CAPITULO XXIII

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Jerico

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Jerico

La tetera empezó a sonar mientras hervía el agua. La saque del fuego y prepare un par de tasas de té. La manzanilla siempre fue buena para relajarlo... y por como esta de tirante el ambiente... creo que será necesaria.

Camino de vuelta a la salita de Split y le entrego la tasa – No sabía si lo querías dulce o no... – me miro con el rostro serio – Amargo sera entonces.

– Mira lo siento... no quiero parecer un idiota... pero tengo la rabia atorada en la garganta ¿sabes? Como un gran nudo de mierda que no consigo tragar. – Se removió el pelo con brusquedad antes de tomar la taza de la mesa y darle un buen trago. Hice una mueca al pensar en la temperatura del agua. Split no pareció notar siquiera que estaba casi hirviendo.

– No es que quiera parecer desentendido... pero así es como me siento ahora hermano. Necesito algo más por dónde agarrarme Split. ¿Qué paso? Creí que lo de Justice ya era un tema cerrado. – Sople un poco mi bebida y le di un sorbo. Delicioso, perfecto.

Split se paseó inquieto por el lugar. Más de una vez lo note mirando hacia el cuarto, donde la pequeña estaba dormida. Como si temiera que se despertara y los escuchara. – Si no quieres despertarla cierra la puerta. – Dije

– No... yo... está bien así. – Volvió a sentarse en el sofá – Esta mañana Trisha llamo. Dijo que la cachorra necesitaba unas vacunas, menciono algo sobre su sistema inmune y no sé qué más... no entiendo mucho sobre eso. – Hizo otra pausa para tomar un poco más de la taza.

– Bueno... eso es normal Split. Algunos niños necesitan vacunarse. Te seré sincero, no esperaba que la pequeña lo necesitara... pero ella es única después de todo. No podemos dar por seguro nada. – Intente sonar calmado.

– ¡Pero ese no fue el problema Jerico! Si solo la hubieras visto... temblaba. Todo su cuerpito estaba lleno de miedo con solamente la idea... me costó tanto calmarla solo para que ellos lo volvieran a empeorar todo en cuestión de minutos... ¡No me escuchaban! Ni Justice. Ni la doctora. Ellos no la habían visto antes, pero yo sí. Deberían aprender escuchar. Aprender a ver. ¡Ellos no lo saben todo! No... Justice si lo sabe. Él lo vivió tanto como nosotros. El conoce las pesadillas. El conoce los miedos. ¡Y aun así la obligo a revivirlos! – Volvió a levantarse y a caminar en círculos con nerviosismo.

– Diablos hombre... espera un poco. Déjame ver si lo entiendo... – me tome un momento para ordenar mis pensamientos – Lo que dices es que la cachorra le tiene miedo a las vacunas, lo cual es malditamente entendible... Pero como ¿Trisha y los demás no le explicaron que estas no eran como las de los técnicos? Por favor dime que no te la llevaste antes de que ellos tuvieran la oportunidad de explicarle el procedimiento – lo mire con seriedad.

– ¡Claro que no! Yo mismo le conté lo más que pude. Después le pedí, una y otra vez, a la Doctora Trisha que contestara sus preguntas. Que le hablara sobre cada paso que daba... pero en vez de eso la trataron como si no entendiera... como si no hubiera sobrevivido a un infierno. – Se acercó a la puerta de la habitación – La confunden con los demás pequeños... con los cachorros que nacieron rodeados de un ambiente de amor... y es por culpa de eso que no supieron ver lo que estaba tan claro frente a sus ojos... – Se volvió hacia mí – No me gusta estar así Jerico... no quiero tener que pelear con el macho que me rescato de mis propios barrotes... o tener que gritarle a la mujer que me cuido como una madre cuando apenas fui rescatado. Pero no puedo. No puedo permitir que sus errores causen más daño del que ya está hecho. – Se deslizo por la pared hasta estar contra del suelo – Me siento ahogado desde que salí de aquel lugar. Me parece que estoy luchando contra una gran marea y no se hacia dónde nadar. Pero es que cuando la vi llorar... simplemente no podía dejarla ahí amigo... no podía. – Apoyo sus manos sobre su cara y... ¿Esta... llorando?

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