Seis

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10:00 am

Diego apenas despertaba, giró su mirada al otro lado de la cama, y ahí seguía su esposo, durmiendo.

Cuando se levantó de la cama, sintió un fuerte dolor en su espalda baja, pero se mantuvo en pie, ya que, si se dejaba caer, despertaría a su esposo por el movimiento y sabía que Kevin odiaba levantarse antes de que su alarma sonara.

A paso corto caminó hacia abajo, directo a la cocina. Prepararía el desayuno para su esposo, ya que este sólo hacia lo que tenía que hacer y se iba a su entrenamiento.

Escuchó el timbre de su teléfono...

Sebas :D

Hace mucho que no hablaba con él, desde que Kevin lo obligó a apartarse de él. Vaya que lo extrañaba, y mucho. Volvió a subir y dio una miradita a su esposo, aún seguía dormido. Bajó de nuevo y contestó la llamada de Sebastián.

-Hola chaparro- dijo alegre Sebastián.

-Holis Sebas, ¿cómo has estado?- susurró Diego, algo que no pasó desapercibido por Córdova.

-Yo muy bien, espero que tú igual. Aunque no lo creo- Diego tragó en seco.

-¿P-por qué lo dices?- preguntó.

-Por tu tono de voz- Diego sólo se quedó callado y no dijo nada más.

-¿Con quién hablas, Diego?- se escuchó decir Kevin. Diego se paralizó al escuchar la voz de su esposo.

-C-con Sebastián, ¿por?-

-Bien, mándale un saludo por mi- dijo con calma. Si realmente estaba Sebastián del otro lado de la línea, Kevin no podía dejar que Sebas sospechara, gracias a la actitud de Diego. Este asintió ante lo dicho de su esposo.

-Kevin te manda un saludo. Tengo que colgar, hablamos otro día- dijo Diego, para luego cortar la llamada.

-Amor-

-¡Cállate!- gritó Kevin, dándole una bofetada.

-L-lo siento-

-¿Qué fue lo que te dije, imbécil?- Kevin lo miró a los ojos, dándole una mirada amenazante.

-¡Respóndeme!- tomó fuertemente su cabello, a lo que Diego sólo cerro sus ojos y dejó escapar sus lágrimas.

-Q-que no v-volviera a hablar con Sebastián- dijo, entrecortadamente.

-Y me desobedeciste, ahora voy a darte una lección-

-¡No porfavor! ¡Te prometo que no vuelvo a desobedecerte, pero no me lastimes más, te lo suplico!- dijo Diego. A Kevin no le importó, y lo jaló muy fuerte del cabello, para estamparlo contra la pared.

Le tomó las muñecas, apretándolas muy fuerte.

-Kevin, por favor- lloriqueaba Diego.

-Ya me conoces, corazón. Sabes perfectamente que no debes hacerme enojar- lo jaló nuevamente y lo tiró al piso, para luego darle patada tras patada.

Amor mío - Dievin Where stories live. Discover now