Dieciocho

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Cuando Mina despertó al día siguiente, Chaeyoung ya no estaba ahí. Supuso que tuvo que irse temprano por la mañana y no quiso despertarla, pero aun así tuvo la pequeña esperanza de despertar con su compañía, aunque fuera solo apoyada nuevamente en la pared. Habría sido reconfortante. No esperó mucho y se puso de pie. Por la cantidad de luz que entraba por la ventana, podía decir que ya era más tarde de lo que solía despertar normalmente, así que estaba atrasada para todo lo que vendría en el día, lo cual incluía el funeral de su padre. Nadie la había preparado para perder a sus padres a tan corta edad. En realidad, nadie estaba preparado para perder a alguien.

Tragándose las ganas de llorar como lo hizo toda la noche, se colocó el uniforme y salió de su habitación, con la cabeza en alto e ignorando por completo el ardor en sus ojos cuando la luz dio directo en su rostro. Pocos pasos fueron suficientes para llegar a lo que era el salón de trono. Sabía que Sana estaría ahí esperándola para discutir sobre lo que pasaría ahora. Esperaba que Chaeyoung también estuviera ahí.

— Buen día, Sana — habló en cuanto cruzó la puerta, viendo la figura de la mujer junto al ventanal hacia donde Mina dirigió sus pasos —. ¿Cómo lo tomaron?

— Bien, dentro de lo que cabe — respondió la mujer sin apartar la mirada de la multitud que se congregaba alrededor del castillo —. Su muerte nos tiene de luto a todos, pero tu existencia les da un poco de esperanza.

— ¿Esperanza?

— No están a la deriva. — El comentario a sus espaldas las hizo girar, donde Chaeyoung las saludó con una sonrisa, dando a Mina un pequeño asentimiento como reverencia —. Perder a un Rey sin familia significaría estar solos en una guerra. Muchos se resignaron a la pérdida del reino, pero con el anuncio de tu parentesco con el Rey Akira volvió la esperanza de no perderlo todo.

— ¿Soy su esperanza?

— Siempre lo has sido. — La soldado respondió acercándose a su lado, su mirada cayendo en la multitud que lloraba por su Rey —. Buen día, Mina.

— Buenos días, Chaeyoung. — murmuró, devolviendo la mirada a su pueblo. Podía sentir cada llanto retumbar en su pecho. La pérdida de su padre había sido un golpe duro para Vergessene y sabía que Verlassen aprovecharía la oportunidad —. ¿Despertaste temprano? No estabas cuando desperté.

— Lo siento, envié algunas cartas para dar la noticia y me reuní con el comandante Reiss — habló en voz baja, manteniendo la conversación ajena a Sana —. También hice una carta para Nayeon, y bueno, personalmente una para Tzuyu.

— Oh, por un momento creí que habían perdido comunicación — mencionó recordando como realmente nunca se había comunicado con nadie fuera del castillo, se concentró tanto en sus nuevas responsabilidades que el mundo exterior dejó de existir—. Gracias por recordar a Nayeon.

— Solemos enviar cartas de vez en cuando, solo cosas muy generales sobre la vida en el ejército. — Alzó los hombros restando importancia —. Solo creí que sería bueno que pasaran algún momento juntas, sé que es importante para usted.

— Gracias, sí que lo es. ¿Tenemos noticias sobre Verlassen?

— El comandante Reiss vino esta mañana a entregar unos informes — mencionó Sana señalando un pequeño montón de papeles en una pequeña mesa, justo por encima del mapa del reino —. Dijo que esperaría tu opinión para reunirse y decidir estrategias.

— Discutimos algunas en su oficina — añadió Chaeyoung siguiendo a Mina cuando esta se acercó a leer los documentos —. El método de ataque de Verlassen es... particular, para ser un Reino muy violento sus ataques no lo han sido, más allá de la invasión al Distrito Sur y la batalla en la que participamos, no hemos registrado ningún otro enfrentamiento, pero han reportado robos.

The forgotten Kingdom 《♤》 MichaengWhere stories live. Discover now