Capítulo VIII: El renacimiento de Gusu

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—Apagaremos todas las luces de la residencia y Xiao Tian le dirá a alguna doncella que ambos estamos enfermos, probablemente eso nos dé algunas horas o incluso un día de ventaja —A-Zhan y Xiao Tian asintieron al unísono. Entonces apagamos cada vela de la residencia y empezamos a empacar algunas comidas para el viaje y sólo un cambio de túnicas para cada uno. Viajaríamos a caballo, así que debíamos ir ligero.

No teníamos nada de valor y las pruebas de nuestro plan fueron previamente quemadas, así que dejar nuestras cosas no era difícil. Esta noche escaparíamos de aquí. A-Zhan y yo nos sentamos en la estancia en medio de la penumbra y, entonces, Xiao Tian aparentó salir de nuestra residencia temprano en la noche como era costumbre y les dijo a algunas doncellas sobre nuestra indisposición por si el Huangdi quería que fuéramos a sus aposentos.

Cuando la medianoche se hizo presente y nadie se acercaba por las proximidades del Hougong, Xiao Tian volvió a hurtadillas a la residencia y balbuceo entre jadeos algo sobre huir por la ventana; tomé la mano de A-Zhan antes de arriesgarnos todos a salir por la ventana de nuestra habitación.

Corrimos por los pasillos semi iluminados del palacio a sabiendas de dónde estarían los centinelas y dónde estarían los eruditos del palacio. Los tres corrimos durante algunos minutos, que a mi parecer se sintieron como días, hasta que llegamos al área donde dormían los eunucos y las doncellas, por suerte nadie estaba levantado y los pasillos estaban desprovistos de iluminación, así que pudimos mezclarnos con la oscuridad.

Algunos soldados caminaban por aquellos pasillos, pero pudimos evadirlos con facilidad. Entonces llegamos a la cocina del palacio y había una puerta de salida para el personal que no vivía ahí. Abrimos la puerta y nos encontramos con el muro de piedra que protegía al palacio de los intrusos, pero más adelante había otra puerta para que ellos no pudiera salir por la valla principal del palacio.

Corrimos hacía ahí y la abrimos sin mucho esfuerzo. Una placidez inexplicable se apoderó de mi cuando estaba seguro de que habíamos salido de ese palacio, no miramos atrás mientras seguíamos corriendo en dirección al bosque.

—Lan Da Guifei, por aquí. —nos detuvimos y miramos hacia donde provenido la voz.

Lu Gao nos sonrió desde las sombras y nos hizo una señal con la mano para que lo siguiéramos. Poco después llegamos a un claro dónde estaban cuatro caballos esperándonos junto a Lao Lee.

—Tres caballos son para ustedes. Les prometimos su libertad y aquí está, esta es su oportunidad de irse —tomé las tres bolsas con monedas de oro que A-Zhan extrajo de nuestras cosas y se las di a cada uno —. Cada bolsa contiene cincuenta monedas de oro, con esto será suficiente para que vivan bien el resto de sus vidas. Gracias por ayudarnos.

Lu Gao y Lao Lee se miraron entre sí e hicieron una profunda reverencia en agradecimiento —Estos humildes están agradecidos con los pei’ou Lan —entonces cada uno tomó las riendas de un caballo y desaparecieron en la oscuridad del bosque cada uno por caminos diferentes.

—Lan Da Guifei y Lan Er Guifei. Este humilde Xiao está muy agradecido por esta oportunidad, espero que puedan volver a Gusu sin contratiempos. —Xiao Tian hizo una profunda reverencia y seco algunas lágrimas que empezaban a escaparse de sus ojos.

—Xiao Tian, si alguna vez necesitas algo búscanos en el palacio de Gusu. Cuídate. —sonreí con amabilidad y empezó a llorar con más ahínco.

—Este humilde los extrañara. —entonces nos regaló una deslumbrante sonrisa y tomó la rienda del caballo restante y también desapareció en la oscuridad del bosque.

No iba a negar la punzada de dolor que mi corazón sintió cuando vi al joven eunuco marcharse, pero debíamos seguir —Debemos irnos, Didi.

—Mn.

The pain behind an empire [Lan XiChen/Lan WangJi]Where stories live. Discover now