Ronald Araújo

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Vamos, Ronald.

- Deja de pelear con Araújo por Dios - me reprendió Raphina, chocando sus manos en el césped.

- Como si eso fuese posible - observé en la dirección que estaba mi "novio" qué hablaba con Sergi Roberto de no sé que cosas.

- ¿Ya le dijiste? - me preguntó y negué - Creo que lo haz ocultado mucho tiempo, Rye, sabes que tarde o temprano se dará cuenta.

- Nuestra relación cada día va más mal, Raphina, no le quiero decir, por que no sé cómo lo tome.

- Si es que Araújo es un buen chico.

- Pero...

- Pero nada, está viniendo hacia aquí.

- ¿Podemos irnos? - la voz molestosa de Ronald me tomaron por sorpresa.

Me despedí de los chicos y junto a Ronald abandoné la ciudad deportiva. El trayecto en el auto, fue como un funeral, todo absolutamente en silencio.

Cuando llegamos a casa, no se tomó la molestia de ignorarme y solo empezó con sus peleas.

- Dejaron dos de mis camisas favoritas en jabón para ropa de color.

- ¡Ya te dije que fue un error de lavandería! - grité - No iba a matarlos y a decirles que arreglaran un error cualquiera.

- Esta camisa no es cualquiera.

- ¡Tienes sientas iguales!

- Pero a mi me gusta esta.

- Entonces lleva tu ropa a lavar tu.

Molesta miré a otro lado. Mientras él se moría de enojo.

Sentí una punzada en la parte baja de mi estómago, así que preferí hacer la cena, ya que por su culpa no había podido comer en todo el día.

Mientras picaba un pimiento, sonó el celular, con la llamada que tanto esperaba de papá.

- Hola Rye, llamaba para saber como estabas y cuando vendrías a cenar con tu viejo padre.

- Papá, si tu sabes que Ronald a estado muy ocupado estos días. Ustedes aumentaron los ejercicios y el pobre llega cansado - mentí, si bien habían duplicado el entrenamiento, Ronald no le importaba y llegaba más fresco que una lechuga.

- Pero cuando estás aquí en el Camp nou puedes pasar por mi oficina.

- Vaya exagerado señor Laporta - me reí.

- Mi pequeña ya no ama a su papi.

- Claro que te amo papá, si te amo tanto como a mi vida.

- Te llamé por que mi corazón quería escuchar eso. Te llamo luego, linda, papá te ama como la primera vez.

- Yo también lo amo, señor Joan Laporta.

Papá colgó la llamada y otra vez me puse a picar los pimientos. Los pasos agitados de Ronald llamaron mi atención.

- Otro short planchado - rió irónico - Esto es el colmo.

Molesta cerré los ojos.

- ¡Te estoy hablando! - estrelló las palmas en la isla de la cocina sacándome un brinco de susto.

Molesto por que yo no prestaba atención a sus palabras, se fue y seguí con mi acción, hasta que la cena estuvo lista y fui a llamarlo.

- Ya la cena está lista, Ronald.

No escuché respuesta de su parte, pero aún así me dio igual y bajé a comer mientras lo esperaba. Los minutos siguientes, llegó con la cara contraída y se sentó frente a mi.

one shots - futbolistas Where stories live. Discover now