Lo siento, Te amo
Laila tenía muchos problemas, ese año escolar iba a hacer un desafío, con su ansiedad, su salud, sus secretos y malas amistades, ella sabía qué enamorarse, iba a hacer la gota, qué derramaría el vaso
Enamorarse de Thiago y su pasa...
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—Te volviste loco, Vámonos ya!—le reclamo Gabriel
—Si quieres irte puedes hacerlo, pero yo necesito al menos intentarlo—comenzó a vendarse las manos, ya en un rato subía al ring
—¿Vas a poder con todos? es peligroso
—En los torneos de taekwondo le gané a 11 chicos en 11 rondas seguidas, esto es parecido, oh eso creo
—No, no lo es, allí hay reglas, aquí no! y cuando peleabas con estos bastardos la mayoría de te daba una buena ronda, con suerte y les ganas, pero terminaras muy lastimado
—La cosa es ganar, me conviene ganar la mitad de las apuestas
—¡Debemos avisarle a los chicos—le quito el celular antes de que pudiera llamar a alguien—Oye!
—Ya es tarde Mauricio está en el quinto sueño y Thiago probablemente este teniendo algo de acción con Nicol—Gabriel rodó los ojos—así que no llames a nadie, de hecho ni siquiera les digas que volví a las peleas
—¿Y crees que Jeremy te guardara el secreto? Solo es cuestión de tiempo para que se enteren
—Ya veré que hago, pero no quiero que se enteren—suspiro—Entiéndeme, debo pagar la estancia de mi nana en el hospital, debo juntar para la renta y la colegiatura del colegio, y mi tío ya me llamo harto del banco, él me saco mis electrodomésticos, pero obviamente le tengo que dar el dinero para que pague las cuotas ¿Y hello? No he juntado lo suficiente dinero como para pagar
—Créeme que lo entiendo, pero no podemos buscar algo menos peligroso
—Lo siento es lo que hay
—Iván es tu turno—Entro uno de los entrenadores y se iba a retirar después de avisarle, pero lo llamaron nuevamente—¿Qué pasa?
—Joel entre nosotros ¿Con cuántos pelearé?
—Cerramos el ring a las 3:00AM y ya falta poco para eso, solo faltan 7 rondas, así que solo serán 7
—Oh fácil, Ok ahora subo—él asintió y se retiró e Iván se quitó su chaqueta, su cadenita y solo se quedó con el buso y una camiseta cómoda
—Se que no crees en Dios, pero rezaré para que no mates a nadie—Gabriel se sobó su cien, no muy convencido de esto, apenas salieron, había demasiado jóvenes como señores adultos en las tribunas, todos dispuestos apostar por el que creían mejor
Ivan no iba a negarlo, el ego se le subía tantito con esto, pues vio el número de los que apostaban y subía a cada minuto, la gente ya lo conocía, sabían que era bueno
—¿Listos?—¡Ambos asintieron—Peleen!
Y comenzaron, Iván rápidamente en el primer momento le dio una patada en el mentón derribando a su contrincante en el primer intento, claro que no se dejó vencer, el tipo se volvió a levantar, pero no duro mucho de pie, recibió un puñetazo en el estómago y una en la quijada asi que nuevamente en el suelo Ivan aprovecho en el patearlo repetidas veces en el estómago, aunque dejo de hacerlo en cuanto creyó que ya no se podría volver a levantar
