El Libro.

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—Bien... creo que ya hemos terminado —comentó Ben, mirando a Oliver con una sonrisa suave en el rostro.
El mayor asintió, dándole palmaditas el brazo a Jean antes de enderezarse para estirar los músculos de los brazos, el cuello y la espalda.
—Y... ¿Cuando despertará? —Matt estaba sentado en el piso, con ambos brazos sobre los pies de la cama, observando fijamente los ojos cerrados de Jean.
Benjamin frunció un poco el ceño, tomando la bolsa roja que les había dado Vanessa se dedico a sacar un poco de los restos de flores que había en su interior.
— ¿Crees... creen que fue ella? —soltó de pronto el chico de ojos bicolor sin despegar la vista de los pétalos rosaseos que tenia en los dedos.

Las miradas de todos se dirigieron al piso, sumiendo la habitación en un incomodo silencio. Se podía sentir la tensión en el aire, cortando la respiración de todos y obligandolos a contener el aliento. Matt se había puesto tenso y poco a poco comenzaba a levantarse de su posición bajo los pies de la cama mientras todos esperaban atentos para ver que haría.

—No podemos sacar conclusiones apresuradas —sentenció Matt en tono serio, cruzándose de brazos en medio de la habitación para que todos lo vieran.

—Tampoco podemos negar que Jean fue atacado por un... —Taffyta guardo silencio, mordiéndose la uña del pulgar a sentir la atenta mirada de los demás sobre ella. 

Vanessa suspiro, echando la cabeza hacia atrás, arrugando un poco la nariz antes de volverse hacia Oliver, quien guardaba silencio de pie junto a la puerta. Faltaban pocos minutos para que la abuela Maggie volviera a casa de donde sea que se encontrara, y por supuesto prefería que todos se fuesen antes de que la anciana llegara para así poder contarle lo ocurrido sin tanta presión.

—Tal vez tienes razón al decir que no podemos sacar conclusiones aun pero, también es cierto que Jean fue atacado por un Hombre Lobo —Benjamin miraba a Matt con tranquilidad, acomodándose en donde estaba sentado para luego continuar— ¿Quien mas podría ser? ¿Crees que se ven Hombres Lobo todos los días? 

Matt asintió, dándole la razón a Benjamin. No podía negar que la opción mas probable era esa, pero de ser así, ellos no podrían hacer mas que hablar con el Consejo para que ellos se encargasen del asunto. 


Era de noche ya y tras la visita a casa de Jean, las hermanas Rayman se habían dedicado a caminar por la ciudad hasta su casa que quedaba bastante lejos, dándoles unas cuantas horas para conversar, limar pequeñas asperezas y confiar nuevamente la una en la otra. Taffyta se sentía realmente mal consigo misma por haber luchado una batalla que ni ella misma conocía, solo tenia claro que la Cassandra Whitmore que ella conocía no era para nada capaz de hacer algo en contra de nadie, menos  en contra de Benjamin, a quien había estado esperando desde que se este se fuese con sus padres a New York cuando eran apenas unos niños. En cambio Vanessa le contó a su hermana todo lo que había estado pasando en los días anteriores, incluso las peleas con Jean, lo que sentía por Jean y el extraño beso con Jean.  

Las calles de a ciudad eran silenciosas, solo se sentían las ruedas de algunos autos andar lentamente por las calles y las voces de las pocas personas que volvían a sus casas de sus trabajos o de aquellos que se preparaban para una loca noche de fiesta entre semana.

Todo era paz y armonía en todas partes, excepto en los sueños del joven alfa, quien a duras penas intentaba despertar de su pesadilla usual. En esta, corría por el bosque invernal, persiguiendo el sonido de voces familiares en la espesura oscura con aquel molesto sentimiento de peligro y preocupación; por mas que intentaba llegar al lugar de donde provenían aquellas voces, jamas era capaz de alcanzarlas, perdiéndose mas y mas en el inmenso e interminable bosque.   

— Jean... ¡Jean! —la voz de Michael logró sacarlo de su ensoñación, permitiendo le descansar un poco de sus propios temores. 

Al abrir los ojos Jean se encontró con sus dos hermanos mayores sentados en la cama, Drake se encontraba en la parte baja en posición de indio y Michael abrazaba al menor por los hombros sentado justo a su derecha. Jean gruño un poco al verlos a los dos, observables en silencio con mala cara preguntándose si debía decir algo o no.

El último aullido del lobo [En Proceso De Edición] Where stories live. Discover now