Capítulo VI

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Siguiendo las instrucciones que decía la invitación, llegaron a un parqueo subterráneo. Habían desde Ferraris hasta Alfas Romeo estacionados, una fortuna sobre ruedas que ascendía a casi doscientos millones de dólares, o más según las modificaciones hechas. Era el blanco perfecto para ser emboscado por criminales organizados como su adversario, sin rostro definido, podía sentirlo, estaban cerca de averiguarlo. Kara sabía que aun pareciendo algo ordinario el parqueo, en realidad poseía los mejores sistemas de seguridad, ningún multimillonario arriesgaría sus pertenencias, siempre eran recelosos y desconfiados incluso de su propia sombra.

La agente Danvers salió del auto acomodándose el vestido esperando a que Lena lo hiciera, intentarían fingir ser pareja, solo si lo veían necesario. Intentarían quitarse de encima a cualquier millonario necio que quisiera coquetearles, solo permitirían todo aquello si lo consideraban conveniente para sus objetivos. Kara había pensado en todo, incluido el único factor en contra que tendrían encima, la presencia de Jack y su coartada, Lucy. Sabía que los traicionaría a penas el británico se lo ordenara, sin embargo, y; con algo de modestia, no por nada se trataba de la mejor agente del FBI, le había instalado un rastreador microscópico en el vestido. Por eso trataría de evitar los escándalos lo mayor posible, pero también esperaba poder impedir que este se acercara a Lena, seguía sintiendo el cosquilleo sobre sus labios gracias al beso, debía ignorarlo, por ahora.

Salieron del auto intentando mantener su línea falsa, esperó paciente que Lena saliera y miró a los chicos de soslayo cuyo el mensaje no verbal significaba; dividirse para comenzar a ejecutar su plan. Cada quién sacó su invitación para entregársela a los gorilas encargados de recibirlas.

—¿Estás bien? —susurró tomando a Lena de la cintura para que acomodara su calzado disimuladamente, notaba su incomodidad al caminar.

—Sí, solo sigue caminando —le ordenó irritada, llevaba mucho tiempo de no usar ese tipo de zapatos.

Kara decidió no responderle, porque dentro de esa irritación, iba incluida su preocupación por Samantha, lo entendía bien. Tal vez debía preguntar más adelante cómo iniciaron su amistad y por qué esta le tenía tanta lealtad. Entregaron su invitación, permitiendo su propio acceso, entre cada paso se escuchaba la música a todo volumen, sonrió divertida, nunca faltaba una buena fiesta en medio de las carreras, esta tenía chicas nudistas para acompañar a los millonarios solitarios, sintió como Lena la mirada de reojo, mordió internamente su mejilla para no reírse.

Alzó su mirada analizando cuántos hombres y mujeres de seguridad armados se encontraban infiltrados entre los invitados, eran varios, los distinguía por sus movimientos corporales, siempre se mantenían rígidos, no hablaban mucho, fingían prestar atención, vigilaban a sus jefes. Fingió mirar las luces, necesitaba contar cuántas cámaras instaladas habían, contó varias alrededor.

—¿Qué hacemos primero? —le preguntó Lena cerca de su oído para que la escuchara, tomando a propósito su definida cintura.

—Mezclémonos —le respondió del mismo modo. Lena asintió tomando dos Martini ofreciéndole uno—, este lugar está lleno de cámaras, tienen cubierto todo el perímetro y cada millonario trajo su propia escolta. No los tomes, no sabemos si tienen drogas—tomó la copa fingiendo reírse, se inclinó rozando su mejilla con la nariz para hablar con sus hombres—. Winn, Barry, a penas tengan el poder de las cámaras, quiero que revisan la matrícula, deben ser los autos robados.

Entendido, jefa.

—Sí, eso noté, Danvers. También parece que ya tenemos varios ojos sobre nosotras. Caminemos antes de parecer sospechosas —puntualizó fingiendo reírse también con Kara avanzando a pasos naturales, abrazando su cintura bajó más su mano dejándola sobre el inicio de sus glúteos.

Desafío De Velocidad Where stories live. Discover now