Castiel, Cas, Cassy y Cassie

204 19 7
                                    

Capítulo 14: Castiel, Cas, Cassy y Cassie.

Ya en casa de Bobby, Castiel no necesitó la ayuda de Dean para bajarse del auto. Dean respiró feliz después de todo su hombre era un súper hombre, mejor que eso, un súper ángel. Feliz y orgulloso, caminó detrás de Castiel y vio cómo se sentaba en el sofá con cuidado.

—¿Cómo está? —preguntó Bobby.

—Que lo diga él mismo. ¿Cómo estás? —volvió a preguntar Dean.

Castiel los miró a ambos y luego respondió:

—Estoy bien. Mi herida está sanando. Demora, porque fue profunda.

—El maldito casi te mata —escupe Dean.

—No quería matarme, Dean, quería torturarme.

—Hijo de perra, lo mataré primero.

—¿Y cómo escaparon? —preguntó Bobby.

Comenzaron a contarle todo lo ocurrido con detalles e incluso Sam sacó el arma que usaron para herir a Castiel. Bobby se vio muy interesado y analizó las balas.

—Así que estas cosas también matan demonios, interesante —dijo Bobby.

—Sí, y ángeles —agregó Sam.

—Mantengan esa cosa lejos de Castiel —ladró Dean ya cabreado con la pistolita.

Bobby quitó la vista del arma para posarla en Dean, luego miró a Sam, quien se encogió de hombros.

—Bien, se hará como dices. —Bobby se llevó el arma y salió de la habitación.

Castiel se levantó del sofá y comenzó a sacarse la venda.

—¿Qué haces? —preguntó Dean, tratando de detenerlo.

—Ya sanó, ¿ves? —Mostró su piel sana donde antes estuvo el agujero de bala.

Dean pasó su mano por la piel antes herida. Estaba muy suave como si nunca nadie la hubiera perforado.

—¡Ejem! —Sam comenzó a toser.

—¿Estás enfermo? —preguntó Dean, maliciosamente.

—Debe ser un resfriado —responde Sam con sonrisa burlona.

—Yo te curaré —dice Castiel, llevando sus dos dedos a la frente de Sam.

Sam le hace el quite.

—No es nada Castiel, con una limonada se me pasa. —Le sonríe con cariño.

—Ve a tomártela —dijo Dean, mandándolo a cambiar.

Sam sonrió burlón, su hermano era muy divertido cuando se ponía en ese plano y le gustaba tomarle el pelo. Decidió irse a tomar su limonada, aunque no la necesitaba, sería algo refrescante. Después, haría algunas preguntas sobre las almas, preguntas que Dean también tenía, y fue lo primero que le preguntó cuando estuvieron solos.

—Usaste el poder de esas dos almas, ¿no? —preguntó Dean.

—Me dejaron que los usara —respondió Castiel.

—¿Quiénes, las almas?

—Sí, son dos vampiros.

—¿Pudiste comunicarte al fin con ellos?

—Hice contacto, quieren quedarse conmigo y prestarme su poder.

—¿Y por qué no mejor las dejas en el Purgatorio?

—No quieren ir ahí. Uno de ellos está indeciso entre querer revivir o quedarse.

—¿Cómo sabes eso?

A Imagen y Semejanza (Destiel-Godstiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora