Capítulo XVI: Lo siento

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—Hola, Chester, perdón por el retraso —enunciaba la rubia. Nuevamente, el pelirrojo quedó embelesado por Mandy: llevaba un vestido rojo corto y con escote en forma de corazón. Además, se había rizado un poco el cabello y se lo había recogido en un rodete, dejando los mechones delanteros sueltos.

—Te ves preciosa, Mandy —halagó el pelirrojo con una dulce sonrisa. Quiso besar el dorso de su mano caballerosamente, pero la chica la apartó. En ese momento, la recepcionista se dirigió a ellos.

—¿Mesa para dos? —interrogó de forma impasible.

—Sí, sí —expresó Chester algo avergonzado.

—¿A nombre de?

—Chester Cadbury.

La recepcionista revisó la lista de reservaciones. Luego de ver su nombre, los dejó pasar y un camarero los guió hasta su mesa, la cual estaba en el centro del restaurante. A Chester le hubiera gustado reservar un lugar en la terraza, pero cuando llamó ya estaban ocupados. De todas formas, el ambiente elegante y pulcro seguía estando ahí.

El pelirrojo acercó la silla para Mandy, y una vez se sentó, la acomodó acercándola a la mesa. Cuando se sentaron, la rubia fue la primera en hablar.

—¿Son para mí? —preguntó señalando el ramo de rosas. Chester había estado tan distraído que las olvidó por completo.

—¡Por supuesto! —expresó con una amplia sonrisa mientras le extendía el ramo gentilmente. Mandy lo tomó y lo observó por un momento para luego ponerlo en sus piernas.

—Gracias —respondió sin más. Los nervios del pelirrojo lo estaban haciendo sudar frío notando que Mandy no estaba tan animada como de costumbre. En ese momento se acercó el camarero que los había llevado a su mesa, esta vez con una libreta y bolígrafo en la mano.

—Buenas noches, soy Sebastián y seré su mesero esta noche. ¿Ya saben qué van a ordenar? —preguntaba amablemente. Chester miró el menú brevemente y luego se dirigió al camarero.

—Todavía no...

—Denos un momento, por favor —respondió la rubia más educadamente. El mesero asintió y se retiró. El restaurante contaba con música en vivo, y en el escenario había un músico guitarrista; de aspecto bonachón, escuálido y de baja estatura tocando una suave serenata. El ambiente estaba más que adecuado para ser romántico, pero algo no se sentía bien y Chester sabía qué era.

—Uhm... ¿Todo bien? —inquirió el pelirrojo con preocupación.

—Claro, ¿por qué no habría de estarlo? —contestó en un tono pasivo-agresivo.

—Te noto algo... Disgustada.

—¿Oh, de verdad? Bueno, quizás tú puedas decirme por qué.

El bufón comenzaba a ponerse cada vez más y más nervioso. "¿No le gustó el lugar? ¿Me vi muy intenso tratando de besar su mano? ¿Fue porque le dije 'preciosa'? ¿Hice alguna otra cosa que la haya molestado?" indagó el pelirrojo, tratando de buscar una razón para el estado de ánimo de Mandy hacia él. La rubia, más molesta todavía porque Chester parecía no tener idea de por qué estaba así, sacó su celular.

—¿Me puedes decir qué es esto? —interrogó poniéndole la pantalla en la cara. El bufón tuvo que hacerse un poco para atrás para ver con claridad. Escuchó su voz y luego vio su imagen reproduciéndose en un vídeo. No tardó en percatarse de qué estaba ocurriendo.

"¡Hola a todos! ¡Aquí JakeTrade777 en un nuevo video para el canal! En esta ocasión, se me ocurrió #LaBromaMásÉpica..." sonaba desde el aparato electrónico.

"¡No, no, no! ¡Esto no puede estar pasando!" pensaba para sí mismo mientras veía a su alrededor, notando que ya habían atraído algunas miradas curiosas. El video siguió reproduciéndose.

"...para darle una lección, voy a fingir estar enamorado de ella e intentar que caiga como mosca en la miel, ¡seguro que será muy interesante y quizás eso le enseñe a ser menos cascarrabias!". En ese momento la rubia pausó el video.

—¿Qué mierda te pasa? —interrogaba alzando más la voz mientras lo fulminaba con la mirada. Chester se sintió peor que cuando había tirado el frasco de productos varios, muchísimo peor. Sencillamente, el pelirrojo no tenía palabras para excusarse, solo se lamentaba profundamente.

—Mandy, lo sien-

—Cállate. No quiero escucharte —en ese momento se puso de pie, atrayendo todavía más la atención de los presentes. Su expresión furiosa ahora trataba de contener el llanto, pero fue inútil y las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas—. Te odio. Quédate con tus estúpidas rosas —exclamó mientras le lanzaba el ramo en el pecho y se marchaba con rapidez del lugar, llorando silenciosamente.

La escena había conmocionado tanto que la música se detuvo y dio paso a un silencio incómodo en todo el restaurante.

—Huy... —expresó el músico en voz baja.

Ahí estaba Chester, atónito mientras sostenía el ramo de rosas contra su pecho. Algunas de ellas se habían maltratado y sus pétalos cayeron al piso. Sebastián entonces se acercó a la mesa.

—Señor, debemos pedirle amablemente que se retire —expresó con sencillez. No podían permitirle seguir estando ahí por perturbar la paz de los demás comensales.

—No se preocupe... Ya me iba —respondió abatido mientras se levantaba de la mesa. Pagó las reservaciones y salió del restaurante con el ramo en mano. Camino a casa lo tiró en el primer bote de basura que encontró. Llegó a su hogar arrastrando los pies, por suerte su madre ya dormía. No quería que lo viera en ese estado tan deplorable.

Trató de ver algo en YouTube para olvidar lo ocurrido, pero en cuanto prendió su Wi-Fi, miles de notificaciones saltaron a la parte superior de su pantalla. No pudo evitar revisarlas y, para su desagradable sorpresa, su canal se había vuelto totalmente viral. Y no para bien, pues aunque todavía había gente que lo apoyaba, la mayoría eran comentarios de odio hacia él diciéndole que era un completo idiota insensible.

Aunque sabía que ya era muy tarde, pues algunos de sus videos ya habían sido resubidos, borró su contenido y su canal. LuEgo de eso apagó su celular, se acomodó en posición fetal y comenzó a sollozar.

—Lo siento mucho, Mandy. Tienes razón, todos la tienen. Soy un estúpido —se dijo a sí mismo. Llorar lo cansó tanto que acabó durmiendo.

Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)Where stories live. Discover now