Dazai.

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[Inicios de secundaria...]

Sus inicios de secundaria era para el aburridas. Pero para una persona "normal" de secundaria, sería lo más entretenido.

Pero el no le veía divertido o interesante que muchas personas estén enamoradas de el.

Realmente se podía decir que Dazai era el más guapo de toda la clase (apartando a Chuuya)

El tenía un casillero qué era específicamente para poner cartas dedicadas a su Dazai. A ese punto de popularidad llego.

Aun qué sus ojos solamente se fijaban en un pelirrojo enano.

Podía coquetear o salir con las personas que quiera, pero siempre ese enano gruñón estaría en sus pensamientos. Días. Noches. Tardes. Años.

Aun qué está persona parecía no notarlo en lo mínimo.

El hace tiempo que estaba enamorado de Chuuya, se dio cuenta cuando los años junto a él se volvían más lindos y más calidos.

Y obviamente el no era tonto, el podía diferenciar ese tipo de cariño hacia el pelirrojo.

Aun así le podía mandar mil indirectas y el probablemente le valdría igual. Siempre lo intentaba, tratando de lograr su cometido.

Por eso es que comenzó a tener el hábito de tratar de ser lo mejor para el, su mejor imagen.

Intentaba ser perfecto.

Por eso que cada vez que observaba sus vendas y las huellas de su pasado marcadas en su cuerpo, sentía un asco hacía si mismo. Pensaba que si Chuuya miraba detrás de sus vendas, probablemente lo deteste.

Por eso siempre era cuidadoso al mover o quitar sus vendas, no quería que Chuuya mirara eso.

Quería que Chuuya tuviera una imagen buena de el, que Chuuya se diera cuenta que el podía ser capaz de hacerlo sentir bien.

Por eso es que era jugueton y bromista con el, y cuidadoso como siempre. Aun así no se daba cuenta de sus sentimientos.

– Dazai, quita esa mirada de mierda y ponte a hacer el trabajo. Recuerda que si sacamos mala nota te voy a colgar de ese alambre qué vez ahí.

"Oh..." Bien, sinceramente no se acuerda cuando comenzó a enamorarse de Chuuya y su diferente trato qué tenían ambos.

Pero de cierto modo era, agradable, o lo más cerca de eso.

– Chibi, si te enojas mucho puede afectar a tu crecimiento. – Movio su lápiz mientras pronunciaba esas palabras.

El contrario, solamente lo miro frunciendo el ceño, pero como el entendía a la perfección a Chuuya, sabía que le estaba mandando a la mierda.

Solamente rio divertido y siguió conversando con el contrario como si estuvieran en su casa.

-

Aun hablando de sus sentimientos, parecía que a veces Chuuya jugaba con los de el.

– Uh, papel de baño... Te compre estos chocolates para San Valentín. – Silencio, era largo, para que luego el contrario volviera a hablar. – Me asegure qué seas alérgico.

Bien, aun seguía sin entender cuando se enamoro del enano.

Podía ser cuando tuvieron una salida los dos que era muy cerca a una cita, donde Chuuya era el tipo más cursi qué el ser humano pudo ver.

"– Te hice un poema, si lo rechazas te dejare votado en un basurero inconsciente."

Y donde Dazai era el chico más jugueton y coqueto qué alguna vez alguien pudo ver.

"– Oh, Chibi esta avergonzado... ¿Será que le hice ponerse tímido?"

Pero aun así, se sentía como si todo fuera un juego. Por eso, Dazai nunca dio ese paso.

-

– ¿En tu casa o en la mía?

"Qué..."

Chuuya noto el desconcierto de Dazai ante sus palabras y solamente rodó sus ojos para luego señalar el pizarrón de la clase.

– Hay un trabajo en clase, en parejas. – Dazai solto una sonrisa que Chuuya sabía muy bien lo que significaba.

– ¿Quién dijo que lo haría contigo?

Chuuya alzó la ceja al ver el juego de Dazai, movio ligeramente su cabeza para luego hablar como si estuviera tratando con un niño de 5 años.

– A menos que quieras hacerlo con una de tus fans, qué probablemente terminan acosandote, adelante. – Incitó, alzando una mano para que siga su camino.

Al ver que Dazai ponía una expresión infantil, supo lo que venía así que solamente salió de su puesto. Dejando a Dazai con las palabras en la boca.

– En la mía será entonces, no llegues tarde, idiota.

Salió por una de las puertas del aula, dejandolo solo.

Por un momento sonrió al ver como Chuuya lo conocía tan bien.

Merecedor [Soukoku] Où les histoires vivent. Découvrez maintenant