Capítulo XVIII: Como en la fábula del pastor

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Todos parecían mirarlo con repulsión. Mandy, Buzzete, Nita y sus demás compañeros de trabajo. Nadie parecía querer tratar con él; lo evitaban, lo ignoraban o solo le dirigían miradas despreciativas. La única persona que le hablaba era la propia Mandy, la cual se dirigía a él simplemente para darle órdenes, pero su voz denotaba un menosprecio e indiferencia que al pelirrojo le dolía. Por supuesto, también le había prohibido la entrada antes de las 7:00. Lo que menos quería era verle la cara.

Al principio, Chester aceptó este trato cabizbajo. "Me lo merezco, después de todo" se convencía a sí mismo con pesadumbre. Sin embargo, luego de algunos días, no pudo aguantar más. Se sentía realmente arrepentido e intentó disculparse con Mandy múltiples veces, pero ésta lo ignoraba. Chester no se rendía, hasta que finalmente Mandy le respondió un día mientras salían de la fábrica.

—¿Qué parte de "te odio" no te quedó clara? Déjame en paz —escuchar esas palabras de la chica que amaba lo herían profundamente.

—Mandy, escúchame, yo-

—Para ya —interrumpió en un tono firme—. Detente. No sigas, por favor —pedía cerrando los puños—. Ya obtuviste lo que querías.

El pelirrojo, a decir verdad, no entendía la parte de "obtener lo que quería".

—¿Lo que quería? No entiendo...

Esas palabras hicieron a Mandy enfurecerse todavía más. "¿Realmente le importaba tan poco como para preguntar semejante cosa? ¿Se está burlando de mí?" Pensaba mientras los ojos comenzaban a humedecérsele.

—¿No lo entiendes..? —decía la rubia, más que preguntándole a él, lamentándose al aire—. No me sorprende, siempre has sido un idiota y nada lo va a cambiar —enunciaba sin verlo a la cara. Continuó hablando, más que con Chester, consigo misma—. Fui una ilusa, debí de haberlo sabido desde el principio. Debí de haber supuesto que no habías cambiado para nada. Pero fui una tonta y caí otra vez en tus estúpidas bromas —luego, suspiró y se quedó frente a su casillero mirando al suelo—. Así que deja de fingir y para ya. Ahora déjame sola. —finalmente, el bufón se dio cuenta de lo que Mandy estaba diciendo.

—Entonces tú...

—SÍ IDIOTA, GANASTE, ME GUSTAS. ¿ES ESO LO QUE QUERÍAS? ¿QUE TE LO DIJERA? PUES BIEN: ME GUSTAS, ESTOY ENAMORADA DE TI —exclamó dándole un golpe a su casillero, haciendo que el sonido metálico hiciera eco en toda la fábrica—. Agh... —expresó al ver la abolladura de su puño en la puerta, lo que hizo que se tranquilizara un poco—. O al menos lo estaba —aclaró cerrando el casillero a la fuerza cuando hubo sacado sus cosas—. Toma tus cosas y vete. Ya voy a cerrar —anunciaba con indiferencia para luego ir a recoger las cosas de su escritorio.

Chester sintió su corazón terminar de hacerse pedazos. Mandy también había estado enamorada de él y lo arruinó por completo.

—Mandy, tú también me gustas... —admitió con sinceridad. Quería explicarle las cosas, pero la rubia ya no lo escuchó. Simplemente, creía que todo era una vil mentira, y siendo sinceros, la morena ya no tenía razones para creerle.

"Quizás si hubiera borrado los videos antes..." pero esa no era una opción, pensó. Después de todo, lo mínimo que tenía que hacer por Mandy era ser sincero si realmente le importaba. Una relación basada en una mentira no iba a durar mucho.

Con esto en mente, el muchacho comprendió que no iba a ser sencillo, incluso puede que Mandy nunca se lo perdone. Pero si había alguna esperanza de convencer a la rubia de que había cambiado y volver a conquisTar su corazón, iba a esforzarse por alcanzarla. Por el momento iba a darle su espacio.

Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)Where stories live. Discover now