"La Venganza de Crowley"

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Capítulo 13: La Venganza de Crowley.

Al día siguiente, Castiel fue al cielo a ver cómo iban las cosas. Marchaban bien por el momento y él se sentía optimista, pese a las continuas réplicas de sus ex subordinados que lo querían con ellos, sino como su Dios, por lo menos como su regente. Trataba de decirles que no necesitaban un regente, ni rey, pero era como hablar con una muralla. Ellos querían un líder y, aunque eso lo tuvieran en Hannah era obvio que lo querían a él.

—Yo no soy un líder... —Y ahí iba de nuevo el discurso, que entraba por un oído y salía por el otro.

Cansado, volvió donde pertenecía: junto a Dean Winchester, después de todo, era su Ángel de la Guarda.

—¿Cómo está el cielo? —preguntó su querido humano.

—Bien.

Ahí quedó la incursión a ese problema.

Próximo problema: Crowley.

Apareció dos días después, cuando volvieron al trabajo por unos mutantes come personas —según los periódicos—. Castiel iba sentado en los asientos traseros del Impala, donde Dean lo tenía bien observado desde el espejo retrovisor, sin que el otro se diera cuenta por ir viendo el paisaje de la hermosa carretera entre los bosques.

—¿Alguien viene siguiéndonos Dean? —dijo Sam a su lado con acento burlón.

—Nnn...no...

—Eso explica la baba. —Sam sonrió con ironía.

—¿Nos sigue alguien? —preguntó Castiel, mirando por la ventana trasera.

—Esteee, creí que venía alguien, pero me equivoqué —explicó Dean, dándole una mirada asesina a su hermano.

—Quizás sea Crowley —dijo Castiel, empequeñeciendo los ojos.

—Puede ser Cas, quizás debamos detenernos y echar un vistazo —seguía Sam picando, sumamente, divertido.

—No lo creo. —Dean comenzaba a ponerse nervioso.

—Registraré los alrededores, denme un minuto. —Castiel desapareció.

—¡Cas, no!

Pisó el freno tan fuerte, que Sam casi quedó pegado en el parabrisas.

—¿Qué haces? —preguntó Sam confundido.

Se giró y le hizo frente a su hermano con los ojos echando chispas.

—¡Cállate la boca! —chilló Dean.

Sam sonrió, pero al ver la mirada asesina, bajó la sonrisa y se la comió, o la aguantó todo lo que pudo, porque el rostro de Dean era un poema. Decidió mirar por la ventana mientras esperaban a Castiel el cual llegó unos segundos después.

—No hay peligro por los alrededores, salvo una serpiente que quiso morderme, porque pisé su cola.

—¿Te mordió? —preguntó preocupado Dean, volteando el rostro hacia el asiento trasero.

Las miradas de ambos se encontraron.

—No, no alcanzó —informó Castiel un poco avergonzado.

—Vamos, no le pasará nada si lo muerde una serpiente, ¿no es cierto, Cas? —dijo Sam un tanto suspicaz de equivocarse al respecto.

Dean pasó su vista desde su hermano a Castiel otra vez.

—Sam tiene razón, no me pasará nada si me muerde o pica un animal venenoso.

—Ahí está. Bien, ¿podemos irnos ahora? —preguntó Sam.

Dean no muy convencido con toda la situación, ya que su hermanito podría seguir con la tortura, encendió el motor y continuó por la carretera, mirando de vez en cuando por el espejo retrovisor. Recordó que eso último fue lo que lo puso en esa situación tan embarazosa, así que trató de no mirar tanto, pero es que era su ángel, y le encantaba mirarlo y tenerlo tan cerca.

A Imagen y Semejanza (Destiel-Godstiel)Where stories live. Discover now