Jin se encontraba sentado en el sofá viendo atentamente la televisión, desde que el moreno salió solo había hecho eso, de igual forma no tenía nada más para hacer y matar su aburrimiento.

—A mí no me dijeron que vendría de niñera —dijo la mujer encargada de la cocina entrando al salón—. Jeon no me dijo que tendría que pasar todo el día prácticamente cuidando cada movimiento que haga un estúpido niño. —Se sentó a un lado de Jin e inmediatamente arrebató el control remoto de las manos del rubio, quien un poco asustado por el brusco movimiento se separó un poco de la pelirroja.

—Eh, yo estaba viendo eso -se quejó el chico al ver como la mujer cambiaba de canal, más sin embargo su queja fue completamente ignorada, pues la mujer siguió presionando los botones del control remoto, buscando con desinterés algún programa que le llamara la atención—. Dije que yo estaba viendo eso —volvió a repetir alzando la voz un poco más esta vez.

—¿Y a mí qué? —preguntó la pelirroja dándole una mirada para nada amistosa—. Y cállate, ¿quieres? —Volvió a dirigir la mirada hacía la televisión.

—No es justo, yo llegué antes que usted —volvió a quejarse.

—¿Por qué mejor no subes a tu cuarto y te callas un momento? —Tomó a Jin por el brazo clavando sus uñas un poco largas en la piel del más joven y lo llevó hasta la base de las escaleras, donde lo soltó con brusquedad empujándolo un poco; Jin hubiera caído al piso de no ser porque hábilmente se sostuvo de la barandilla de la escalera.

La mujer se quedó mirando a Jin con los puños apretados como esperando a que el más joven obedeciera a lo que se le ordenaba.

—¿Qué es lo que esperas?—. Volvió a darle un leve empujón en el hombro.

Jin con los ojos llenos de lágrimas empezando a derramarse corrió hasta la habitación cerrando la puerta tras él. Aun con lágrimas saliendo de sus ojos, sentado en la cama observaba y acariciaba con suavidad las marcas rosáceas que el fuerte apretón había dejado como consecuencia en la sensible piel de su brazo.

Esa mujer no era una buena con él, y tenía que quedarse bajo su cuidado hasta que el señor Kim regresara. Al menos con el señor Kim cerca no se sentía en peligro, el señor Kim no se había atrevido a maltratarlo físicamente y esa mujer lo había hecho. 

Después de minutos su llanto se detuvo y fue al baño a buscar algo para los rojeces de su brazo. En unas de las gavetas encontró un pequeño botiquín, lo abrió y dentro vio un frasco de cristal con una especie de pomada contenida. Después de aplicar la pomada en su brazo volvió a la cama en donde terminó quedándose profundamente dormido. 

Cuando despertó ya la noche había llegado, la oscuridad que había fuera de la cabaña se podía ver a través de la ventana de cristal descubierta. Su estómago fue quien le recordó que la hora de comer ya había llegado; tenía hambre, pero no estaba seguro de bajar después de lo ocurrido esa misma tarde.

Con precaución bajó escalón por escalón, al terminar de bajar las escaleras pudo escuchar a la mujer hablando; parecía estar en una llamada telefónica. Acercándose en silencio y escuchando con atención se percató de que estaba hablando con el señor Kim. 

—Ahora está dormido, pero justo iba a despertarlo para darle su cena —habló la pelirroja desde el sofá con un cigarrillo en una de sus manos, su voz se escuchaba tan extrañamente amigable en ese momento; nada comparado con el tono de voz que había utilizado antes con Jin—. Cuando esté listo para regresar a la cama lo pondré en contacto con usted, ¿lo puedo llamar a este mismo número?

—¡Quiero hablar con el señor Kim!— Jin salió de su escondite y dijo en voz alta, sin embargo la mujer se levantó del sofá con rapidez haciendo una señal de silencio con su dedo, y con pasos largos se acercó peligrosamente al rubio, quien con temor retrocedía un paso cada que la mujer se acercaba. 

—¿Ese fue Jin?— La voz de Kim se pudo escuchar a través de la bocina. 

—No, señor Kim, le digo que está dormido, estoy moviendo algunas cosas en la cocina, eso fue lo que escuchó. —Para ese momento la pelirroja ya se encontraba presionado su mano con fuerza en la boca de Jin, impidiendo de esa forma que cualquier sonido saliera de él, y mantenía el cigarrillo que estaba fumando en la misma mano que sostenía el teléfono—. Ya subiré a despertar a Jin, le llamo luego, se está haciendo tarde para su cena. —Después de unos segundos cortó la llamada y por fin se alejó de Jin—. Hablarás con Kim luego, y no dirás absolutamente nada de lo que pasó —advirtió mientras caminaba con despreocupación hacía la cocina—. Sígueme, ¿quieres? —Se detuvo un momento para voltear a mirar a Jin de nuevo—. ¿O quieres irte a la cama sin comer nada? —volvió a hablar al ver que Jin no tenía intenciones de ir con ella. 

El rubio se encontraba de nuevo con los ojos empapados en lágrimas, aun contra la pared. La pelirroja con fuertes pisadas se acercó a él y con un fuerte y brusco agarre de su mano derecha apretó las mejillas del más joven, quien al sentir la dolorosa presión que estaban sufriendo sus mejillas y mandíbula no pudo evitar dejar salir un  lastimero sollozo. 

—Te recuerdo que vas a estar solo conmigo por estos días, no te imaginas todo lo que te voy a hacer sí se te ocurre abrir la boca de más con Kim. —Aplicó más fuerza en el agarre que mantenía en las mejillas contrarias—. Y deja de llorar de una vez por todas, ¿o eres tan inservible que ni siquiera eso puedes hacer? 

La cena de la que hablaba la pelirroja terminó siendo una tostada con mermelada y un vaso de leche, mientras ella terminaba de cenar con su cajetilla de cigarros, el exceso de humo y el olor eran tan desagradables para el menor que terminó comiéndose su tostada aguantando la respiración la mayoría del tiempo. 

—Gran imagen de señor rico y respetable aparenta Kim, pero detrás de todo ese teatro sigue siendo un enfermo. —Hablaba la mujer sentada frente al rubio—. Jeon me dijo tu edad antes de llegar, pero al verte no pude creerlo, parece que tuvieras menos, ¿Jeon me mintió o cómo? —Habló esperando una respuesta por parte del rubio, más sin embargo ni una sola palabra salió de él. La mujer dejó ver una sonrisa burlona y encendió otro cigarrillo—. ¿Ya se la chupaste a Kim, la tiene grande? —preguntó sin una mínima pizca de vergüenza, verdaderamente esperaba una respuesta a su atrevida pregunta, pero cuando empezó a preguntar ya Jin estaba levantándose de la silla con el objetivo de subir nuevamente hasta la habitación. 

 Hello 

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 Hello 

This is BigHit Music.

Namjoon... 

Mentiriiiis 

Iba a hacer este capitulo más largo pero decidí dejarlo hasta ahí. Voy a estar... medianamente ocupada desde mañana, entonces para que se vayan dando una idea de cómo van a estar las cosas con la tipa viviendo ahí en la cabaña. 

Ya leyeron el libro de los bitis? Yo ya lo tengo pero aun no me siento lista para empezar a leerlo, me va a doler, y eso lo sé con claridad. 

bai <3<3<3<3<3

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Caja De Cristal   |Namjin|Where stories live. Discover now