Aclaración: T/N va ser chico en esta historia y será novio de Vanessa
Sin más que decir comencemos.
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Tomaba sus mejillas entre mis manos mientras secaba sus lágrimas, no se por que lloraba, estaba bastante asustada, al parecer había tenido una pesadilla, pero no es la primera vez que las tiene, es tan extraño que siempre sueñe con un conejo amarillo, siempre lo describe de esa manera cada vez que despierta, alterada y se echa a llorar, yo, siempre estoy allí para ella en esos momentos de locura, aunque aveces fallen mis estrategias para calmarle.
-Vanessa....
Pronuncie en un leve susurro, ella me miró a los ojos, esos lindos ojos verdes cristalinos, aún derramando lágrimas.
-T/N.... perdóname en verdad, no quería despertarte querido....
Dijo ella con esa voz dulce que tanto amaba.
-Tranquila cariño, no a sido nada malo, sabes que me importa más que estés calmada
Me agache a su altura, pues ella estaba sentada al borde izquiero de la cama.
-Se que con el medicamento te vas a reponer
Le sonreí un poco, ella se tranquilizó poco a poco y me abrazo.
-Lo sé.... aunque igual consumiendo el medicamento las pesadillas no se van
Artículo ella posando su rostro entre mi hombro y cuello.
-Tratare de velar por ti toda la noche, si es que vuelve a suceder te despertare de inmediato, cielo
La abrace con suavidad y la mesi levemente para lograr que recuperará el sueño nuevamente, pues al día siguiente teníamos que ir a trabajar.
Cuándo menos lo esperé, ella ya estaba dormida entre mis brazos.
Sonreí y la recoste en la cama para luego arroparla y darle un beso en la frente.
Luego de eso, me dispuse a sentarme en la cama y encender la TV, la puse a volumen bajo para no despertarle.
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Llegó el primer día de la semana, me levanté con un poco de baja energía, no había dormido lo suficiente, pero al menos Vanessa si, eso me deja completamente tranquilo.
La miré y aún no despertaba, pero se veía bastante bonita estando dormida.
Acaricie su mejilla con delicadeza, ella se movió un poco para acomodarse mejor en la cama, supongo que le daría sólo cinco minutos más, pues ya casi era la hora de irnos.
Me empecé a vestir, poniéndome mi uniforme de guardia de seguridad y alisté mi linterna, por si las dudas claro.
Unas horas más tarde ya estábamos en el Pizzaplex, todo era completamente tranquilo, apesar de los visitantes que allí se encontraban.
Estaba recargado contra la pared y mis brazos estaban cruzados, solté un pequeño suspiro al aire.
-¡T/N!
-¿Qué ocurre Vanessa?
-¿Podrías decirle a aquellos niños que no golpeen los cristales por favor?
-Pero por supuesto que si, linda
Sonreí y fui hacía aquéllos niños, encerio que me molestaban bastante, eran traviesos y sus padres sólo los veían.
-Oigan pequeños, será mejor que dejen de golpear los cristales, no querrán meterse en problemas... ¿o si?
Mi tono de voz se volvió serio.
