III. soledad angustiante

578 88 10
                                    

Un día después, cuando el equipo de Izuku tenía toda la mitad del trabajo terminada, les tocó la clase A.  Y si bien todos estarían en la biblioteca (era un lugar silencioso y lo suficientemente amplio como para que cada uno tomara a su persona y trabajara en un espacio cómodo y silencioso) Izuku sentía que debía sentir miedo.

Si bien Katsuki  estaba en esa clase, no tenía ninguna razón para ir tras él. ¡Estaban en una maldita escuela para héroes! Así que no debía de perder los estribos, Kacchan debía de saber controlarse y, por más que lo odie, no debería exteriorizar esos sentimientos, su reputación podía verse dañada.

Era más la memoria muscular que otra cosa, pensó Izuku. Pues por más que buscó dentro de sí la sensación de miedo, pánico, emoción, algo, sólo encontró un vacío.

Su persona de la clase A era Todoroki Shouto, un espécimen que, para Izuku, era bastante extraño. Al llegar, como pequeñas hormigas que trabajaban en sintonía, la clase E se esparció con soltura por el salón, dirigiéndose a su persona y apartándose hacia un lugar bueno. De forma distante alcanzó a escuchar el auténtico grito de Kacchan, enojado por alguna razón.

Buscó con la mirada a su persona, tenía la foto en un folder que se encontraba en su bandolera, de cualquier forma era una persona demasiado extraordinaria como para olvidar su aspecto. Lo miró en medio de todo, parado como una estatua, ¿Un espárrago...?

Con pequeños pasos se dirigió hacia el tipo, picando su antebrazo (que fue lo que alcanzó a tocar, de hecho) mientras le indicaba seguirlo hacia una banca más privada.

El tipo parecía alguien bastante introvertido como para ser hijo de un  héroe tan fanfarrón como lo era Endeavor. Pronto sacó su propio análisis con las preguntas de base y el lenguaje corporal del niño:
Odiaba a su padre, eso era lógico, ¿Un problema? No, todavía. Aunque sin duda representaría un riesgo grande al ser hijo de un héroe y que odie al héroe, estando también preparándose para ser un héroe. Extraño. Lo catalogaría por ahora como problemas paternales. El tipo sin duda no sabía socializar, podía ser algún transtorno, tal vez le dieran asco las personas, ¿Cómo se decía...?, ¿Misofobia? Lo investigará más tarde, sin dudas. Si no era un transtorno la otra razón podría ser que no sabía socializar porque nunca le enseñaron...

Una infancia dura, al parecer. Por momentos sus respuestas eran tan sin filtros que daba a pensar que, de hecho, ésta era su primer avez conversando con un desconocido.

Izuku siguió anotando. Interesante, muy interesante. El espectro psíquico de un héroe es toda una telaraña de tesoros y maleficios.¡Sectumsempra!

Las tres horas de regla que duraba aquel exhaustivo exámen se la pasaron bastante tranquilos. En algún momento Todoroki preguntó sobre si su quirk afectaba su mente, pues se estaba sintiendo adormilado. Sin levantar la vista, Izuku le respondió que no tenía quirk, que era un quirkless y Todoroki nomás pujó, sin decir otra cosa.

Agradecía profundamente que el quirk de la niña alta que había pedido a Katsuki  fuera el que era: creaba una barrera de silencio, podía jugar con el mismo sonido (aunque de forma leve) así que los posibles ruidos y gritos de Katsuki  se mantendrían en esa burbujita.

Sin darse cuenta, el horario terminó y, poco a poco sus compañeros salían, exhaustos, de sus lugares. Psicoanalizar te cansaba el cerebro. El peliverde se fue derechito a la máquina expendedora por un café con caramelo, sabía a más café que caramelo, pero el envase era bonito.

Antes, hizo una corta reverencia hacia Todoroki.

“Muchas gracias por su tiempo, Todoroki-kun. No se preocupe, por cierto. En pocos años será mayor de edad y no tendrá que soportar a su padre. ¡Ánimos, Todoroki-kun!, ¡Conviértete en el héroe que tú quieres ser! Tu padre no tendrá nada que ver con eso. Provecho.”

No era necesario que dijera aquello, pero, por algún motivo creía que el niño tímido necesitaba con urgencia esas palabras. Su charla sin duda fue extenuante. Uno de los maestros (no recordaba cuál) haría un exámen similar, pues no podían fiarse del análisis de unos niños que, si bien eran prodigios, seguían siendo niños y ellos eran una escuela excelente por varias razones. Debían verificar sus resultados (aunque sin analizar tanto a los estudiantes... Eso se lo dejaban a la clase E)

Al picar los botoncitos de la máquina expendedora, el olor ya tan conocido para su nariz (que se negaba a identificar cualquier olor) captó la nitroglicerina que tan metida estaba en su psique, pausando a medio camino su mano para coger su botella de café.

“Nerd.”




dandelions || tododeku/katsudeku Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon