17.

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La puerta de mi habitación fue abierta lentamente, parecía no querer irrumpir en ese tenso ambiente que se había creado en mi habitación únicamente con mi presencia.

Suspiré, lo necesitaba más que nunca ahora, así que con las pocas fuerzas que reunió mi cuerpo me levanté para ir a abrazarlo.

La luz chocaba contra mis ojos, los cuales aún ardían y amenazaban con brotar de vuelta en cualquier momento.

Sus brazos envolvieron reconfortantemente mi espalda mientras me transmitía su apoyo en silencio, a pesar de que no supiera mi situación, él estaba ahí.

Luego de una batalla conmigo mismo después de haberme quedado repasando esa jugada una y otra vez en mi cabeza, llegué a la conclusión de que había sido un error de principiante.

Cosa que era.

No quería coger el móvil ni siquiera para mirar la hora, las críticas eran lo de menos, lo que no quería era ver si al menos me había mandado un mensaje. Al menos por hoy no quería recordar nada del partido y lo que viene después, ya mañana podría analizar todo con más calma.

–. Te espero para cenar ¿vale? No tardes– Murmuró Fernando con un tono suave antes de revolverme el pelo con cariño.

Salió de mi habitación no sin antes encender el foco, sabía como hacerme reaccionar de una manera rápida, así que apenas la luz azotó mi rostro decidí entrar a ducharme por tercera vez en el día.

Sin muchos ánimos cogí lo primero que encontré en el armario y camine a rastras hasta el baño, al entrar y mirarme en el espejo hice una cara de asco al ver mi rostro.

Mis ojos estaban rojos y un poco hinchados, mis mejillas tenían un tono carmesí ligero que no me hacía lucir bien como las otras veces, y mi pelo desordenado era la cereza del pastel.

Me quité lo que traía para meterme bajo el chorro de agua y asearme de manera rápida sin muchas ganas, total estaba limpio.

Me vestí, salí y bajé al comedor aún con mi pelo goteando, mi vista viajó hasta la mesa, donde vi dos platos con ensalada y pollo.

La cena transcurrió en silencio. No me preguntó nada, no sugirió nada y no sacó el tema de esta noche, no era el momento para hacerlo sabiendo bien que mi estado de ánimo colgaba de un hilo poco estable en estos momentos.

Antes de irme a dormir volví a recibir unas palabras de apoyo camufladas de su parte, sonreí ligeramente y le di un abrazo antes de volver a mi habitación para caer dormido apenas mi cuerpo encontró comodidad en el colchón.

[...]

Desperté por un sonido que aturdió todos mis sentidos, cosa que significaba que ya habían pasado las 9 horas de sueño que tenía establecidas.

Sentí como si hubiera pestañeado, parecía que no logré descansar nada o al menos lo que yo quisiera.

Por primera vez en el día cogí el teléfono y nada más encenderlo vi que tenía 5 mensajes de Pablo, pero no era el momento de contestarselos.

Si me quería pedir disculpas, que al menos lo haga en persona.

Hice la misma rutina de siempre al menos con mejores ánimos, tampoco dejaría que aquello me afecte en algún aspecto importante, fue un error y lo puede cometer cualquiera.

–. Buen día– Saludé con una sonrisa a mi hermano, quien se encontraba sentado en la mesa con el móvil esperándome para desayunar juntos.

–. Buenos días ¿Cómo estás?– Preguntó al verme.

–. Bien, mejor que anoche por lo menos– Dije con un tono bromista para intentar hacer menos la situación –. ¿Tú que tal?–

–. Bien también– Agregó sin más –. Ven, siéntate–

Limerencia [Pedri & Gavi]Where stories live. Discover now