Prólogo.

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—Oye —mencionó el rubio, sin dejar de balancearse en la rama del árbol— ¿Sabes?

—¿Puedes solo detenerte? —suspiró exasperado—. Deja de balancearte así —dijo en un tono casi de agonía—. Me pones los nervios de punta.

Él otro rió, pero se detuvo.

—Alguna vez... —giró a mirarlo a los ojos, pero al darse cuenta que el pelinegro tenía la mirada fija en él, decidió mirar nuevamente hacia el frente—. ¿Alguna vez has oído la expresión de "Quien se enamora, ¿pierde"?

Claro que la había oído, más de una ocasión, siempre iba él incluido en la conversación.

—Naturalmente... —lo dijo con intención de sonar relajado, no lo logró—. Supongo que al estar enamorado no mides riesgos, tampoco ves lo letal que puede ser esa amor para ti e ignoras todas las señales —por primera vez en todo lo que llevaban ahí sentados, decidió apartar la mirada del otro para concentrarse en ver la forma sutil que tenía el viento de mecer las hojas—. Simplemente te ciegas ante todo y sigues adelante con ese amor.

La suave caída de la hoja llamó su atención y la siguió con la mirada, hasta que se encontró con los ojos del menor, quien lo miraba atentamente. Ahí, con los rayos del sol dándole en la mitad del rostro y el viento acariciando su cabello, pudo notar lo bello y delicado que era el puente de su nariz... También notó la similitud que tenían sus ojos a una galaxia, profundos y espesos.

Su acompañante, sintiendo cómo el otro analizaba detenidamente su rostro, se ruborizó un poco.

—Continúa —dijo en medio de un risueño suspiro-

—Supongo... —apartó nuevamente la mirada de él y solo hasta ese momento pudo notar que estaba conteniendo la respiración segundos atrás—. No lo sé, no podría decirlo a ciencia exacta, no es como si eso me hubiese pasado -mentiroso­, le recriminó una voz en su cabeza-

—Entiendo... —movió suavemente en círculos sus pies en el vacío—. ¿Qué tanto estarías dispuesto a perder por amor? —le dedicó una sonrisa—. Quiero decir —aclaró su voz para luego morderse ligeramente la zona izquierda de su labio inferior y volver su vista al frente—, si tuvieras un amor... ¿qué tanto perderías por él, Jeno? —dijo mirándolo con dulzura.

Si hubiese pensado mejor en la pregunta y posteriormente en la respuesta, en que él ya conocía la sensación porque ya había perdido ante Jaemin, quizá, en realidad, no lo hubiera perdido todo.

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"¿Qué es un sueño? Algo que anhelas cuando tienes los ojos abiertos, pero no se dará, entonces tu cabeza te juega una mala broma y refleja tus deseos más insondables al cerrar los ojos. La pureza de tu ser se ve reflejado en tus sueños, pues no puedes controlarlos, debido a que ellos te controlan a ti"

Hay acontecimientos que simplemente son imposibles de evadir, ya sean negativos o positivos, no pueden ser esquivados, te pertenecen, están en tu destino, fuiste escogido para su vivencia por lo que están enlazados a ti, a tu vida, a tu esencia. No importa si cambias la dirección en la que caminas, no importa si incluso corres una maratón tratando de huir de ello, no lo lograrás, no los perderás, no podrás esconderte, porque te pertenecen, o en un sentido más amplio: Tú les perteneces.

¿Te hace eso entonces un ser desdichado? no, ¿Afortunado? no lo creo, te hace un ser más de este universo, eres solo una pequeña partícula en un mar de almas con destinos. Destinos... La vida es tan cíclica, muchas veces tan repetitiva que puede volverse monótona, aburrida e incluso insípida, sin embargo... ¿Sabían que el simple aleteo de una pequeña mariposa, puede crear un tornado al otro lado del mundo? En la vida existen acciones, palabras, deseos, anhelos, errores, que pueden hacer de tu vida un huracán, un ciclón, destruir todo a su paso, y destruirte a su paso.

Pero...

¿Pero? ¿Acaso podría haber un "pero"?

Sí lo hay.

¿Cuál podría ser el "pero" para un hecho que es inevitable?

Las cosas empeoran drásticamente cuando una vez tienes el destino azotándote la cara, exigiéndote a gritos que abras los ojos, decides ignorarlo. Todo en la vida tiene consecuencias, ¿pero esta? Esta tiene la más dura, difícil, y dolorosa consecuencia, porque... incluso después de un tornado, un huracán o incluso un ciclón, puede haber vida ¿correcto? Sin embargo, ¿qué hay después de la vida misma? ¿Qué hay después de empeñarse en arrancarle el destello a aquellos ojos marrones que solían mirar como si hubiese un bello cosmos dentro de ti? ¿Qué hay después de cometer traición al sentimiento más puro?

—Por favor ríete... Que esto sea una broma, por favor —se estaba ahogando en su propio llanto, se ahogaba en su propia maldita miseria—. No es divertido —se limpió las lágrimas con el dorso de la mano— te lo suplico, por favor... Jeno... Por favor...

Pero no era una broma, él no sentía nada, después de la primera mala decisión, no supo tomar las riendas de las consecuencias que todo esto contraería, consecuencias que lo amarraron a tomar decisiones aún peores ¿Pero saben qué? Este aleteo en particular, barrió con todo a su paso, incluso con la pequeña mariposa...

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Otoño. Vuelve a mí [Nomin] [Invierno].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora