13.

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-no tenias una misión?-me pregunto Abel dándome un pequeño empujón hacía el interior.

Todas las miradas se dirigieron hacía mi provocando un leve sonrojo en mi rostro, mire hacía el mayor rubio para luego dirigirla hacia el castaño quien esperaba con ansias mi acción.

Con pequeños y tímidos pasos fui acercándome al castaño, quien desprendía un brillo en los ojos el cual hacía tiempo que no veía a nadie que me mirara así. Una vez delante suya casi que me tiré encima suya a abrazarlo, ya no era tanto por la misión sino lo sentía como una necesidad, ese abrazo expresaba el cariño que hacía años que había perdido y tanto me falto.

-te amo pequeño-dijo abrazándome con fuerza.

Realmente no los conocía, pero en tan poco me habían llenado el corazón. Nunca nadie me había ayudado tanto como lo hicieron ellos.

-mi pequeño rubito-escuche en mis espaldas, no dude en girarme para encontrarme con Maya

Salí disparado hacía sus brazos los cuales me acogieron con un fuerte abrazo y miles de besos por toda mi carita, no pude evitar soltar una gran carcajada.

-tanto abrazo y a mi no me das ninguno-reclamó el señor qué juraría que era el papa de Abel.

(...)

-tanto abrazo y a mi no me das ninguno-reclamó mi papa desde la camilla.

Nico se encontraba aun entre los brazos de mi mamá. El pequeño miró tímido a mi papa sin saber que hacer, intentando esconderse detras del cuerpo de mi mamá.

-veo que tenemos un pollito vergonzoso-dijo mi mamá soltando una leve sonrisa y dándole un toquezito en su pequeña narizita.

-será mejor que lo lleve para su habitación, tiene que descansar para salir de aquí lo más pronto posible-dije acercándome al pequeño para coger su pequeña mano-¿verdad?-le pregunté una vez en la puerta,recibiendo un entusiasmado asentimiento.

Una vez llegamos a la habitación todo fueron risas y comentarios hasta que llegó la hora de dormir, al pequeño no le hizo mucha gracia tener que parar de jugar para dormir, al parecer tenía demasiada energia.

-Bebé tienes que dormir para poder ponerte bueno-le dije intentado que se tumbara en la camilla.

-No tengo sueño, quiero seguir jugando-gimoteo.

-Mañana te prometemos que jugamos más pero ahora tienes que dormir-dije pasando los dedos por su pelo rizado.

-Me lo prometeis?-dijo temeroso-no os iréis?-preguntaba con miedo a que fuéramos a desaparecer.

-Te lo prometemos,te vamos a cuidar hasta que te cansarás de nosotros-dije besando su frente-buenas noches peque.

No tardo en caer rendido en la incomoda camilla, y yo no tarde en sentarme a su lado apreciar y contemplar todo lo que había llenado este pequeño en tan poco tiempo. No me quería separar nunca de él, esta dispuesto a llenar todos los papeles que fueran necesarios para tener a este pequeño correteando por la casa.

El sol entraba por la gran ventana iluminando la blanca habitación dejando la imagen de una pareja acurrucada a un pequeño rubio quien dormía a gusto entre los brazos de esos dos hombres.

El mayor de la pareja no tardo en abrir los ojos a causa de la luz que impactaba directa a sus parpados.

Nada más abrir los ojos vio a los dos chicos que ocupaban un gran lugar en su corazon, por desgracia no pudo seguir contemplando esa gran imagen ya que entro una chica que juraría que fue la médico que atendió ayer a Nico.

-Buenos días, perdón que los despierte pero ya tengo los resultados de los análisis de ayer de Nico-me dijo mientras sus dos chicos se iban despertando a causa de su entrada.


☆NICO☆ Where stories live. Discover now