¿Crees que somos los únicos en este mundo? Hay mas allá de lo que puedes imaginar, hasta nuestros monstruos internos pueden llegar a hacernos daño...
James Barnes es un detective muy reconocido en la ciudad de Gotham, él se aventura a poder localiz...
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Lo que veía era inexplicable, algo que nunca había visto en toda su vida, algo que le había helado la sangre. Frente suyo había una persona si podría decirse así, con diferentes partes de su cuerpo cambiadas por partes de animales. En su cabeza no tenía las típicas orejas de una persona normal, en cambio posee orejas puntiagudas de un lince, además sus piernas estaban dobladas por la mitad lo que le daba más apariencia de un canguro, y no solo eso sino también por la parte de atrás le salía una cola algo dura que era muy extraña que Jaimes no pudo saber de qué animal pertenece. Lo que más horrorizó a todas las personas fueron esos filosos dientes que le habían crecido en la boca del chico.
—Eh disculpa pero que paso aquí?—Pregunto desconcertado sin esperarse que la criatura lo escuchara y se abalanzó a un reportera que se encontraba grabando haciendo que esta grité de horror alarmando a todos provocando que se dispersaran llamando la atención de la extraña criatura que empezó a morder a todos lastimándolos de paso. Jaimes se asustó y fue rápido hacia su carro para escapar, a pesar de ser un gran detective o una mente maestra el tenia zoofobia por distintos accidentes y traumas que había pasado durante su infancia. Al llegar a su auto pudo ver por el retrovisor a personas siendo devoradas por este extraño monstruo, fue ahí cuando este ser lo observó y eso paralizó a James, no podía moverse y temió lo peor, no obstante esta criatura se fue sin hacerle un rasguño. Uff pensé que me iba a lastimar, pensó para sí mismo. Hasta que sintió unos golpes en la ventanilla por lo que salió inmediatamente del vehículo al notar que este era su jefe molesto.
—¡Pero qué rayos te pasa! ¡Por tu palabrería ese monstruo se comió a tres personas y dejó heridas a seis, si no llegaba la policía hasta tu estarías muerto!—Empezó a reclamarse Alfredo, su jefe, un hombre chato y gordo con un aspecto desaliñado, poseía un enorme bigote con una calva cabellera.
—Disculpe señor Alfredo, es que pensé que esa extraña criatura era de pertenencia de algún centro de científicos y lo tenían bajo control.—Se excuso James sabiendo que podría pasarle algo malo a su oficio.
—¡Pero qué te pasa muchacho!¡Ay cielos!—Don Alfredo no pudo decirle nada debido a que era un gran agente y que influía mucho en su organización así que no pudo decirle mucho. —Ante todo quiero saber porque rayos llegaste tan tarde eh?—preguntó recordando el principal motivo de su enojo.
—¡Ah! Lo siento jefe pero es que había ocurrido un problema y tuve que solucionarlo lo mas rápido posible—
—¿Ah sí? Y cual es ese pequeño problema —Dudo de la respuesta de James
—Uh bueno encontré a una mujer siendo abusada por algunos hombres por lo que la tuve llevar al hospital pero ahí pensaron que fui yo el que la había dejado en ese estado y llamaron hasta ala policía. ¡Pero ya todo está solucionado por si se pregunta! —Dijo lo último al ver como la cara de su jefe se empezaba a poner roja de la furia al pensar que podría haber causado problemas que podían llegar hasta los altos mandos.
