Concensual ashes

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Aún no me acostumbraba a fingir que podía dormir, y tampoco a abrir los ojos y encontrarme en casa de nuevo. A veces solía ver por algunos segundos el techo blanquecino demasiado alto del palacio.

A pesar de que había pasado ya un mes desde mi regreso, todavía no lo asimilaba. Despertar al lado de Ethan siempre lograba desconcertarme.

Esta vez no era tan diferente del resto, abrí los ojos cuando los pájaros comenzaron a trinar. Era primavera, época de apareamiento, los sonidos de los animales siempre eran tan ruidosos en esos días. Suspiré.

Al volver a inhalar, el aroma de Ethan me recibió como todas las mañanas. Sonreí sin quererlo y giré mi cabeza para mirarlo dormir.

Ethan tenía un progreso espectacular a su tratamiento, su consumo de drogas era mucho menor ahora y él había sufrido mínimamente.

Me aseguré de que un psiquiatra le diera prescripciones ideales para lidiar con su depresión y ansiedad, y conseguí el mejor terapeuta para veteranos. Por supuesto, Ethan se negó. Aun así, lo persuadí para que al menos consumiera antidepresivos.

Asimismo, Emma había dejado de venir todos los días cuando Ethan le aseguró diez veces consecutivas que estaba bien. Ella le contó sobre que Steffan la cuidaba, así que ambos estaban tranquilos estando separados.

La luz del sol mañanero se colaba por las cortinas, aunque no lo suficiente para despertar a Ethan. También me había encargado de preparar mi habitación para que él durmiera ahí, le di todo lo necesario para que pudiera dormir cómodo a pesar de sus pesadillas. Al menos habían disminuido.

Llevé mi mano a su cabeza y acaricié su cabello ligeramente enredado. Él se sobresaltó como siempre que intentaba tocarlo, estábamos acostumbrados.

—Buenos días —dijo él una vez que se enfocó en el entorno. Sonrió de forma ligera, cerrando los ojos de nuevo.

—Buenos días, ¿dormiste bien? ¿Cómo te sientes hoy? ¿Qué quieres desayunar? —cuestioné con la misma sonrisa torpe de siempre.

Ethan soltó una risita.

—Excelente; mejor que ayer; huevos revueltos.

Al escuchar sus respuestas comprendí por qué se había reído. Yo era incapaz de controlar mis pensamientos y hacerlos concordar con lo que decía, cada día que pasaba a su lado me volvía menos racional.

—Bien, entonces en unos minutos vuelvo.

Me levanté de la cama y me senté en la orilla mientras acomodaba mi cabello hacia atrás. Ethan se incorporó y me tocó el hombro con suavidad para que volteara.

—Quiero desayunar contigo, en el comedor.

—¿Seguro que no deseas quedarte aquí? —le dije, genuinamente consternado.

—Zarek, soy un general militar. —Me miró con cierta frustración—. Puedo levantarme, aún no he perdido ninguna extremidad.

Sus bromas siempre me revolvían el estómago.

—Tienes razón, discúlpame. Entonces arréglate y bajamos. —Sonreí.

Ethan asintió y salió de la cama para vestirse con ropa más casual que de costumbre. Yo aproveché para usar una bata de algodón color rosa pálido.

Bajamos las escaleras sin mucho dilema y nos sentamos en la enorme sala de estar mientras el desayuno se servía. Había perdido la cuenta de cuantas veces tuve que fingir disfrutar de la comida durante ese año, me estaba acostumbrando al sabor de los condimentos.

Tomamos el desayuno de forma relajada en el comedor poco después. Ethan se mostraba tan participativo como siempre, me dejaba hablar y escuchaba con objetividad y atención cada una de mis palabras.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2023 ⏰

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