Llegar a la meta

Capitulo XXIII: Fred cara de perro bulldog

—Te amo, Jules.

Mire a Charles entre sorprendida y alegre, él había dicho que me ama.

Él me ama.

Charles tomo mi mano y me llevo adentro de la cabaña, donde me tendió un cambio de ropa como la otra vez, yo me dirigí al baño y cambie mi ropa mojada por una del que estaba completamente seca y caliente. Cuando salí del baño, Charles estaba sentado con sus manos cerca de la chimenea en la cama improvisada que había hecho, justo como la primera vez que vinimos aquí.

—Perdóname por todo el daño que te cause, Jules—Dijo agarrando mis manos cuando me senté a su lado—Perdóname por abandonarte cuando más me necesitabas y por comportarme como un idiota.

Charles sostenía mis manos y hacía pequeñas figuras con su vista puesta en mis manos. Mire a Charles detenidamente y me puse a pensar en lo loco que era todo, aunque Charles me hubiera hecho daño, yo creía en el perdón y también creía que él merecía una segunda oportunidad, aunque creo que esta era su tercera.

El punto es que yo quería darle una oportunidad, porque de verdad quería que algo bonito saliera de nosotros, quería que nuestra historia tuviera un final feliz como las chicas de los libros y películas que me gustan.

—Solo bésame, Leclerc—Dije levantando su rostro, él colocó sus manos en mi cara y fue acercando mi rostro con una sonrisa en sus labios, sus labios chocaron con los míos en un dulce beso, coloque mis manos en su abdomen por encima de su camisa mientras él acariciaba mi rostro, pero sin querer toque un punto débil de Charles que le provoco cosquillas haciendo que se moviera rápidamente, yo solté una carcajada y él miró de mala manera.

—Lo siento—Dije riendo—No sabía qué tenías cosquillas allí.

Charles solo negó con su cabeza y se acostó en la cama para después poner su brazo, yo me acosté con él y apoye mi cabeza en su pecho abrazando su cintura con una de mis manos mientras él acariciaba mi cabello.

—Que haremos con Ferrari y la prensa?—Pregunte con la mirada perdida.

—Decir que no somos nada y que las fotos fueron cuando nos conocimos—Levante un poco mi cabeza para mirar a Charles, no quería hacer eso otra vez—Sé que no quieres, pero es lo único que podemos hacer si no queremos perder el puesto en Ferrari, Jules.

Volví a apoyar mi cabeza en su pecho y aunque no lo quisiera admitir, Charles tenía razón. Si decíamos que estábamos juntos, Ferrari nos diría adiós, más que todo a mí, no podía arriesgarme así, no cuando había tanto en juego.

Charles y yo nos quedamos en silencio, cada uno estaba con sus propios pensamientos, pero las caricias en mi cabello estaban haciendo efecto que poco a poco que me termine quedando dormida.

Cuando me desperté aún seguía abrazada al cuerpo de Charles, lo que me provoco cierto alivio, levante un poco mi cabeza para ver si estaba despierto, cuando me vio me regalo una sonrisa y me dio un pequeño beso en los labios.

—Que hora es?—Pregunte volviendo apoyar mi cabeza en su pecho.

—Son las siete y media, pequeña.

—Qué?!—Dije levantándome rápidamente, Charles me miro sin entender nada, pero se levantó y comenzó a guardar todo. Corrí hacia el baño y me lavé la cara lo más rápido que pude, me senté al lado de Charles para ponerme mis zapatos.

—Por qué estás tan apurada?—Inquirió confundido.

—Tengo una entrevista con unos patrocinadores a las diez de la mañana—Dije levantándome y agarrándolo del brazo para salir de la cabaña.