Capítulo 4: "Nuevos vecinos"

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   ¡Hola a todos! ¡Gracias por leer! Y ahora sí, el capítulo de hoy...

UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU

   Luego de una larga semana de clases, había llegado el fin de semana para nuestros héroes. Eran las nueve de la mañana del sábado, y Amaya estaba acostada en su cama, queriendo volver a conciliar el sueño que el sonido de un camión le arrebató, pero simplemente no podía.

¿Y ese ruido? — Se preguntó Amaya a sí misma un poco molesta.

   De mal humor, la ojirubí se dirigió hacia la ventana de la habitación que compartía con su hermana, ubicada en el segundo piso. Al prestar más atención, se percató de la presencia de un camión de mudanzas estacionado en una vivienda de dos pisos que estuvo deshabitada desde hace mucho tiempo, la cual se encontraba justo en frente de su casa. Las paredes celeste claro y el tejado azul, que lucían muy modernos, hacían muy evidente que alguien nuevo iría a vivir allí.

¿A quién se le ocurre mudarse un sábado a la mañana? — Se volvió a preguntar Amaya con indignación, mientras que veía como dos chicos de unos veinte años bajaban varios muebles, algunos notoriamente antiguos como espejos de marcos dorados y armarios de pino.

¡Amaya! ¿Podrías bajar un segundo? — Llamó Analía a la menor de sus hijas desde la planta baja.

¡Sí mamá, ahora bajo! — Contestó Amaya también gritando.

   Obedeciendo las órdenes de su madre, la joven bajó las escaleras y buscó a Analía con la mirada hasta que la vio en la cocina, cuyos muebles y decoraciones eran principalmente de color rojo (el horno, la campana y la alacena) y muy pocos otros de color blanco (el refrigerador, la mesada, los azulejos de la pared, el fregadero, entre otros).

Buenos días ma, ¿para qué me necesitas? — Saludó Amaya algo confundida a su madre.

Buenos días hija, acabo de preparar una tarta de frutos rojos para llevársela a los nuevos vecinos, pero estoy muy ocupada para ir hasta allí y tu padre y tu hermana fueron al supermercado — Explicó Analía mientras sostenía una tarta tarta de queso cubierta de frambuesas y arándanos —, ¿tú podrías dársela de mi parte?

Claro que sí — Dijo Amaya con una sonrisa.

Gracias hija, no sabes cuánto te lo agradezco — Agradeció Analía con alivio. Ellos viven en la casa del frente, la del techo azul, cruzando la calle.

Está bien, pero primero iré a ducharme y a cambiarme — Dijo Amaya mientras que miraba el pijama que traía puesto.

De acuerdo, pero no te tardes — Dijo Analía mientras que agarraba un trapo, la adolescente asintió y se fue rápidamente a su dormitorio.

   Luego de darse una ducha de agua tibia, Amaya decidió utilizar un suéter color coral y un pantalón rojo, acompañado de unas zapatillas blancas. Con el cabello seco, lacio e increíblemente cuidado, se colocó sus gafas de marco rojo y bajó hasta la cocina.

Ya estoy lista — Avisó Amaya mientras que su madre la miraba de arriba a abajo.

En verdad te has arreglado Dijo Analía algo sorprendida.

Solo un poco más de lo normal — Dijo Amaya con una sonrisa algo avergonzada.

Te ves muy bonita de todas formas — Dijo Analía enternecida, para luego entregarle la tarta.Aquí tienes.

Amistad o Amor: La historia Connaya, Catlette, Lunekko y más [RESUBIDA]Where stories live. Discover now