𝗗𝗲𝘀𝗰𝗮𝗿𝗮𝗱𝗼 𝘆 𝗔𝘁𝗿𝗲𝘃𝗶𝗱𝗼 || 𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻 𝗮𝘂

33º

Ese fue el último tweet de aquella madrugada, donde Park Jimin pedía perdón con pesar en su alma y corazón, con lágrimas aún descendiendo de sus precioso ojos hasta perderse por su cuello. Apago su celular y le saco el chip para hacerlo pedazos y dejar el celular olvidado en algún rincón el cual no sabría si podría volver. Tomó su pequeña maleta y la bonita lámpara que su no...
bueno su ya no novio le había regalado, era algo muy preciado para el con el cual recordaría y sentiría la compañía de este.

Salio de su habitación y bajo a paso lento las escaleras donde sus padres lo esperaban con una sonrisa llena de melancolía y tristeza, también ellos extrañaría esa casa y las pocas amistades que hicieron con el tiempo al igual que su pequeño bebe. Pero si irse era necesario para salvarlo, harían lo que fuera.

El padre de Jimin abrazo por los hombros a su hijo y salieron de la bonita casa cerrando con seguro. Los tres giraron a le darle una última mirada y se pusieron en marcha hacia el auto donde su padre empezó a guardar las maletas. Jimin con la lámpara en la mano se subió a los asientos traseros, la señora Park miraba a su hijo con lágrimas acumuladas en sus ojos, volteo a ver a su esposo el cual con un asentimiento de cabeza le dio una repuesta, se subió atrás con su hijo y este se refugio entre sus brazos sin soltar la lámpara.

—En unos años, vas aver que todo fue un mal sueño, estaremos aquí de vuelta y Jungkook te recibirá con los brazos abiertos, a ti y a este pedacito de ambos, todo saldrá bien.— le susurro besando la cabellera de su hijo y acariciando su plana pansita.

—N-no me des esperanzas mamá, el también pude morir por mi culpa, aun no lo tengo y desde ya empeze a ser mal padre.— dijo limpiando sus mocos. La señora Park se mordio el labio tratando de no sollozar.

—No lo eres, tu no tienes la culpa y se que ambos son muy fuertes y podrán con esto y con mucho más mi amor y aquí nos tendrás a nosotros siempre a tu lado.— contesto tragandose el nudo en su garganta mientras dejaba leves caricias en la espalda de su bebé.

—También lo quiero a el a mi lado. Estoy seguro que si logro regresar con vida el me odiara mamá.— más lágrimas salieron de sus pequeños y rojos ojos, su madre no supo que responder, solo lo apreto contra sus brazos y susurro un "eso no pasará ya lo veras".

Luego de un tiempo conduciendo, llegaron al aeropuerto. Jimin se aferraba a la lámpara. Ya no lloraba por que ya no podía más. Su cuerpo se sentia laxo y creía desmayarse en cualquier momento. Su madre lo sostenía con fuerza. Su único pensamiento era Jungkook y el como iría a reaccionar, sabia que lo iba a destrozar y que el lo iba a odiar por no confiar en el y no decirle antes, por no dejarlo pasar ese trago amargo junto a él.

En los altavoces del aeropuerto se escucho el aviso de que su avión estaba apunto de partir que debían abordar. El señor Park había regreso hace poco y ahora los tres estaban de pie con sus maletas en la mano. El segundo llamado fue dado y ellos empezaron a caminar a paso lento, aún más Jimin, quien volteaba para atrás esperando que Jungkook llegara, que lo despertara y le dijera que todo era una horrible pesadilla, que el estaba bien y que todos sus planes los cumplirían.