The Impostor [Miguel O'Hara / Spiderman 2099] [EN HIATUS]

Capítulo 5: Regalo

—Parece que los chismes son el pan de cada día dentro del cuartel —dijo Miles apoyando su rostro sobre su palma abierta.

—Somos Spiderman, sinónimo de ser curiosos —exclamó Peter riendo levemente mientras acariciaba a Mayday.

—Sapos, más bien —agregó Hobie chasqueando la lengua.

—No Hobie, a mí me picó una araña no un sapo —mencionó Pavitr señalando su muñeca dónde lo había picado la araña, sin haber entendido bien el significado de "Sapo".

Eso provocó risas alrededor, amigos riéndose de una tontería cualquiera, como un buen equipo o familia, el mayor de todos miró está escena con melancolía, recordando otra a su vez, la cuál lo hizo bajar un poco la mirada.

—Esto me recuerda cuando comenzamos a aceptar sugerencias para Spideys —dijo el arácnido continuando con la historia.

🕷️

Miguel estaba caminando con la cara más amargada posible, ojos hinchados y rojos, pero no la iris, más bien la esclerotica, roja por el sueño que lo carcomía, cabello para atrás bastante alborotado, cualquiera que lo viese pensaría que tuvo un pésimo día y no se alejaba de la realidad, lo peor es que recién comenzaba.

—Solo pedí un café, un miserable café —susurraba para si mismo, apenas abriendo los labios para que las palabras surgieran, renegando totalmente devastado.

Traía una taza de café que decía en letras grandes "World's Greatest Brain", tenía dentro el líquido negro casi rebosando por no haber sido casi nada bebido.

Recapitulando unos minutos antes, como lo suele hacer, Miguel iba a la cafetería para recoger su café mañanero, así comenzar bien su día, lo habían dejado en su respectiva mesa solo esperando a ser recogido por el dueño de la taza, nadie más que él usa una taza con ese mensaje así que ya la reconocían.

Cuando la visualizo, las comisuras de sus labios se extendieron, aceleró el paso para poder llegar a el como si su vida dependiera de ello, cuando ya lo tuvo entre sus manos inhaló el aroma de un solo tajo haciendo que sus fosas nasales captarán el amargo olor.

Sin esperar más acercó sus labios al objeto para dar un pequeño sorbo, no quería quemarse la boca, aunque apenas su lengua rosó la bebida y la saboreó un poco, la alejó.

—Que asco —dijo arrugando la nariz y apareciendo un entrecejo sobre su frente.

Cómo era posible este suceso, solo es una sencilla pauta que les da a todos antes de que le hagan un maldito café: Leche con café y 8 cucharadas de azúcar, más leche que café... Ya saben, para relajar el alma. Pero un estúpido sin cerebro colocó solamente café y una miserable cucharada de azúcar, sabía totalmente desabrido y triste.

Quiso hacer huelga, mandar al carajo al primero que viera, derribar una mesa, patear a un anciano, pero solo dió un pesado suspiro cansado, después encontraría al idiota que hizo ese asqueroso café y arruinó todo su día

Sin más remedio y también sin tiempo, camino hacia la zona central, allí estarían reunidos varios Spidermans para dar sugerencias y elegir a los nuevos candidatos para unirse a la asociación aracnida.

—Y ahí llegó Miguel, siempre tan felíz —dijo Peter B. a la lejanía mientras lo saludaba agitando su mano.

Al acercarse y sentarse en las sillas plateadas de mármol que rodeaban toda esa zona, simplemente respondió con un gruñido molesto.