-Reacción Toby-

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¿Cómo reaccionarían si sufrieses una violación?


Ticci Toby

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Ticci Toby

-- ¡Ajá! -- Saltó Toby desde lo alto de un árbol, aterrizando con la estabilidad de un gato en la tierra. 

-- La madre que te... -- Se asustó Tim ante la repentina aparición de su compañero de combate. -- ¿Sabes? Eso es trampa. -- Continuó.

-- ¿El qué? ¿Ganar? Qué mal perder tienes, tío. -- Contestó Toby mientras colgaba sus hachas en su cinturón, y comenzó a dirigirse hacia la mansión junto a Tim para darse allí una ducha de agua fría y limpiarse así el barro y el sudor, consecuencia del largo entrenamiento. 

-- Se suponía que había que pelear en el campo de batalla, no desde los árboles. -- Guardó su pistola en el bolsillo trasero y se sacudió las manos.

-- Solo he empleado el factor sorpresa. -- Se justificó. Tim negó con la cabeza, aceptando su derrota injusta.

El silencio que se creó a su al rededor fue estropeado de repente por el Walkie Talkie de Toby que emitió interferencias intermitentes. Lo sacó del cinturón y pulsó el botón. 

-- ¿TN?

-- ¿Qué, os comunicáis ahora por ahí? 

-- Sí, salió al centro hace unas horas para comprar ropa, y para cuidarla le di un chisme de estos. -- Explicó

"Ayu-da... To-by. Ayu...-a" 

-- ¿TN? ¡¿TN?! ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? -- Él se detuvo, alterado y preocupado por tu voz pidiendo auxilio. Miró hacia todos los lados del bosque, centrado en la posibilidad de que estuvieses por allí cerca. 

"Ayúdame"

Toby no esperó ni un segundo más para emprender una carrera hacia la salida del bosque, habiendo reconocido que estabas en la ciudad todavía por el sonido de los coches pasando de fondo en tus llamados. 

-- ¡¿Dónde estás?! -- Preguntó por el aparato sin detenerse. No hubo una respuesta inmediata, y alarmado a la vez que ansioso volvió a hablar. -- ¡TN, dime dónde cojones estás! -- Dejó de presionar el botón. -- Contesta, joder, contéstame... 

"Callejón. Estanco. Voy a... desmayarme." 

Toby, a pesar de su alta resistencia y rapidez, no pudo evitar sentirse extasiado, hiperventilaba ante los nervios que le daban al pensar que no llegaría a tiempo. Una vez en la ciudad, esquivó a toda la gente y se vio obligado a empujar a algunas personas que se negaban a dejarle el paso libre hasta que finalmente llegó hasta el estanco. Dio la vuelta a la esquina y allí estabas tú, tumbada al lado del muro, oculta en la sombra del edificio, como un perro abandonado y hambriento que espera que algún ser humano bondadoso se de cuenta de que está ahí. 

-- Hey, princesa. Estoy aquí. -- Acarició tu cabello y lo apartó de tu rostro. Tenías los ojos cerrados. Deslizó su mirada por tu cuerpo y vio que tus piernas estaban desnudas. -- Joder... -- Pasó sus brazos por tu espalda y tus huecos poplíteos (la parte de atrás de la rodilla) y te levantó. Quería llegar lo más rápido a casa, así que su primer impulso fue robar un coche. Localizó a un hombre que estaba metiendo unas bolsas en la cajuela de su auto y aprovechó la oportunidad. Miró a los lados de la calle para asegurarse de que nadie miraba y sacó con una mano una de sus hachas para lanzarla con fuerza. Esta se clavó en el cráneo del hombre que en seguida cayó al suelo, inconsciente. Se apresuró a meterte en el asiento del copiloto, le quitó las llaves a su víctima, se quedó el hacha ensangrentada y cerró de un golpe el maletero. Se metió en el coche, arrancó y fue a una alta velocidad por la carretera en dirección a la mansión. 

-- Vamos, vamos, vamos... -- Se quitó las gafas para tener una mejor visión y se bajó el bozal tras pasar un semáforo que convenientemente estaba abierto. Cambió de marcha y, al girar tan bruscamente te despertaste del trance. 

-- ¿Uhm...? -- Jadeaste y miraste a Toby. Por un pequeño instante creíste que te habían secuestrado, pero al verle al volante esa idea se desvaneció. -- Toby... Viniste.

-- Ya vamos a casa, tranquila. -- Hizo el amago con una mano de acariciarte la pierna pero se retractó y la movió a la palanca de cambios de marcha, quizás una caricia ahora no era buena idea. 

-- ¿Puedes darme la mano? -- Pediste y él a penas tardó en tomártela y apretarla un poco. Miraste por la ventana y luego analizaste el interior del vehículo. -- ¿Y este coche?

-- Me lo prestaron. -- Se excusó sin apartar la mirada de la carretera. 

···

Una vez en la mansión te llevó a su habitación para tener más privacidad y que nadie te viese en ese estado. Cerró la puerta de una patada y te tumbó en la cama con sumo cuidado. Tosiste un poco y él entendió que habías cogido frío. 

-- Voy a mirarte las heridas y en seguida te doy mi ropa, ¿de acuerdo? 

Por cada parte de tu cuerpo tenías moretones y signos de violencia: tus muñecas y cuello estaban morados, tu labio ensangrentado, tus piernas con arañazos y por si fuese poco tu braga estaba rota y en tu feminidad había un hilo de sangre. 

-- Qué hijo de la gran... -- Murmuró. -- ¿Le viste la cara? 

-- No... No puedo recordarlo.

-- Ahora ya estás a salvo, ¿okey? ... Joder, no-no tenía que haberte de-dejado so-so-sola. Soy un completo imbécil. -- Empezó a tartamudear mientras se culpaba de lo sucedido.

-- Mi amor, no te preocupes... No ha sido tu- 

Te besó, cortándote y te acarició la mejilla. 

-- No vas a volver a salir sola, no podría soportar... -- Agachó la cabeza sin acabar la frase y empezó a negar con esta. -- Nadie va a tocarte nunca más, te lo juro. -- Levantó su mirada, con el ceño fruncido imaginando todo lo que podría hacerle al tipo que abusó de ti cuando se lo encontrase. 



Proxies are the type of boyfriend...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora