07.

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El suplicio inminente en el que se vio envuelto los últimos cinco meses no pasó inadvertido para ninguno de sus familiares. Las bolsas impregnadas debajo de sus ojos, la falta de brillo en el color miel de su mirada, la poca energía que mantenía durante el día y su falta de apetito. Todo estaba yendo de mal en peor, suponían que en cualquier momento moriría de tristeza y hambre. Sin embargo, el omega no tenía en mente ninguna de aquellas posibilidades, intentaba ser fuerte por el pequeño bebé que crecía en su vientre, pero aún sentía la ausencia de su alfa.

No había vuelto a saber de él, las estaciones pasaron a través de su ventana y acompañaron a su encierro, el bosque desde la lejanía parecía desierto y solitario, muy diferente a la sensación que otorgaba cuando ambos se reunían y disfrutaban de la compañía del otro. Jimin aún mantenía sus manos aferradas a los barrotes de la ventana, su vista siempre se dirigía a la naturaleza, pues era la única manera de recordar a su pareja.

Jungkook no estaba mejor que él, cada noche cambiaba a su forma lobuna y lanzaba aullidos lastimeros al cielo, intentando llegar al corazón de su omega y poder decirle cuanta falta le hacía. Se estaba perdiendo todo lo que merecía apreciar. El crecimiento del vientre de su pareja, su risueña mirada, el crecimiento de sus cachetes y los antojos que podían atacarle cada mañana. Estaba perdiendo absolutamente todo y él no se lo merecía.

Mientras Jimin estaba encerrado en una habitación resguardada y alta, tal cual una princesa de cuento, Jungkook se mantenía aislado bajo tierra, con poca comida que lograra sustentarlo, pocas visitas, escasa luz y el corazón roto por alejarse de su pareja.

— Debes comer un poco, mi niño — su padre omega se encontraba visitándolo cada día, tratando de consolarlo por su reciente pérdida, pero sin poder hacer nada — Jiminnie, por favor... come un poco, hazlo por tu bebé.

El rubio se negaba a cualquier clase de alimento, por más que digiriera algo no podía aguantarlo en su garganta mucho tiempo, la misma depresión lo inclinaba a devolver absolutamente todo. ¿Y cómo no? Los miembros de la Asamblea habían decidido arrebatarle al bebé en cuanto éste naciera, no quedaría absolutamente nada de él si llegase a perder a su hijo también.

— La única razón por la que sobrevivo es por mi hijo — su vista aún seguía desviada al bosque, no quería ver a su padre porque seguramente su imagen no era demasiado alentadora para tranquilizarlo — sin mi alfa yo no podría seguir viviendo.

— No digas eso, por favor — las lágrimas descendieron por las mejillas de su padre, le dolía demasiado ver a su pequeño en ese estado. Era tan injusto lo que habían hecho con él, tan cruel y vil que solo causaba odio y repudio hacia la manada — tu padre aún se culpa por todo lo que está pasando, cree que no fue lo suficientemente fuerte y decidido para poder evitar todo esto.

— Papá no tiene la culpa — una brisa helada pasó a través de la ventana, el otoño estaba empezando y las hojas pronto comenzarían a caer — el gran alfa terminó saliéndose con la suya, me alejó de mi alfa para siempre.

Acarició su vientre lentamente mientras la tristeza abrazaba su corazón una vez más. No podía detener su llanto, todo estaba yendo tan mal, su pareja estaba encerrada en algún lugar de su manada, muriendo de tristeza al igual que él siendo víctima de una injusta separación entre ambos. Baekhyun abrazó a su pequeño hijo y lo reconfortó por mucho tiempo del llanto.

— Lo extraño tanto... — musitó mientras abrazaba su vientre — lo necesito conmigo, papá...

La visita estaba a punto de terminar, los líderes de la manada solo le permitían ingresar para alimentarlo y charlar un poco con él, con la única misión de apaciguar su tristeza y no morir antes de la "boda". Todo era por simple conveniencia, no les importaba el estado en el que estaba Jimin. El omega mayor estaba harto, su hijo no merecía pasar por tremenda desgracia, ni llorar por estar lejos de su pareja. Él movería todo para que pudiese reunirse con el alfa de la manada Jeon.

Can you hold me? ; kookmin.Where stories live. Discover now