Ella emitió un pequeño lloriqueo de protesta cuando dejó de sentir la suavidad y el calor de las mantas del nido en el que dormitaba. Como sustituto, escondió su cabeza en el cuello de Louis. El omega la sintió frotar su nariz allí para rebuscar un poco de consuelo y amor maternal. Los labios del antiguo cazador temblaron en una enternecida sonrisa de labios hacia abajo. Le frotó la espalda en un intento de consolarla tanto como podía.

"Mi pobre pollito se ha despertado de mal humor, ¿no?" Louis hablaba aunque sabía que ella no contestaría. En cambio, Daphne emitió un pequeño chillido de cachorro. "Cariño, sabes que tienes que hablarle a mamá si necesitas algo. Usa las palabras, ¿recuerdas?"

Aquello no cambió nada, como Louis esperaba. 

El omega resopló por la nariz con desencanto. Daphne, su bebé, era una cachorra que no hablaba demasiado. De hecho, se podría decir que no hablaba en absoluto. Al principio, Louis no le tomó severa importancia, pero conforme pasaron los meses y ella ya había cumplido un año y medio, empezó a preocuparse por su capacidad del habla. Había oído a madres hablar de retrasos del habla en cachorros hasta los cuatro años, y eso lo inquietaba de sobremanera.

Cargó a su hija en su cadera y la llevó hasta la cocina. La cabaña no era especialmente grande, bastaban algunos pasos para llegar a cualquier lugar. Sentó a Daphne sobre la isla de la cocina y la dejó jugando con las figuritas de madera que había dejado la noche anterior allí mismo. Louis aprovechaba que su cachorra estaba lo suficiente adormilada y entretenida con sus juguetes para preparar el desayuno.

Hirvió en la cacerola la leche de vaca que tenía almacenada mientras tostaba el pan. Antes era más fácil racionar la comida, porque Daphne era una bebé recién nacida y solo necesitaba algo de leche materna para sobrevivir. Ahora, los dientes de su hija crecieron hace mucho y era capaz de masticar y tragar ella sola.

Supervisó a su hija de vez en cuando. Sirvió el pequeño y humilde desayuno para los dos y besó la cabeza de su niña mientras ella bebía con pequeños sorbitos la leche recién calentada.

La vida en el campo nunca había sido su especialidad. Sabía cazar y valerse por sí mismo en la naturaleza, pero sembrar patatas y otras hortalizas no era, ni de lejos, su espacialidad. La primera vez que ordeñó a una vaca fue una completa nueva experiencia en su vida.

Limpió la cabaña mientras dejaba a Daphne en la cama. Ella tenía su propio material para entretenerse; miraba los mismos libros con dibujos de siempre. A Louis le entristecía bastante que su hija no pudiese tener un surtido y variado set de juguetes como hubiera tenido cualquier bebé de su edad.

Los únicos juguetes que ella tenía, fueron los que Liam le pudo conseguir del Santuario.

El omega prefería no pensar demasiado en eso.

"¿Qué es eso, Daphne?" Se arrimó a ella en la cama para mirar el libro de los animales de la granja. "Mira esto, ¿qué es esto?"

Ella lo entendía, Louis lo sabía porque le respondía con las manos y no verbalmente. Ella, con su minúsculo dedo, señaló hacia la palabra que estaba arriba del dibujo amarillento del pollo.

Pollito.

"Sí, muy bien, mi amor." La felicitó con un beso en su regordeta mejilla. Ella se rio alegremente detrás del chupete. "Esa eres tú. Un pollito. Mi pollito."

La dejó dormir mientras él iba hacia la parte de atrás de la cabaña a por la comida de los animales.

La tranquila vida de cambio era monótona pero no era una rutina demasiado insoportable. Louis había podido encontrar la paz en aquel ritual rústico de cada día; despertar, comer, limpiar, alimentar a los animales, arar el campo y supervisar las hortalizas.

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⏰ Last updated: Jun 11, 2023 ⏰

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La autopsia de un corazón no se trata solo de carne [larry]Where stories live. Discover now