Capítulo 3

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La tranquila y fresca noche estaba iluminada por la luna llena. Nada parecía estar fuera de lo normal, e incluso la suave brisa que soplaba era agradable. Así lo percibía Horologium, el mayor de los doce, conocido por su apariencia misteriosa. Prácticamente todo su cuerpo estaba oculto bajo sus ropas, especialmente su rostro, que estaba cubierto por una capucha que sombreaba sus rasgos. Aunque se podían distinguir sus ojos verdes. Sus manos, sin embargo, revelaban una tez morena, y su cabello blanco era la parte más visible de su ser.

Dicha deidad se encontraba en la entrada principal de su templo, admirando el entorno y saludando a los miembros de su extensa familia. Como uno de los clanes más grandes, siempre había movimiento, incluso durante la noche. Pronto, uno de los guardias se acercó a él, probablemente para informarle algo.

—Señor Horologium, lamento la molestia. Se me informó que la señorita Lynx lo está buscando. Ahora mismo se encuentra en la entrada esperando —informó uno de los guardias del templo, acercándose para dar la noticia.

—¿Ahora? Pensaba que estaría dando un paseo. Bien, enseguida voy —respondió Horologium, preparándose para dirigirse a dicho lugar.

No pasó mucho tiempo cuando el mayor se encontró con la séptima deidad, Lynx, mejor conocida como la "Cazadora Perspicaz", la segunda de las cuatro bestias divinas, solo por detrás de Phoenix; no era difícil reconocerla, ya que no había otra deidad en la isla que compartiera rasgos de un felino, como sus orejas y cola, su cabello castaño y corto, piel morena y ojos amarillos son sus características distintivas.

Aunque le daba la espalda, Lynx se percató de la llegada de Horologium al mover ligeramente su oreja al escuchar sus pasos. Pronto se giró para encontrarse cara a cara con él, aparentemente un poco agitada, lo que indicaba que probablemente estaba terminando su paseo nocturno.

—Me sorprende verte aquí. ¿Puedo hacer algo por ti? ¿Quieres algo de agua? —dijo tranquilamente el peliblanco.

—Gracias, estoy bien. Acabo de terminar mi caminata y quería aprovechar para hablar contigo sobre un tema que tiene a mis cazadores un tanto inquietos, aunque no diría que están preocupados exactamente —respondió Lynx.

—Bien, de todos modos estoy libre ahora que terminé mi año. ¿Por qué no entramos? Puedo ofrecerte algo de té. Los niños del templo hicieron galletas hoy —propuso Horologium.

Lynx sonrió tentada por la idea, incluso estaba a punto de responder, pero repentinamente bajó sus orejas hacia atrás, como si hubiera detectado algo peligroso. Al mismo tiempo, parecía estar buscando algo. El viento había cambiado recientemente y probablemente había percibido un olor que antes no estaba presente.

—Detecto olor a sangre —soltó seriamente.

—¿Qu-qué? E-espera, Lynx.

Sin más, la séptima deidad tomó su forma divina y comenzó a rastrear de manera más eficiente. Por supuesto, el peliblanco no era capaz de seguirle el paso por completo, pero se las arregló para seguir el camino cuando reconoció que conducía al templo de Hydrus.

La lince llegó poco antes y se encontraba de pie frente al pasillo principal dentro del templo de la décima deidad, parecía bastante sorprendida, observando fijamente el oscuro pasillo del cual solo se escuchaban lamentos, ninguno de los dos esperaba la escena frente a ellos. Horologium apenas pudo observar entre la oscuridad notó manchas de sangre, además de cuerpos con ropas desconocidas, al seguir los rastros, pudo ver a Hydrus enroscado, sosteniendo a lo que parecían ser sus familiares.

—¿Hy-hydrus? —murmuro Horologium, con temor en su voz.

—Horo... Mis familiares, por favor, ayúdalos. Intenté darles las lágrimas de Phoenix, pero ninguno reacciona —suplicó Hydrus, con su voz quebrada entre lamentos y sollozos.

Lie Of The GodsWhere stories live. Discover now