VIII

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Los rumores corrían por toda la Universidad ¿Cuáles? Pues se decía que la belleza de contabilidad salía con el apuesto chico de informática, unas chicas apostaban haberlos visto en una restaurante hablando muy cercanos con abrazos y pequeños caricias

–¿De verdad?–

–Si–decía un grupo de chicas–Los vimos muy cerca y muy felices–

Se callaron cuando dicho chico paso junto a ellos, era un apuesto chico de cabello azabache y ojos azules cual zafiro, con una mirada tranquila y seria a la vez, su rostro tenía unas marcas amarillas en la mejilla, su nombre era Yusei Fudo, cursaba segundo año de informática

–Wow... Si que tiene buenos gustos si realmente salen–dijo una de las chicas

–Si... Que pena yo quería invitarlo a salir cuando volviera–suspiró un chico

Yusei ignoraba todo a su alrededor, pues ¿para qué hacer más grande un rumor que era mentira? Solo le traería problemas, Yugi y él se criaron como hermanos desde muy temprana edad, por lo que sabía su secreto y lo apoyaba, eran más que mejores amigos, pero sin llegar a lo romántico, no sentían atracción por el otro, y Yusei tenía sus ojos puestos en alguien desde que entró en la Universidad, pero no estamos hablando de su vida privada

Muchos lo veían con celos por ser tan cercano con Yugi, siempre estaban juntos en los recreos sumando a Joey, los tres eran buenos amigos, pero como siempre pasa en la Universidad, los rumores se los intentan y corren como el agua del río

–¿Yusei?–dijo Joey llegando detrás del azabache–¿Has tenido noticias de Yugi?–

–Si–sonrió el mayor calmando a su amigo–Se encuentra bien, al parecer no tiene problemas con el jefe–

–Ya veo, gracias–sonrió el rubio

Por otro lado Yugi como todos los días de semana cuidaba al pequeño Hassan, esta vez le estaba enseñando a hablar mostrándole figuritas y diciéndole sus nombres, Atem esta vez estaba en casa hasta medio día pero lleno de trabajo, por lo que no pod...

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Por otro lado Yugi como todos los días de semana cuidaba al pequeño Hassan, esta vez le estaba enseñando a hablar mostrándole figuritas y diciéndole sus nombres, Atem esta vez estaba en casa hasta medio día pero lleno de trabajo, por lo que no podría poner toda su atención en el pequeño

–Este es un cu-bo–sonrió Yugi–Ahora dilo tú–

–b-bo–el pequeño vio a su padre salir de la cocina con un vaso de jugo y estiró sus manos–Pa–rió

–Mh?–el egipcio volteo había su hijo–¿Que sucede Hassan?–

–Pa...pa–balbuceo Hassan

–Muy bien, ahora junta ambas–

–Pa...papá–dijo feliz

Atem dejó el vaso en la mesa y cargó a su hijo, había dicho su primera palabra, beso su mejilla feliz haciendo reír a Hassan que repetía una y otra vez la palabra que había aprendido

–Papá, papá–el pequeño abrazó a su padre y vió a Yugi–Ma–

–Eh?–el japonés volteó mientras guardaba las cartas–¿Pequeño?–

–Mamá–sonrió cuando pudo decir la palabra–Papá–señaló a Atem–Mamá–esta vez señaló a Yugi y empezó a reír

El egipcio y el japonés se miraron sorprendidos u luego al pequeño, Yugi afirmó no enseñarle eso al pequeño mientras el mayor solo se sonrojaba y calmaba al alterado Yugi

–Pequeño Hassan yo no soy tu mamá–dijo al fin calmado y algo avergonzado

–¿No mamá?–preguntó triste viendo a Atem

–No mi niño, no es mamá–

El resto del día Hassan no levantaba cabeza, le había negado al que para él era su madre, Yugi lo siguió cuidando hasta la hora de siempre y al despedirse estaba algo incómodo por la presencia de Atem, se sentía como una presa ante su depredador, se despidió lo más rápido que pudo y se fué a casa

Por su parte Atem trataba de animar a su pequeño, pero este solo le ignoró y se durmió, suspiró rendido y también se fue a dormir, ya hablaría mañana con su hijo, pero esa palabra saliendo de la boca de su pequeño le ablandó el corazón, ¿su hijo realmente quería una madre? El pequeño no había tenido tiempo de conocer a esa mujer que Atem tanto aborrecía y que según el no tenía derecho a ser llamada madre, Yugi era atractivo, eso no lo negaba, tenía una personalidad muy amable, era bueno con los niños, era atento y la lista seguía y seguía con las cualidades del japonés, lo que más llamaba la atención del egipcio eran esas joyas amatista llenas de pureza e inocencia, realmente atractivos para cualquiera con un brillo único, sonrojado decidió mejor ya dormirse y aclarar todo mañana, soltó un último suspiro y calló rendido

Por su parte Atem trataba de animar a su pequeño, pero este solo le ignoró y se durmió, suspiró rendido y también se fue a dormir, ya hablaría mañana con su hijo, pero esa palabra saliendo de la boca de su pequeño le ablandó el corazón, ¿su hijo r...

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