Capítulo 2

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La familia afiliada a la Dama de Fuego, con gran entusiasmo y rapidez, anunció el inicio del nuevo año con un espectáculo de fuegos artificiales. Los destellos de luz rojizo llenaron el cielo nocturno, marcando el comienzo de un nuevo año lleno de alegría y celebración. Pronto, esta acción fue imitada por los doce templos dispersos por toda la isla, generando un efecto mágico y fascinante.

La gente se unió a la diversión, lanzando sus propios fuegos artificiales y decorando sus hogares con ornamentación relacionada a la Dama de Fuego. Era un despliegue visual deslumbrante que creaba un ambiente festivo en cada rincón de la isla.

La calidez emanada por las llamas de la Dama de Fuego era reconfortante, y muchos creían que era una manera de obtener sus bendiciones. Estas bendiciones proporcionaban la fuerza y la renovación necesarias para enfrentar los desafíos del próximo año, dejando atrás las preocupaciones y enfocándose en la promesa de un futuro próspero y lleno de posibilidades. Era un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, siempre había luz y calor dispuestos a guiar el camino hacia adelante.

Después de la ceremonia, los familiares presentes, junto con las manos derechas de cada deidad, se reunieron en mesas especialmente preparadas para el evento, dispuestas para celebrar con un banquete. Disfrutaban de la grata compañía tanto de las deidades como de los miembros de sus respectivas familias, todo esto aun en el gran templo de los doce.

Mientras tanto, los Doce parecían sumergidos en una animada conversación entre ellos, por lo que decidí no interrumpir en ese momento. Opté por esperar pacientemente, observando a los diferentes grupos mientras disfrutaban de su cena y conversaciones.

—Me alegra que otro año esté en manos de uno de nuestros honorables Dioses. Serán tiempos de prosperidad. No quiero imaginar el desastre que sería si hubiera quedado en manos de la señorita Pyxis, Hydrus o Crux - comentando los familiares del Señor Caelum, riendo entre ellos mientras hacían gestos exagerados.

Ejem... - interrumpí rápidamente, levantando una ceja con gesto de desaprobación. Era frustrante tener que lidiar con esos comentarios irrespetuosos, especialmente cuando mi señor se encontraba a solo unos escasos metros de distancia, escuchándolos, aunque fingiera que no es así.

Mi mirada seria y firme hizo que el par de familiares se pusieran nerviosos, y sus risas se desvanecieron en incómodos intentos de disimular que era una broma. Finalmente, decidieron retirarse, suspirando agobiada por la situación.

—¡Bahir! Te ves muy bien. Disculpa que no haya llegado a tiempo hoy. Ya sabes cómo es viajar al continente - dijo Hydrus, sonriendo amablemente aunque podía notar su incomodidad. Mientras tanto, el joven Volans a su lado izquierdo, me saludaba muy animado.

—Gracias, aunque usted no se queda atrás jeje y lo entiendo, mi señor. No se preocupe, espero que haya disfrutado su viaje al continente - respondí, esperando que mi comentario lo animara.

—Jeje, muy audaz de tu parte ese comentario. Y meh, ya sabes, lo de siempre. Después te cuento, por cierto, me quedaré unos días aquí antes de volver a casa -.

—Descuide, lo estaremos esperando con ansias. Pero por favor, avísenos con poco tiempo de anticipación para recibirlo como corresponde - solicité amablemente, queriendo tener todo listo sin falta.

Los días siguientes después de la llegada del año nuevo transcurrieron con la rutina casi habitual, excepto por un detalle sumamente importante que me tenía muy molesta. La mayoría de las personas en el templo no estaban en sus cinco sentidos debido a los efectos por beber un vino preparado por la señorita Fornax, que nuestro señor guardaba desde hacía quién sabe cuántos años. Ahora las cosas estaban atrasadas y no podía asignarles tareas muy pesadas.

Lie Of The GodsWhere stories live. Discover now