Capítulo Nueve: Flores.

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INTÉRVALO.

Aquella navidad fue un desastre. El hilo rojo entre Na Jaemin y Lee Jeno se estiró demasiado, se empezó a debilitar.

Na Jaemin pasó gran parte de la madrugada de ese fatídico primero de enero mirando el teléfono, tenía la esperanza de que Jeno le escribiera, como lo hizo semanas atrás, pero él sabía que eso no pasaría. ¿Por qué no le escribía él? Porque Jaemin en realidad amaba a Jeno, así sus acciones dijeran lo contrario, no quería ser egoísta, si ahora aquél hilo le pertenecía a Renjun, él tendría que aceptarlo.

Recibió decenas de mensajes, de todo tipo, de toda clase de amigos y compañeros, de sus hipócritas familiares, incluídos sus padres y hermanos e incluso de la persona que arruinó su existencia. Luhan trató de realizar una videollamada con él, pero Jaemin no respondió en ningún momento.

Haechan había intentado quedarse con él, pero el menor no se lo permitió. "Estoy bien, mi pequeño solecito." le había mentido descaradamente en la cara, con una oscura y vacía sonrisa, por supuesto que Haechan no le creyó, y es que ¿cómo creerle? Si luego de perderlo de vista diez minutos, lo encontró tirado al lado del basurero trasero del restaurante, llorando y tirándose del cabello... Pero no pudo hacer mucho, tuvo que irse.

A las 2:30 am, Renjun subió una imagen a sus redes personales. Estaban todos sus amigos, los fuegos artificiales de fondo, había comida y bebidas distribuidas por el lugar, él tenía la mano sobre otra mano, Jaemin quizá no distinguió a nadie en esa foto, pero claro que distinguió la mano sobre la cual reposaba la mano de Renjun, era la mano de la persona que él más amaba en el universo, la única persona con la que él habría querido estar durante toda la vida, la persona que ya no era su persona.

Lloró, no pudo aguantarlo más, se encerró en el baño, gritó y lloró con tanta fuerza hasta que perdió la voz. Se sentó en el piso de la ducha, con el agua hirviendo cayéndole en el cuerpo, ni siquiera la sentía.

Se maldijo una y mil veces por todas las malas decisiones que había tomado a lo largo de su vida. ¿Por qué había seguido a Heechul esa noche al jardín? ¿Por qué decidió acostarse con Yu Jimin sino la quería? ¿Por qué le habló a Jeno aquella vez de Chaewon si en realidad no le interesaba? ¿Por qué trató de cubrir su dolor con más cuerpos?... ¿Por qué permitía que los amigos de su hermano durmieran con él?... ¿Por qué no le había contestado sus malditos mensajes? Los leyó todos, especialmente los de la madrugada, porque él también estaba despierto, porque ya no podía dormir bien, también quiso escribirle, pero al final de toda esta historia, parecía que el verdadero cobarde era Jaemin.

Un último mensaje llegó, era de Renjun: "¡Oye, Jaemin! A pesar de no ser cercanos, quería agradecerte todo lo que has hecho por mí, te agradezco por los consejos con Jeno, en verdad le conoces mucho, y tenías razón, es el ser humano más encantador que habite en este mundo. Espero tengas un excelente año, lo mereces." ¿Lo merecía? ¿Alguien que empujaba a la persona que amaba a los brazos de otro merecía ser feliz? Una persona que había traicionado el sentimiento más puro de aquellos ojos marrones ¿merecía algo bueno?.

El cansancio, la deshidratación, el agotamiento de su cuerpo por la mala alimentación y la ola enfermiza de calor a la que él mismo se había sometido, provocó que colapsara y terminó por desmayarse en el baño, para posteriormente ser hospitalizado, sin embargo, Jeno no se apareció por allá.

Para Jeno las cosas no habían sido más sencillas. "¡Mi amor, Jeno, por favor, ábreme la puerta, te lo imploro!" "No puedo sin ti Jeno, por favor." "Perdóname, Jeno, ¡no quería dañar esto!" y "Algodoncito... No nos castigues así, sabes que te amo...", frases que Jeno tuvo que escuchar durante poco más de cinco minutos, mientras Jaemin lloraba trágicamente y tocaba la puerta. En muchas ocasiones, no lograba oír a Jaemin pues su llanto era más fuerte que incluso los fuegos artificiales. Tuvo que levantarse del piso con mucho esfuerzo cuando escuchó la voz de Haechan fuera, supuso que Jaemin ya se había ido con él. Al abrir la puerta pudo confirmarlo, vio cómo Donghyuk lo tenía cargado en la espalda mientras caminaba hacia el deportivo de Jaemin, y este último tenía sujetado con fuerza al moreno, su cabeza metida en su cuello y temblaba violentamente, es probable que siguiera llorando. Antes de devolverse a la cocina, vio cómo Mark le ayudó a abrir la puerta del convertible con una amplia sonrisa en sus labios.

Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें