capitulo 2, nirvana, playa y sol (editado)

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No se habia dado cuenta en que momento habia perdido la nocion del tiempo, se habia pasado horas de compras por el centro comercial.

Caminaba por la orilla del mar mientras oia en su movil ''smell like teen spirit'' de nirvana con sus nuevos cascos blancos.

Había estado pensando gran parte de la tarde si sería buena idea escribir a ese tal Kevin que le había dejado la nota, en si estaba preparada para algo así. Aunque de todos modos una canita al aire no le sentaría mal ni siquiera a ella misma.

No hacía demasiado tiempo había salido de una relacion tóxica en la que a pesar de entregar todo lo posible de si misma su pareja o no se daba cuenta o hacía tiempo que había dejado de corresponderla y por la monotonía de la vida en pareja había preferido callar a sentarse y hablar seriamente de a donde se encaminaba su relacion. Pero las mentiras se cojen rápido y a veces callar las cosas sólo hace que la bola sea cada vez más grande y al final acabe por aplastarte.

Saco su móvil del bolsillo y aunque le costó pensarlo varios minutos marcó el número del chico, tres tonos y el contestador.
Como suponía, solo era un calentón del momento, seguro que ese chico tendria la fantasia de hacerlo en el aseo del centro comercial como muchos otros de los que había conocido.

Cuando llegó a su casa se encerró en su habitación para prepararse, un poco de colorete coal en aquellas claras mejillas, unos labios del mismo tono donde se aplicó un poco de colorete para hacer que el pintalabios color coral ahora fuese mate.

Era un color que le convinaba a la perfeccion con su tono de piel, la llama que encendía la atención de cualquiera que la mirara por un segundo.

Llevaba un Smooke eyes en tonos arena, rosado y morado que hacían destacar sus ojos castaños de gandes pestañas. Un sutíl maquillaje en el que sus labios prohibidos eran el centro de toda atención.

Dejó el móvil sobre la mesa de noche que estaba junto a la cama, en silencio para que nadie pudiera molestarla. Puso un poco de insienco en la habitacion con olor a canela que como había aprendido en esa profesión atraía el dinero y a los hombres ansiosos de placer y gastar dinero en aventuras que sus parejas no le daban con normalidad.

Su habitación siempre olía a canela y su piel a miel, los baños de piel le proporcionaban días de buena suerte y espantaban las malas vibaciones.

Vestía un vestido negro escotado, corto y sugerente aunque no demasiado. No quería mostrar más de lo necesario hasta que fuese imprescindible. Unos bonites negros de cuero con cordones y bien atados para guardar el equilibrio, tacón alto y ancho.

Cuando pensó que había pasado el tiempo suficiente abrió la puerta de la calle, unos segundos de espera siempre le garantizaban un cliente ansionso y con suerte eyaculador precoz. Algo que sin duda agradecía.

-Hola cielo como estas? Soy Sofia, hemos hablado hace unos minutos.

Sonrió dejandole pasar a la habitación, sólo la luz de la lamparita de noche estaba encendida, música sexy y sugerente de fondo. Incienso y un par de velas que hacían el ambiente más apropiado para lo que ivan a hacer.

Sonrió cuando el cliente le pagó y ella lo guardó en uno de los cajones del armario que iban cerrados con llave. Se giró hacia él y se mordió el labio viendo la sensacion que creaba en él y sobre todo, en su entrepierna. Él ya estaba listo.

Sin dejar de mirarlo ni un segundo se subió lentamente su vestido mostrando despacio, muy despacio la lencería que llevaba bajo aquel vestido. Era sencilla, sútil pero bastante pervertida. No usaba tangas, no llevaba culote, sólo unas bragitas de encaje que parecían haber sido tejidas a mano pero que cada detalle era un agujero más en la tela proporcionandole a su cliente una vista muy detallada de lo que era toda su intimidad. Su sujetador gris y negro de encaje del más elegante estaba decoazo con un diminúto lazo en el centro de los pechos, hacían que grances pechos quedaran levantados , redondeados y deseosos de caricias y besos.

Dejó caer su vestido, no tenía especial cuidado sobre su ropa cuando trabajaba. Buscaba más complacer, tenía que ser astuta y descubrir que le gustaba a su cliente para darselo rápido y lo mejor posible, eso le garantizaría una nueva visita en un futuro.

Se acercó a él sonriendo de manera sexy agarrandolo de la corbata y quitandosela con cuidado, rozó con cuidado su naríz con los labios coral de ella acercandose peligrosamente a sus labios pero apartandose justo cuando él quería besarla, entonces sonrió. Era muy traviesa.


En cuanto el cliente había sido complacido y aún faltando casi media hora para que acabase el tiempo por el que él había pagado, se marchó dandole las gracias por su servicio y diciendole que había echo un buen trabajo, que volvería sin dudarlo.

Juliett no tardó en meterse a la ducha para quitarse el olor de aquel hombre, que aunque parecía de lo más educado y buena persona también parecía que no se había duchado en semanas. Era asqueroso como podían ir a un lugar así sin tener un mínimo de higuiene.

Volvió a la habitación justo cuando la pantalla de su móvil se apagó, fué hasta él y al desbloquearlo vió que tenía tres llamadas perdidas y dos mensajes de whatsapp, pensó que seguramente sería algún cliente que quería una cita de nuevo pero lo que no esperaba es que fuera don ojitos azules el impaciente que le había llamado tres veces en menos de media hora.

Abrió la app de whatsapp para ver los mensajes que le había enviado, sólo uno era de l mientras que el otro era de un chico pesado que no paraba de contartarle a pesar de que ella no paraba de ignorarle, no era precisamente el tipo de clientes que ella atendía ya que lo que esta chica estaba buscando no era algo que ella pudiese ofrecer. El amor no estaba en venta.

Kevin : Juliett, verdad? La chica del frap de fresas, acabo de ver tu llamada. Estaba en una reunión, quieres que nos veamos en un rato? Puedo invitarte a comer.

Rápido, simple y sin pelos en la lengua.

Nunca nadie había sido tan directo a la hora de pedirle una cita y este chico había decidido convertirse en flash por una tarde y este chico se estaba saltando todas las barreras de golpe.

No sabía si era buena idea aceptar la proposición de un desconocido al que había conocido mediante un post it en una cafetería del centro comercial, siempre había sido muy cuidadosa con su vida personal y ahora parecía que ella misma estaba poniendo un cartel enorme en el que decía a todos que podían lanzarse.

Después de varios minutos decidió arriesgarse y responderle con la más sinceridad que pudo.

Juliett: estaba ocupada con un cliente, no sé si es buena idea no te conozco de nada.

Kevin: Dónde trabajas que tus clientes te roban tanto tiempo?

Juliett: Conoces el mercado de la esquina de la calle galicia? En ese, Iremos a cenar sólo si yo eligo el sitio.

Juliett se rio para sus adentros, pensaba que Kevin estaba jugando asi que simplemente le siguio el rollo.

Juliett: Iremos al burguer king o nada.
Kevin: te paso a buscar por el super a las nueve. Hasta luego.

Definitivamente Juliett no podía creerse lo que estaba pasando, realmente ese chico se había pensado que trabajaba en el mercado? No sabía por que le había mentido pero pensó que ser normal por una noche no haría daño a nadie, de todos modos no pensaba seguir con ese juego demasiado tiempo.

Eterna sumision.Where stories live. Discover now