Las palabras que nunca me atreví a decir

12 0 0
                                    

Quizás nunca leas esto, quizás nunca sepas que lo escribí pensando en ti, quizás nunca sepas que a pesar de que te dije mucho, nunca te dije lo suficiente.
Tú llegaste a mi vida, de la manera más repentina, más loca y más inesperada. Yo vivía sólo, divagando entre un vaivén de amistades que nunca llegué a saber si realmente me entendían. Pero sin darme cuenta me tope contigo, con esa energía que parecía ser más fuerte que la mía y que me obligaba a ser más de lo que ya era, con una sonrisa tan bella que lograba iluminar los rincones de mi corazón. Me diste tú mano y no me dijiste ven conmigo, me dijiste llévame a tú mundo. No fuiste egoísta, siempre compartiste lo que eras conmigo.
Yo nunca logré comprender que había hecho para creer merecer alguien como tú, y creo que nunca lo merecí. La vida a veces nos pone en nuestros caminos personas no para que nos acompañen si no para que nos enseñen. Tú siempre fuiste amable pero jamás débil, fuiste fuerte pero nunca prepotente, fuiste inteligente pero nunca dudaste. Tú fuiste quien me enseñó que existen más colores de los que se ven a simple vista, me enseñaste que se puede ser malo y bueno, cruel y bondadoso, terco pero orgulloso. Hoy por hoy me doy cuenta que si tuviste que alejarte no fue por mi, ni fue por ti. Nuestro tiempo juntos ya había acabado y lo único que lamento fue que jamás te dije, Gracias por cuidar de mi, gracias por abrirme los ojos y la mente a tantas cosas nuevas y sobre todo gracias por enseñarme que el tesoro más importante no es el tiempo que pasas con las personas, sino los momentos que compartes junto a ellas.

Por Kelvin E. Lopez

Confesiones de una mente abandonadaWhere stories live. Discover now