—Hola —empecé la llamada saludando. 

—Estoy afuera —me informó Jeon a través de la bocina. No contesté nada más y solo corté la llamada. 

Al abrir la puerta principal vi de inmediato a Jungkook, quien sin esperar permiso alguno de mi parte se dispuso a entrar por completo a la cabaña; ignorando y burlando vilmente mi aura de autoridad. 

—Puedes pasar —dije de forma irónica después de cerrar la puerta.

Seguí a Jungkook hasta la encimera de la cocina, en donde puso descuidadamente las bolsas que anteriormente llevaba en las manos. 

—En las bolsas negras está la ropa del chiquillo y todo eso que me pediste, en las blancas hay algunas cosas para comer —me instruyó señalando ambos grupos de bolsas—. ¿Cómo estás? —me preguntó después de recibir un asentimiento de mi parte—. ¿Cómo vas con tu belleza chiquilla? —La forma en como se refirió a Jin hizo que la expresión de mi cara reflejara absoluto desconcierto. 

—¿Belleza chiquilla? —pregunté con la misma expresión desconcertada—. No vuelvas a decir eso... Es raro. 

Jeon hizo un levantamiento de hombros quitándole importancia al asunto de esa forma. Caminó hasta la sala, pero no sin antes dar un vistazo hacía las escaleras.

—¿No se ha vuelto complicado tenerlo aquí en contra de su voluntad? —preguntó una vez ya sentado en el sofá—. Después de todo lleva aquí... ¿Cuánto... ¿cinco días? 

—Hoy se cumplen exactamente nueve días... nueve días; el tiempo se pasó bastante rápido —hablé mientras tomaba asiento en un sillón diferente a donde estaba sentado Jungkook—. Todo ha ido bastante normal, al menos no se ha enloquecido haciendo que yo también enloquezca. Sigue pidiéndome día y noche que lo lleve a su casa, pero supongo que es normal, tampoco puedo esperar a que adore estar aquí conmigo después de traerlo a la fuerza, y menos en tan poco tiempo. 

—¿No te ha puesto problema con la comida o algo? —me preguntó el pelinegro con mediano interés. 

—No, ha estado comiéndose todo lo que pongo en un plato frente a él, aún cuando sé que lo que preparo no es especialmente rico. También los tres primeros días dormía mucho, ahora duerme mucho menos —comenté solo por la necesidad de contarle a alguien cómo estaban yendo las cosas hasta ese entonces. 

—¿Lo haz vuelto a drogar con lo que te di? —preguntó. 

—Dejé de hacerlo con la misma frecuencia hace tres días, empecé a verlo poco necesario. 

—¿Qué? —Jeon parecía que no se estaba creyendo nada, pues mientras hacía esa corta pregunta dejaba escapar un par de cortas risas—. ¿Me estás diciendo que ni siquiera se ha intentado escapar? 

—Que yo sepa no... —dije extrañado con la pregunta que Jeon me hacía—. ¿Por qué?

—Lo normal es que tu chiquillo hubiera intentado escaparse aunque sea un par de veces por los cinco primeros días al menos... Pero han pasado nueve y me dices que están felices de la vida. Felicidades tu chiquillo desarrolló estocolmo en tiempo record. 

—Que exagerado eres —ahora era yo quien reía—. No te dije que estamos felices de la vida, ni si quiera me ha dirigido la palabra por cuenta propia; y así no es como actúa alguien que tiene estocolmo. Creo que me odia... con estocolmo no debería odiarme.

—Si lo dices así ya no suena tan a luna de miel soñada —admitió—. ¿Puedo verlo? 

—No lo creo, está dormido, y déjame decirte que tiene el sueño más liviano que he visto en cualquier persona. Me sorprende que no se haya despertado con el sonido de la llama...— Mi dialogo se vio interrumpido por el sonido rechinante típico que hacía la escalera cuando alguien bajaba por ella. Jeon también escuchó el sonido y por reflejo volteó el rostro con dirección a donde se escuchaba el sonido rechinante. 

Caja De Cristal   |Namjin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora