¿Qué significa una mirada?

6 0 0
                                    

No sé cómo pasó, no entiendo lo que sucedió, lo único que sí sé, es que sigo sin saber nada.

Recuerdo perfectamente el día que te conocí.

Llevabas tu uniforme, yo sería tu nuevo compañero. Tu mirada se posó en mí como la mirada de un niño que recibía el regalo que estuvo esperando.

Por supuesto, yo lo note. Pero para mis adentros, no comprendí lo que eso significaría.

Fuiste el primero en acercarse, en ser amable. Amabilidad. Eso pensé.

Por qué alguien como tú tendría algún tipo de interés en mí.

Tu: amable, educado, bien portado; yo: Salvaje, imprudente y loco.

Los días pasaron y tu mirada nunca dejó de buscarme en cada rincón donde yo ocultaba.

Una mirada que poco a poco empecé a buscar de la misma forma en la que tú buscabas la mía.

Mirada que para mí significaba cariño, deseo, pasión; mientras que para ti. Bueno no tengo respuesta a eso. Pero sería capaz de apostar que por esos instantes fugaces que duraban, significaban para ti lo mismo que para mí.

Luego llegó lo que nunca esperé, aquel día que nuestras manos se entrelazaron de una forma tan natural. Nuestros cuerpos respondían a nuestra propia pero oculta necesidad de tocarnos.

Recuerdo tu mirada, perdida, confundida, no sabías por qué habías hecho lo que habías hecho; yo por mi parte, no supe qué decir. Solo me aferre al calor de tus dedos entre los míos, no lo sentí extraño o incorrecto y sé que tú también lo sentiste así, pues respondiste de la misma forma.

Descansaste tu cabeza sobre mi hombro y no nos importó quién no viera, simplemente se sintió bien.

Pero luego de un momento tu realidad, una a la cual no se me tiene permitido entrar, me expulsó. Te soltaste, te fuiste y me alejaste.

El miedo de pronto se reflejó claro y firme en tus pupilas.

En ese momento, lo supe. No se te tiene permitido sentir algo más que aquello que se supone debes sentir.

Mientras que yo, anhelaba que dejaras salir eso que gritaba por escapar cada vez que me mirabas en la quietud de una lejanía autoimpuesta, que tus leves roces con mi cuerpo me decían que me querías cerca de ti.

Pero, por qué tu mirada me decía algo que tus acciones correspondían, pero que tus palabras lanzaban al suelo.

Por qué teniendo a una persona me buscabas a mí, por qué siendo quien eres te acercabas a este desastre.

No pudiendo permitirte sentir libremente. Me gusta pensar que yo era tu excusa para ser quien eres en tu interior.

Pero mientras que yo era tu salida, tú te volviste mi cárcel.

Sin planearlo o sin quererlo, esperaba tus visitas con pretextos tontos, pero sé que lo hacías para verme y pasar un rato junto a mí.

Anhelaba tus pequeños y fugaces roces, aunque mi piel ardiera con cada uno de ellos.

Tus bromas tontas que a veces ni yo mismo las entendía, pero las cuales no podía ignorar.

Tu olor que podía percibir a metros de distancia inundando mi ser, activando sensaciones que tendrían que estar bajo control.

Y ahora, qué significa una mirada esa que me sigues dando cuando nadie se da cuenta, esa que clavas directo a la mía cuando conversamos o esa que me das todas las mañanas cuando nos encontramos.

Quisiera saber, por qué una mirada que aunque sé es para mí nunca será mía de verdad. Quiero saber por qué cuando no está la extraño, quiero saber por qué la necesito para saber que estás bien.

Quiero saber qué significa una mirada que destruye y compone todo en mí, y aun así no sé cómo dejar ir.

Kelvin E. Lopez

Confesiones de una mente abandonadaWhere stories live. Discover now