Idiota a tiempo completo -Yoonkook

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Salía de la clase de química, con sus libros abrazados contra su pecho, mientras iba a su siguiente clase, la mochila al hombro. Una camisa a cuadros, pantalón de mezclilla, playera negra, y botines negros. Tocaba ir a su clase de álgebra y el día se le iba haciendo eterno, soltó un suspiro mientras entre la multitud se dejaba llevar al salón correspondiente. Apunto de entrar se topó a Jungkook, coincidían en esa clase por suerte.

—Hola, hola Yoongi.

—Hola... –honestamente no tenía humor para desarrollar una conversación.

—¿Y esa carita? Parece que no has dormido.

—Es que no lo he hecho

—Uff que pena, seguro que si follamos quedarías dormidito como un ángel después de tremenda experiencia. –y se echó a reír como si hubiera dicho el mejor chiste de su jodida vida.

Yoongi bufó, estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios.

—Sigue soñando con eso mientras te haces pajas

Y ya se iba alejando dentro del aula.

Esas bromitas venían siendo desde hace medio año, no le molestaban, porque de ser así les habría puesto un alto, pero tampoco entendía la insistencia y las tremendas risas que soltaba el menor. Ya estaba acostumbrado.

    La clase se pasó como un trago de agua, era bueno en álgebra y casi siempre era el mejor de la clase. Cerró su cuaderno, tomó sus cosas y se dispuso a salir al receso, Kook lo siguió.

—Aaaah, no entiendo nada de lo que habla la profesora, no entiendo eso de elevar con letras y tontería y media. Soy tan malo en ello –dijo con tono triste mientras caminaban.

— No es tan difícil, aunque claro, a cada quien le cuesta más o menos, pero ya se acerca el examen, si quieres te ayudo –se arregló las gafas y se sentó en una banca de la cafetería.

—Por favor, hyung, mejor porque así terminamos en la cama con final feliz...

—Pfff... Cómo digas.

Y mientras conversaban entre bromas de doble sentido e idiotez y media, acordaron ir al final de la jornada estudiantil a casa de Yoongi para enseñarle un poco a Jungkook sobre los ejercicios que no entendía. Las clases volaron y finalmente se reunieron en el autobus que les llevaría.

—¡Hyung, hyung! ¿Hay alguien en tu casa?

—Bueno, no lo sé bien. Mis padres están trabajando y mi hermano tal vez se quedó en su escuela hasta tarde o saldrá con amigos, veremos... –aclaró el mayor que iba del lado de la ventana.

—Bien, es que si estamos solos podrás explicarme mejor. –y volvió a echarse a reír.