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「Dear」
📍 DRIFTMARK— Cinco años después
Rhaenys sonrió al leer la carta de Laenor, contando su día a día con su nuevo hijo, Lucerys, de casi un año quien era adorado por sus padres. Corlys también parecía encantado con el nacimiento de otro varón, uno que por derecho gobernará Driftmark.
Deseaban verlo nuevamente junto a su hermano.
—Es una mañana maravillosa— comento la princesa a su esposo.
—Lo es, mi señora esposa.
—A Meleys le encantará volar por la tarde.
Una sirvienta entrego la copa con vino a sus señores que disfrutaban el desayuno.
Exactamente cinco años de que Laena y Saerys abandonaron Westeros, los únicos eventos destacables que a ellos les importaban eran el nacimiento de Jacaerys, el primogénito de Rhaenyra y Laenor, cabello castaños y ojos amatistas.
Corlys orgullosa nombró a su nieto, el rey no se opuso, parecía complaciente en todo sentido. Por supuesto recientemente también nació el pequeño Lucerys.
Por otro lado, desgraciadamente la Reina Verde también engendro lo otro vástago al mismo tiempo que Rhaenyra. Daeron Targaryen con aspecto valyrio.
La mujer siguió atormentando a Rhaenyra, insistiendo que los bebés visitaran sus aposentos tan pronto nacieran, difundir notablemente los rumores sobre bastardía y amoríos secretos con Sir Harwin Strong.
Claro que era cierto, pero Lord Corlys y la Princesa Rhaenys defenderían a sus nietos a capa y espada, Laenor había aceptado a esos niños con sinceridad en su corazón y les dió su apellido, ellos hicieron lo mismo.
Además eran un amor de bebés, imposible no hacerlo.
Eran felices. Dentro de lo que cabía dado a qué dejaron de recibir noticias directamente de Saerys y Laena tan solo un año después de su exilió. Habían cartas breves que aseguraban su bienestar y felicitaban algunos sucesos pero nada más.
—¿Que sucede, esposa?— pregunta Corlys limpiando sus comisuras.
Rhaenys mantenía una postura rígida tratando de oír a detalle. Creyendo que se trataba de su propia imaginación, le resto importancia con un movimiento de manos continuando el desayuno.
Entonces el cielo fue una mezcla de rugidos que alteraron a la pareja.
Un sirviente llegó para informar la llegada de un carruaje a su patio, Corlys pidió que sus invitados fueran llevados hasta la sala del trono. La pareja se encamino hasta la habitación curiosos por los invitados.
