-¿Sabes de que estaba hablando?- me pregunta Phoebe.
-No tengo ni idea pero cuando está así de misterioso es porque tiene que ser algo muy gordo- le respondo pensativa.
-Tienes que averiguarlo Kaytlin-.
-Tenemos que averiguarlo las dos, no solo yo- le respondo.
-Está bien- dice sonriendo.
La mañana se hace un poco larga y aunque Phoebe no me lo diga sé que sigue dándole vueltas a lo que pasó esta mañana porque la conozco muy bien. A la hora de comer tenía hecha la idea de que Tedd iba a buscarnos para comer con nosotras pero estaba equivocada, no lo he visto por ningún lado a pesar de que Phoebe y yo lo hemos buscado por casi todo el campus:
-¿Dónde estará?-
-Vamos a preguntarle a James- le respondo.
-¡James!- grita Phoebe para que se acerque hasta donde estamos nosotras.
-Hola chicas-.
-¿Sabes dónde está mi hermano?-
-Se fue hace un buen rato-.
-¿A dónde?- pregunto.
-No me quiso decir nada-. James parece algo nervioso.
-Estás mintiendo- dice Phoebe muy seria.
-¿Mintiendo? ¿Por qué iba a mentiros?-. Ahora si que estoy segura de que nos oculta algo.
-O me lo cuentas o te dejo de hablar para todo lo que me queda de vida- dice Phoebe.
-Si quieres saberlo le preguntas a tu hermano-. Sinceramente nos sorprende a ambas la bordería con la que nos ha contestado.
-¡Simpático!- grita Phoebe enfadada.
-Esto no me gusta Phoebe- digo preocupada porque no se en que andará metido Tedd.
-No te preocupes. Seguro que no es nada importante-.
Intento parecer tranquila porque no quiero que Phoebe me note preocupada. Al salir de clase Phoebe quiere que vayamos de compras pero sinceramente a mí no me apetece ir, así que junto con mi guardaespaldas me dirijo hacia mi apartamento. Al llegar le pido a Michael que entre conmigo y que no se quede fuera porque hace mucho frío:
-Señorita, si el joven Grey me ve aquí me va a regañar-.
-Tú no te preocupes por Tedd. Lo que no vas a estar es ahí en la puerta pasando frío-
-Está bien- responde algo incómodo.
-¿Quieres algo de comer?-
-No señorita, muchas gracias-.
-Ay por favor, deja de ser tan formal conmigo- digo riendo.
-No puedo señorita, es mi trabajo-.
-Bueno de aquí a unos pocos días lo conseguiré-
Michael y yo hablamos toda la tarde aunque él no está muy cómodo porque dice que tiene que guardar las distancias conmigo porque soy su jefa:
-Pues no es usted como yo pensaba-
-¿Qué pensabas de mí?- le pregunto intrigada.
-Pensaba que era una niña mimada y muy estúpida pero por lo poco que la he tratado ya veo que no-. Sus palabras me hacen sonreír:
-¿Por qué pensabas así?-
-Al ser la novia del hijo del multimillonario más rico de todo Seattle pensaba que eras una niña mimada como todas las chicas a las que he protegido-