CAPÍTULO 11

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¿Are you ok, Diana?:

Los últimos tres días habían sido un completo caos, repleto de exámenes que esperaba haber aprobado con honores, reproches de profesores por llegar tarde o dormirme en clases, e incluso comentarios de otros alumnos a mis espaldas sobre mi mudanza.

Llegué al departamento total y completamente agotada como los días anteriores en los que hasta me había quedado dormida en el sofá.

Mi bolso se encontraba en una esquina aleatoria de la habitación y yo estaba encima de la cama estudiando para el examen que tenía en una semana mientras miraba el reloj para concentrarme con el pasar de las manecillas a la par con su típico sonido de Tic Tac.

Cuando estaba en mi máxima concentración tocaron a la puerta.

—¿Quién es? —pregunté malhumorada sin levantarme.

—N-Nada, olvídalo —titubeó Dylan desde el otro lado de la puerta.

...

Titubeó.

Titubeó... ¡¿TITUBEÓ?!

Me levanté casi de golpe y me las ingenié para llegar a la puerta sin matarme o salir gravemente herida en el proceso. La abrí con un poco más de fuerza de la necesaria y me encontré con la espalda de Dylan.

Y qué espalda.

Se giró de vuelta al darse cuenta que estaba detrás de él, tenía un expresión extraña.

—¿Estás bien? —le pregunté aún agarrando la puerta.

—Sí, no te preocupes —respondió sin más.

—Pero...

—Tengo que salir y no vuelvo hasta mañana. Díselo a Nick para que no se vuelva loco buscándome —me interrumpió poniéndose una chaqueta que ni siquiera había notado que tenía en la mano.

Asentí y él desapareció por el pasillo. Escuché la puerta cerrarse y el departamento se sumió en un enorme silencio.

¿Te diste cuenta?

Por primera vez desde que lo conocía, no me había mirado a los ojos, ni una sola vez en los menos de cinco minutos de conversación.

Me quedé unos segundos más en la puerta analizándolo todo a máxima velocidad. Me di cuenta de lo que hacía y fui a la cocina.

Agarré unas fresas de la nevera y me senté en el sofá. Comencé a cambiar el canal en el televisor hasta que encontré una película, mala, pero una película.

Como en la quinta fresa escuché la puerta abrirce y di un giro abrupto para poder ver quién era que hizo que me doliera el cuello.

Algo parecido a la decepción fue lo que sentí cuando vi a Nick, con cara de hastío dejar sus llaves en la mesita, justo al lado de la puerta.

—Dylan salió y me dijo que te avisara que llega tarde —le dije.

—Y seguro añadió como dato: O se volverá loco buscándome —lo imitó, reforzando su expresión de fastidio.

Aguanté unas risitas.

—La verdad es que sí.

Puso los ojos en blanco y fue a la cocina.

—Ni que fuera su esposa —se quejó en voz baja, pero con suficiente volumen como para escucharlo.

—Sí pareces su esposa, Nick —dije, aguantado otra risa.

D de Dylan (Tentación #1) (1er Borrador)Where stories live. Discover now