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Bélgica, Spa

28 agosto.

Narra Charles

Han pasado exactamente 35 días desde que Morgan entró en un coma, la carrera de Francia se había retomado, con Max en el podio, yo por otro lado, no pude con la presión, y me salí de la pista distraído, saliendo así de la carrera.

No quería dejar a Morgan sola, por lo que Susie se quedó con ella en el hospital, mientras yo tendría que seguir corriendo aunque no quisiera, me sacarian del equipo si lo hiciera.

El GP de Hungría, había conseguido P3 de la parrilla, esto no me ayudó mucho, terminé P6 al final de la carrera, había tratado de dar lo mejor de mi, para poder contarle a Morgan cuando la volviera a ver, aunque me temo que se decepcionara de mi.

Hace unos días había pedido el traslado de Morgan hacia Mónaco, Susie se hizo cargo de todo, después de las prácticas, entrenamientos, qualy, me pasaba al garaje de Mercedes para hablar con Toto sobre las condiciones de Morgan.

Podría decir que el Paddock entero estaba pendiente del estado de Morgan, lo cual apreciaba, nadie realmente le dio importancia de que todo este tiempo, ella les estaba ocultando su verdadera identidad, si no, como seguía, y cuando volvería.

Al llegar a Mónaco, lo primero que hice fue ir al hospital, tendría un break de dos semanas, lo cual lo pensaba pasar con mi novia, esperando y rezando que pudiera en algún momento despertar.

Pero no pasó, espere y espere, y no había ninguna señal de que fuera a despertar, la frustración comenzaba a llegar, la idea de que tal vez Morgan no fuera a despertar me aterraba.

Hasta que tuve que volver a irme, esta vez a Bélgica, Spa, la cual una vez más quede en P6, no mi mejor momento la verdad, tenía planeado irme a Mónaco inmediatamente después de la carrera.

Mi equipo me convenció de no hacerlo, las bolsas debajo de mis ojos estaban más pronunciadas que nunca, por lo que cambie el vuelo a la mañana siguiente para irme a un hotel y dormir lo que restaba de tarde.

Aunque el resto de los pilotos tenían planes diferentes para mí, querían que me relajara, por lo que hicieron una fiesta más relajada en un yate, solo los pilotos, y claro una que otra pareja de alguno.

-Bebe una cerveza Charles, la necesitas.-dijo Carlos extendiéndome una.

-Estoy bien, gracias Carlos.-me apoye en la baranda del yate.

-Yo también la extraño.

-No eres el único.-di una sonrisa triste.

-Te doy por firmado, que apenas despierte, los demás harán carrera de quién llegará primero para verla.-solto con una risa.

-Te creo.

-¿Cómo va todo con tu suegro?.-dijo Lewis uniéndose a la conversación.

-Mejor, aunque me hubiera gustado que se hubieran dado en otras circunstancias.

-Le caes bien, deberías unirte a Mercedes.-bromeo el.

-Unete tu a Ferrari.-le devolví la broma, Carlos puso una mano en su pecho.

-¿Y yo qué cabrones?

-Que es mentira.

Las horas pasaron junto a los demás, la luz poco a poco iba ocultándose, haciendo que el alcohol dominara a los demás, yo con mi vaso de agua me burlaba de ellos, acercándonos a la costa, los teléfonos agarraron señal, haciendo que las notificaciones llegarán a todos, tantos que se me hizo raro.

The Faceless Driver - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora