Capítulo XII: Consejo

1.2K 79 12
                                    

Quizás solo debía de aceptarlo y ya. No dejaba de pensar en ella, en lo mucho que le gustaría verla sonreír y coquetearle. Quería besarla y decirle lo bonita que le parecía. Por supuesto, todo eso fue muy chocante al principio.

Mandy siempre había sido la "jefa malhumorada". Le hacía bromas muy particularmente a ella porque quería que se relajara más, pero parece que lo que hizo que se relajara fue la ausencia de éstas. "¿Quizás había comenzado con el pie izquierdo desde el principio?" "¿Mandy se encontraba todo el tiempo enojada por mi culpa?" fueron algunos de los dilemas que estuvieron rondando en la cabeza del pelirrojo durante varios días.

Mandy, por su parte, había estado notando que a Chester le pasaba algo. En otro tiempo eso no le hubiera importado, pero debido a la creciente amistad que tenía con el chico, ahora le provocaba malestar. Seguía llegando a la hora para ayudarla, pero se le veía desanimado. Cuando la rubia le preguntaba qué pasaba, el bufón sonreía y decía que todo estaba bien, pero en cuanto dejaba de mirarla su expresión volvía a decaer.

Así pasó alrededor de una semana. Mandy no sabía cómo acercarse a Chester de manera más asertiva, pues nunca había sido buena para tener charlas emocionales. Sin embargo, un día el humor del pelirrojo pareció mejorar súbitamente.

—¡Buenos días, Mandy! —saludó, esta vez con entusiasmo mientras lo dejaba pasar. La rubia no tenía ni idea de lo que pasaba, pero le daba gusto que estuviera mejor. De todos modos volvió a interrogarlo sobre si le había pasado algo.

—Buenos días Chester, te ves de mejor humor. ¿Pasó algo en los últimos días? —preguntó todavía preocupada.

—Ah, bueno, sí. Disculpa por haber estado tan desanimado, había estado pensando en algunas cosas —explicó, algo apenado—. Pero ya me encuentro mucho mejor. Creo que por fin pude aclarar todo.

Mandy seguía sin saber a que se refería Chester, pero se alegraba de que hubiera encontrado la paz mental de lo que sea que estuviera pasando. No quería entrar en detalles de momento, probablemente sería algo muy personal.

—Justo iba a decirte que si te sentías mal por algo te ausentaras, pero viendo que estás mejor, no tengo por qué —aclaró con una sonrisa ladeada. Ver a Chester de buen humor también le subió los ánimos. Iba a darse la vuelta para comenzar la rutina diaria, pero la voz de Chester la detuvo.

—Y... También quería decirte algo —dijo para llamar si atención. Su mirada parecía transmitir cierta preocupación, así que Mandy lo escuchó atentamente—. Quería disculparme por todas las bromas que te hice. No sabía que te afectaban de forma negativa, sabes, solo... Ahora entiendo por qué reaccionabas con tanto enojo por las bromas que te hacía. Supongo que yo era una gran molestia para ti —decía con voz quebradiza. Chester jamás se había disculPado por ninguna de sus bromas, y darse cuenta ahora de lo idiota que había sido lo hacía sentir como Mandy lo llamó aquella vez, "un niño inmaduro". Al escuchar sus disculpas, Mandy no pudo evitar sentirse conmovida.

—Oh, Chester... —dijo posando una mano en su hombro y mirándolo comprensivamente—. Agradezco mucho que te hayas disculpado. Es cierto, la verdad es que tus bromas nunca me agradaron... Pero lo importante es que te diste cuenta. Hay un límite de qué tan bromista puedes ser y tú lo sobrepasabas siempre. Quiero decir, a veces hacías cosas estúpidamente peligrosas y te ponías en riesgo a los demás y a ti mismo —luego de suspirar, continuó—. En fin, quiero decir que no sabes cuánto lo aprecio, y no tengo problemas en aceptar tu disculpa. ¡Vamos! —dijo dándole un codazo amistoso—, ya no pongas esa cara larga, no es propio de ti —animó con una sonrisa divertida.

Chester entonces volvió a sentir su corazón latir impetuosamente al ver a Mandy. Su cabello rubio como finos hilos de oro, su sonrisa aperlada, sus bellos ojos de topacio y su cálida piel color canela formaban la imagen de la chica ante él y no pudo evitar colorarse hasta las orejas. Realmente Mandy siempre había sido una chica muy linda, pero por alguna razón, cada día parecía hacerse todavía más bonita. El pelirrojo no sabría explicar la razón de esto, pero sea lo que sea, tenía que detenerse o el pobre chico sentía que iba a explotar.

Many A True Word Is Spoken In Jest (Chester×Mandy)Where stories live. Discover now