ʚ| 💥 |⠿ ꒰ Capitulo 10 ꒱

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La primavera había acabado finalmente, con el verano radiante y las vacaciones atrayendo turistas a la ciudad.

El viñedo finalmente había abierto sus puertas a los turistas y con esto, el trabajo había incrementado para Taehyun, quien diario se despertaba temprano a las seis de la mañana para empezar a recibir a los empleados y organizar la llegada de los visitantes. En los dos fines de semana que llevaba abierto el viñedo, ya habían incluso tenido eventos que con anterioridad los clientes habían organizado.

Beomgyu disfrutaba de la vista y del murmullo que la gente hacía desde su casa, a la distancia y tranquilo. Le daba motivación para arreglar su jardín, al que por alguna extraña razón ya le había empezado a tomar cariño.

Su corazón hacía que miles de descargas eléctricas corrieran a través de su cuerpo cuando pensaba en Kang Taehyun. Todo desde aquel día en la estación del metro, el omega no podía sacarse de la cabeza la repetición de la escena en que su atormentado cuerpo era tomado en brazos por el gran alfa. Se permitía tener ese tipo de pensamientos porque sabía que eran inocentes y que nunca saldrían de su cabeza, pero sobre todo porque ante la ausencia del mayor su imaginación era tan libre como los pajaritos que cada mañana se reunían a tomar agua en las cubetas que les dejaba afuera.

Su trabajo se había convertido en un gran pasatiempo más que una obligación, le gustaba la convivencia que tenía con la gente que ahí laburaba y el camino de ida y de regreso empezaba ahora a gustarle, más porque en verano era muy común ver todo el movimiento en la ciudad y la frescura de los árboles y las plantas.

Yeonjun y Jimin lo visitaban todos los viernes ahora desde que había empezado a trabajar, sus agendas se habían vuelto un poco apretadas por el flujo de clientes en los respectivos negocios, aunque Yeonjun siempre lograba escaparse de su trabajo una hora antes para pasar por la cena y hacerle compañía a falta de Taehyun quien, desde el viernes en la noche se encontraba trabajando.

Su gusano cada vez apretaba más sus entrañas para hacerse espacio, y aunque le doliera o le molestara, al final eran buenas las siestas de extremo cansancio de las que despertaba completamente motivado y feliz. Los antojos que lo atacaban a media noche eran tan peculiares que muchas veces no tenía manera de satisfacerlos con la comida en su refrigerador, así que se había estado armando de todas las galletas y distintas clases de mantequillas o mermeladas para acompañar sus antojos dulces y salados que eran los que solía tener regularmente.

El incidente del metro fue algo que prefirió reservar para él por evitarles un paro cardíaco a sus dos amigos quienes, muy seguramente, hubieran puesto el grito en el suelo y hubieran arremetido contra Taehyun por haberlo dejado ir solo, como si hubiera sido culpa o suya o de alguien en específico. Además, sabía que la capa gruesa de paciencia que poseía el alfa cada vez era más roída por los quisquillosos y algo altaneros omegas.

Con Mingyu sin embargo las cosas habían sido diferentes, pues después de pensar que al día siguiente perdería su empleo por el arranque de Taehyun en su cafetería, el joven jefe llegó para preguntarle preocupado qué era lo que había preocupado tanto a Taehyun para hacerlo reaccionar así. Beomgyu se disculpó en su nombre a lo que Mingyu indicó que estaba ciertamente acostumbrado, y que era algo que esperaría del alfa mayor. Parecía que por algún motivo se conocían, aunque lo desconocía.

Beomgyu le explicó omitiendo algunos detalles, pero para Mingyu fue suficiente como para obligar a Wooyoung a acompañarlo diario hasta la estación del metro en los días en que Taehyun no estuviera disponible para ir a recogerlo por el trabajo. En los fines de semana, cuando su jornada era matutina y no vespertina, el riesgo de sufrir un ataque era menor, aunque no imposible, por lo que se quedó tranquilo cuando Wooyoung empezó a ir para hacerle compañía. Pronto, él y Mingyu se habían vuelto grandes amigos.

•| Kerosene |• © Taegyu • Where stories live. Discover now