pecho para llegar a los brazos de Kuroo.

—¿Qué? Ni se te ocurra —Kuroo tomó su brazo, tirando de él. Kenma lloriqueó.

—Déjame, ¡estoy muy avergonzado!

Kuroo rió y negó, levantándose para, de un tirón, acercarlo a él e intentar besarlo. Kenma claramente se negó, poniendo sus manos en el rostro del contrario y alejándolo.

—¡Tetsuro! —se quejó con una sonrisa. Kuroo rió y se alejó.

—Como mínimo déjame acompañarte a tu casa.

—¡Claro que-

Los labios de Kuroo lo interrumpieron abruptamente. Kenma jadeó otra vez y se rindió, correspondiendo porque, en situaciones como estas y con un hombre como Kuroo, él es débil.

Y siguen así hasta que llegan a la casa del teñido, despidiéndose con un beso porque la situación ya está lo suficientemente arruinada como para no aprovecharla.






















***

HOLAAAAA

Qué les pareció el cap?

Qué piensan de la actitud de Kenma? 👀

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Chauuu

tkm tkm tkm

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